Vinos de la "otra" Salta Lunes, 6 de julio de 2020Hablar de los vinos salteños, implica por lógica darle protagonismo a Cafayate. Pero en la provincia de Salta también se producen vinos en otras zonas no tan pobladas de bodegas, como Colomé, Tacuil, Molinos y también Cachi. En esta última localidad, se aúnan el vino con el turismo en Miraluna.
La provincia de Salta está considerada como entre las más importantes del mapa vitivinícola argentino. Y no precisamente por cantidad, sino por calidad. Quien busca algo distinto deberá orientar su mirada hacia el NOA, y cuando conoce los vinos salteños, será un viaje de ida.
Según datos de WOFA, la provincia cuenta con 2.635 hectáreas cultivadas, en tanto que el INV acusa 3.245 hectáreas sobre las 215.169 y 223.944 que registran ambos organismos, respectivamente, en 18 provincias de nuestro territorio.
De manera que Salta está ubicada dentro del segmento que va del 1% al 1,5% y pese a ello, su prestigio vitivinícola no guarda relación con el volumen productivo sino por la particularidad de sus vinos.
Va de suyo que la mayor cantidad de hectáreas y de hectolitros elaborados pertenece a Cafayate. Pero hay zonas ubicadas al norte del ámbito provincial, que suelen diferenciarse por la altitud de los viñedos y otras características sobre todo en lo que se refiere a uvas tintas.
El Torrontés Riojano lleva la delantera con el 33% de la superficie, seguido por el Malbec con el 26%. El restante 41% se distribuye entre Cabernet Sauvignon y demás cepas minoritarias.
Entre los lugares más conocidos a nivel turístico está Cachi, un paraje al que se accede desde la Cuesta del Obispo ubicado a una distancia de 162 kilómetros de la ciudad capital. Un recorrido que, por la dificultad del camino montañoso, demanda algo más de 3 horas para llegar a destino.
A unos 8 kilómetros de esta pintoresca localidad, se ubica Miraluna Cabañas, un complejo entre viñedos a 2.600 metros sobre el nivel del mar. La familia Urtasun decidió invertir en turismo y vitivinicultura, luego de un viaje en el año 2004.
Primero instalaron las cabañas e incorporaron caballos para los visitantes. Y tres años más tarde plantaron una hectárea de Malbec, así como uvas de mesa para la elaboración de pasas.
Hoy ya cuentan con una bodega con capacidad para producir 25 mil botellas. En Cachi Adentro, como se suele denominar a esta zona, cuentan actualmente con 13.500 plantas de Malbec y 3.500 de Merlot. La finca está entre las diez más altas del país.
La bodega elabora 14.500 botellas de su Miraluna Malbec etiqueta amarilla (representa el color del maíz, cultivo ancestral que brinda la comida diaria para los pobladores de la región); 2.500 botellas de Miraluna Merlot etiqueta azul violáceo (por el color del cielo al final del atardecer), y 4.500 botellas de Miraluna Malbec Reserva etiqueta gris oscuro (asociándose a la tierra).
En 2020, la bodega lanzó al mercado una nueva línea denominada "Imágenes Paganas", que consta de dos etiquetas.
Una de ellas es Ekeko 2017, blend de Malbec y Merlot elaborado con uvas de pequeñas parcelas de la finca. Se elaboraron 4.500 botellas y el vino no pasó por barrica. Está inspirado en "los seres que caminan el alto valle, seres de la tierra, sin religión, con rumbo divino y llevan intenciones del mundo invisible".
La etiqueta representa a una persona con un oficio ancestral: recolectar la abundancia del valle para ofrecerle a la Pachamama". Un vino que refleja con exuberancia la fruta, para darle un perfil muy particular.
Y el segundo vino de la nueva línea es Tata Dios Gran Malbec Reserva 2016, apenas 1.600 botellas de uvas procedentes de una parcela a 2.670 msnm. La etiqueta representa al sol y la fuerza de la vida. Se utilizó doble paso por tonelería francesa de primer uso. El vino pasó 24 meses en toneles de 500 litros y otros 12 meses en botella.
Sin dudas que Salta siempre sorprende, ya sea por la diversidad de sus microrregiones como particularmente ésta de Cachi, una de las más nuevas, por exhibir una versión diferente a lo conocido.
Miraluna está dirigida por Carlos Urtasun y Marcela Canals, en tanto que la enología está a cargo de Daniel Heffner y como ingeniero agrónomo se desempeña Luis Perotti.
Son vinos de altura, de la maravillosa tierra de los Altos Valles Calchaquíes, de la provincia que aun en su escasa producción hace mucho ruido con la potencia de sus vinos robustos y expresivos.
Hablar de los vinos salteños, implica por lógica darle protagonismo a Cafayate. Pero en la provincia de Salta también se producen vinos en otras zonas no tan pobladas de bodegas, como Colomé, Tacuil, Molinos y también Cachi. En esta última localidad, se aúnan el vino con el turismo en Miraluna.
La provincia de Salta está considerada como entre las más importantes del mapa vitivinícola argentino. Y no precisamente por cantidad, sino por calidad. Quien busca algo distinto deberá orientar su mirada hacia el NOA, y cuando conoce los vinos salteños, será un viaje de ida.
Según datos de WOFA, la provincia cuenta con 2.635 hectáreas cultivadas, en tanto que el INV acusa 3.245 hectáreas sobre las 215.169 y 223.944 que registran ambos organismos, respectivamente, en 18 provincias de nuestro territorio.
De manera que Salta está ubicada dentro del segmento que va del 1% al 1,5% y pese a ello, su prestigio vitivinícola no guarda relación con el volumen productivo sino por la particularidad de sus vinos.
Va de suyo que la mayor cantidad de hectáreas y de hectolitros elaborados pertenece a Cafayate. Pero hay zonas ubicadas al norte del ámbito provincial, que suelen diferenciarse por la altitud de los viñedos y otras características sobre todo en lo que se refiere a uvas tintas.
El Torrontés Riojano lleva la delantera con el 33% de la superficie, seguido por el Malbec con el 26%. El restante 41% se distribuye entre Cabernet Sauvignon y demás cepas minoritarias.
Entre los lugares más conocidos a nivel turístico está Cachi, un paraje al que se accede desde la Cuesta del Obispo ubicado a una distancia de 162 kilómetros de la ciudad capital. Un recorrido que, por la dificultad del camino montañoso, demanda algo más de 3 horas para llegar a destino.
A unos 8 kilómetros de esta pintoresca localidad, se ubica Miraluna Cabañas, un complejo entre viñedos a 2.600 metros sobre el nivel del mar. La familia Urtasun decidió invertir en turismo y vitivinicultura, luego de un viaje en el año 2004.
Primero instalaron las cabañas e incorporaron caballos para los visitantes. Y tres años más tarde plantaron una hectárea de Malbec, así como uvas de mesa para la elaboración de pasas.
Hoy ya cuentan con una bodega con capacidad para producir 25 mil botellas. En Cachi Adentro, como se suele denominar a esta zona, cuentan actualmente con 13.500 plantas de Malbec y 3.500 de Merlot. La finca está entre las diez más altas del país.
La bodega elabora 14.500 botellas de su Miraluna Malbec etiqueta amarilla (representa el color del maíz, cultivo ancestral que brinda la comida diaria para los pobladores de la región); 2.500 botellas de Miraluna Merlot etiqueta azul violáceo (por el color del cielo al final del atardecer), y 4.500 botellas de Miraluna Malbec Reserva etiqueta gris oscuro (asociándose a la tierra).
En 2020, la bodega lanzó al mercado una nueva línea denominada "Imágenes Paganas", que consta de dos etiquetas.
Una de ellas es Ekeko 2017, blend de Malbec y Merlot elaborado con uvas de pequeñas parcelas de la finca. Se elaboraron 4.500 botellas y el vino no pasó por barrica. Está inspirado en "los seres que caminan el alto valle, seres de la tierra, sin religión, con rumbo divino y llevan intenciones del mundo invisible".
La etiqueta representa a una persona con un oficio ancestral: recolectar la abundancia del valle para ofrecerle a la Pachamama". Un vino que refleja con exuberancia la fruta, para darle un perfil muy particular.
Y el segundo vino de la nueva línea es Tata Dios Gran Malbec Reserva 2016, apenas 1.600 botellas de uvas procedentes de una parcela a 2.670 msnm. La etiqueta representa al sol y la fuerza de la vida. Se utilizó doble paso por tonelería francesa de primer uso. El vino pasó 24 meses en toneles de 500 litros y otros 12 meses en botella.
Sin dudas que Salta siempre sorprende, ya sea por la diversidad de sus microrregiones como particularmente ésta de Cachi, una de las más nuevas, por exhibir una versión diferente a lo conocido.
Miraluna está dirigida por Carlos Urtasun y Marcela Canals, en tanto que la enología está a cargo de Daniel Heffner y como ingeniero agrónomo se desempeña Luis Perotti.
Son vinos de altura, de la maravillosa tierra de los Altos Valles Calchaquíes, de la provincia que aun en su escasa producción hace mucho ruido con la potencia de sus vinos robustos y expresivos.