Ayer por las redes y, a través de uno de sus discípulos, David Veltri, nos enteramos de la triste noticia del fallecimiento del chef Ramiro Rodríguez Pardo. Fue el creador del Restaurante Catalinas y amigo entrañable del Gato Dumas, con quien hizo dupla en la televisión, en el mejor programa de cocina que se recuerde en la pantalla chica. La gran repercusión que tuvo la noticia en el ámbito de la gastronomía local, demuestra que no solo era un enorme profesional, sino también una persona muy querida por todos los que lo conocieron y trabajaron con él.
Su figura pulcra, inmaculada nos quedará grabada en la memoria visual. Tal vez esa elegancia le viniera de su formación como seminarista, que por fortuna dejó oportunamente para que nosotros pudiéramos disfrutar de su cocina.
No solo en las formas se destacaba el gran Ramiro, era una persona afable, generosa, de buen humor. Uno mismo recuerda que por aquellos tiempos de su Restaurante Catalinas, debíamos ahorrar algunos meses con mi esposa para pagar la cuenta en el que fue durante muchos años un símbolo de la alta cocina porteña. Y claro que valía la pena.
Tuvimos, ya como periodista, la fortuna de ser invitados a dos homenajes que le organizaran dos de sus más destacados discípulos. Uno fue en agosto de 2019 y la iniciativa corrió por cuenta del chef Ramiro Martínez (tocayo del maestro). Llegamos temprano a la cita, como es nuestra costumbre, para encontrarnos en la puerta del hotel Palladio con un cigarrillo en la boca.
Los martes son días locos, en Fiorire Vicente López. Desde platos libres a precio insólito, pizzas con 50% de descuento y otra novedad llamada "Titanic". Pero ahora también los imitan en el local de Belgrano (Amenábar y José Hernández), con risotto y paella libre.
En el marco de la "Noche de la Pizza y la Empanada", Santa Rosa presenta junto a "El Cuartito" la "Pizza de Provolone Santa Rosa". Esta propuesta podrá encontrarse únicamente en este "templo" de la pizza argentina.
Somos Cava es el más reciente emprendimiento de la dupla Gaby Vinocur y Pablo Colina, un bar de vinos ubicado en Chacarita que entra en la categoría de sui generis por la particular concepción de su propuesta. Hay, además, ricos platitos para acompañar y la relación precio calidad resulta óptima.