Se llama como su homónimo de Barcelona, pero no es un mercado sino un restaurante que, para mayores precisiones, aúna la cocina española y la porteña. Porque se comienza con las tapas y se sigue con la parrilla.
Se inicia la comida como en los típicos restaurantes españoles: con platitos para todos los gustos, pequeños y no tanto. O quizás se empieza antes, con el aroma y el sonido de la leña y el carbón prendiéndose. La Boquería, ubicada estratégicamente en la esquina de Soler y Oro, no pasa inadvertida para quien circula por esa zona de Palermo.
Lo primero es lo primero, y entonces hay que prestarles atención a los platitos. Por ejemplo, boquerones, provoleta, tortilla con mozzarella y panceta ahumada, gambas al ajillo, y burrata (en colchón de rúcula, con jamón serrano, tomates cherry, castañas de cajú y pesto).
También hay bocadillos de jamón serrano, queso brie y rúcula, o de mortadela a la plancha y provoleta. Por el lado porteño, el choripán que se acompaña con provoleta; y las empanadas de asado.
Después del recorrido de platitos para compartir, es el turno de la parrilla: achuras (molleja, chinchulín, chorizo y morcilla), así como los cortes tradicionales como entraña, asado especial, T-Bone, vacío, bife de chorizo, ojo de bife. Asimismo, pollo grillado y brochettes.
Otras opciones son spaghetti con salsa de crema de langostinos; hamburguesa parrillera de 150 gramos más provoleta, tomate, lechuga, panceta ahumada y barbacoa de cerveza roja; ribs de cerdo bañadas en salsa de barbacoa casera; milanesa de lomo; pesca del día, y ensalada Caesar.
Las guarniciones va de las papas y batatas fritas; a la ensalada Bruna (rúcula, palta, huevo duro, cebolla morada y tomates cherry), y a los vegetales grillados.
Para terminar, tiramisú, flan casero de caramelo, panqueques y mousse de chocolate con frutos rojos, entre otros. La carta de vinos incluye una veintena de etiquetas, en tanto que hay cócteles clásicos y aperitivos.
Dirección: Soler 5101, Palermo Soho. Horarios: martes a domingos de 12:00 a 01:00 AM. Instagram: @laboqueriagrill
El Tropezón nació en 1896 y cerró sus puertas en 1983. Hubo 34 años de abandono, hasta que sus nuevos propietarios lograron reabrirlo y, con ello, recuperar una parte de la historia grande de la cocina de los porteños. El restaurante quedó inmortalizado por el tango "Pucherito de Gallina", que cantaba Edmundo Rivero. Los domingos de junio y julio, el famoso puchero de El Tropezón vuelve con vinos Saint Felicien incluidos.
Como se sabe, escaleras arriba en Winston Bar, nos espera un menú de pasos que varía mensualmente. Ya está disponible esta nueva degustación de 5 pasos, que se acompaña con vinos de la Bodega Catena Zapata.