Son los vinos que la Bodega Catena Zapata está elaborando con uvas de sus fincas ubicadas en las provincias de Salta y La Rioja. Y, para ello, se realizan acciones en restaurantes cuyos platos acompañen estas etiquetas de la línea D. V. Catena. En La Locanda, Daniele Pinna sorprendió con un menú de pasos que combinaba las preparaciones italianas con el estilo criollo.
En tren de armonizar un menú que incluya vinos de provincias norteñas como Salta y La Rioja, no caben dudas de que muchas recetas clásicas de la gastronomía italiana van a la perfección con estos vinos de la Bodega Catena Zapata: https://www.fondodeolla.com/nota/18236-llego-d-v-catena-l-esploratore/
Pero en este caso, en una noche única y reservada solo para amigos de la casa (que agradecemos por supuesto ser considerados como tales), el chef Daniele Pinna, de La Locanda, sorprendió con un menú que combinaba lo italiano con lo criollo. Algo que demandó, por cierto, mucha inventiva.
La noche comenzó con los aperitivos. El D. V. Catena Chardonnay-Chardonnay, por ejemplo, fue servido en copas que además incluían duraznos frescos y albahaca.
Luego fueron llegando tres spuntini como los paccheri "soplados" rellenos con ragú; minipapa al pomodoro, y batutta de carne (estilo steak tartar).
Para degustar los vinos de L´ Esploratore, en el caso de la entrada el chef eligió una empanada de "locro" sardo, que si bien en el original tiene forma de fatay árabe la presentó como una especie de tarta o, si se quiere (solo en el formato, claro), a una pizza Chicago Style. El vino fue Malbec 2009 L'Esploratore de la línea D. V. Catena.
También se sirvieron dos principales con el otro Malbec de la misma cosecha: L' Esploratore D. V. Catena Zapata de La Rioja. Se trataba de ravioles rellenos con carbonada criolla (otra osadía del chef), con forma triangular.
Recuérdese que en Italia la denominación de ravioli comprende cualquier tipo de pasta rellena, no solo la de forma cuadrada como suele presentarse entre nosotros.
Y, para el final, un contundente "vacío de Laurita" en cocción lenta, que estaba acompañado por una inusual mezcla de salsa criolla y pesto.
Una excelente manera de culminar la velada que demostró que, con audacia, se pueden combinar ingredientes y recetas que a priori pueden parecer contradictorios.
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