El 20 de julio es una fecha clave para organizar un encuentro con amigos. Para darle un toque distinto a esta edición, la Escuela del Queso Santa Rosa y Bodega Doña Paula pensaron una propuesta diferente: "Provoleteada con amigos".
Pocas fechas son tan esperadas como el Día del Amigo. Miles de reuniones se planifican en nuestro país y siempre hay alguien preocupado por hacer algo diferente este año, para cortar la rutina. Atentos a estas inquietudes por comer rico y abundante, pero sobre todo sin tener que ensuciar la cocina, la Escuela del Queso Santa Rosa y Bodega Doña Paula proponen este año la gran provoleteada con amigos.
Para este festejo en particular, la Escuela del Queso Santa Rosa trae una de las más logradas creaciones de la centenaria quesería: la provoleta Santa Rosa. Una variedad que es líder del mercado por su inigualable textura -crocante por fuera, suave por dentro-, y por su sabor levemente picante.
Martín Renó, responsable de la escuela,nos cuenta la historia, curiosidades y datos de la provoleta, esta gran aliada -no sólo de los asados sino también de varias comidas- que ya tiene perfil propio.
Según el historiador Daniel Balmaceda, el origen de la provoleta se lo debemos a un inmigrante calabrés, Natalio Alba, que llegó primero a Buenos Aires y luego se trasladó a Córdoba. Encontró allí tantos quesos, que decidió empezar a experimentar de qué manera combinar la parrilla con estos lácteos. Finalmente, lo logró con el provolone y llamó provoleta a su invento con sabor argentino.
La provoleta es un queso semiduro de pasta hilada, de origen nacional, elaborado en base a la variedad provolone. Mediante un proceso denominado "hilado" de la masa (pasta filata), se logra que el queso se derrita de esa forma tan característica.
La técnica de cocción consiste en que el queso quede crujiente por fuera y blando por dentro y, para lograrlo, el grosor ideal es un dedo de espesor ó 1,5 centímetros. Si está correctamente estacionada, debe mantener la forma y dorarse su superficie. Lo ideal es ir rotándola antes de cocinarla.
En la Argentina forma parte de las entradas típicas de un asado, pero también se puede comer de distintas maneras: A la sartén, a la plancha o al horno en provoletera.
Sobre los vinos que acompañan este clásico argentino, el Gato Kaiser, enólogo de Bodega Doña Paula nos recomienda el Doña Paula Estate Sauvignon Blanc.
Elaborado en Gualtallary (Valle de Uco), a 1.350 msnm, este vino se destaca por sus aromas a menta silvestre, pomelo y ruda. Es fresco, concentrado y persistente. Su buen balance, lo convierte en el compañero ideal para una provoleta crujiente y bien sabrosa".
Algunos de los secretos que hacen única a la Provoleta Santa Rosa, son su hilado y el tiempo de maduración, de tres meses como mínimo, lo cual le permite lograr que quede crocante. Para eso, no necesita provoletera ni harina para su cocción, simplemente se coloca en la plancha y, en sólo seis minutos, ya está lista para disfrutar.
Además, gracias a su proceso de elaboración artesanal, se puede cocinar también en la sartén y queda súper crocante por fuera y suave por dentro.
Para su conservación, se recomienda la heladera. Habrá que ponerlas envueltas en papel film para evitar que el queso se seque y contamine con otros olores. Recordar cambiar el film cada 15-20 días. Otra opción es conservarlas en un recipiente hermético.
El miércoles 18 de junio, desde las 19:00, en el Club de Cocina de Fernando Mayoral, habrá una clase para aprender a elaborar pizza a la piedra. Estará a cargo de Wilson Rodríguez, de C.A.N.C.H.A.
Desde el lunes 19 hasta el domingo 25 de mayo, la pastelería de la chef Daniela Tallarico ofrecerá en su local de Belgrano platos clásicos para honrar esta fecha patria: empanadas de carne, locro y arroz con leche y dulce de leche. También estarán disponibles para retirar por take away.
Dante Liporace creó el nuevo menú otoñal de Mercado de Liniers, que está dividido en Picoteos, Entradas, Platos y Postres. Y, además, los días jueves, viernes y sábados ofrecen un menú de alta cocina a un valor de $ 38.000 con gin tonic o copa de vino. Para no perdérselo.