Nueva imagen de Dante Robino

La irrupción de Cervecería y Maltería Quilmes en el negocio vitivinícola, con la compra a principios de 2020 de la Bodega Dante Robino, que estaba en manos de la familia Squassini, no estuvo exenta de polémicas.

Fue por el aviso publicitario de Ping, un producto ubicado en el rango de precio bajo-medio, que llamó la atención por los dichos del "pingüino" parlante, que no fueron recibidos de buen grado por una parte de la industria. 

Pero más allá de todo, esa publicidad hizo mucho ruido y anunció que la brillante estrategia publicitaria de la marca líder en el mercado cervecero argentino, iba a estar dirigida a llamar tanto como lo ha sido la cerveza a lo largo de los últimos años.

Hoy, poco más un año y medio después de aquella compra revolucionaria desde todo punto de vista, los hechos han demostrado que el feedback resultaría de alto impacto. Objetivo cumplido, pero hacía falta más, en ese difícil camino de encontrar nuevos segmentos de consumidores, si jóvenes mucho mejor.

La semana pasada, la centenaria bodega, fundada por un inmigrante piamontés llamado Dante Robino, presentó su nueva imagen, inspirada en el "universo, la tierra y el sol de Mendoza".

"El diseño es moderno y el rebranding tiene como punto de partida inicial al logo de la bodega: una ‘R' dorada con un círculo alrededor", señala la comunicación de la empresa.

La "R" es obviamente la inicial de Robino y, según Nicolás Bruno, gerente general de la bodega, "representa un viaje infinito, el movimiento de nuestros vinos desde hace más de un siglo; desde aquel sueño que tuvo el Gran Dante allá en su Piamonte natal, hasta el legado que continuó en Mendoza".

El desarrollo de las nuevas etiquetas, requirió un trabajo conjunto entre el equipo de marketing de la bodega y el estudio de comunicación New Creative Sciences, de Carlos Bayala.

Lo explica Bruno de esta manera: "el fenómeno que está ocurriendo desde el corazón de la Bodega Dante Robino, aúna la idea de irreverencia con la de respeto, porque nada nuevo surge cuando no se conoce qué es nuevo y qué es viejo en aquel mundo al que ingresás".

Y agrega que "una vez inmersos, el costado que quizá comprendimos que convenía confirmar, es el de crecimiento y democratización del vino, basados en los pilares ya establecidos de calidad".

En síntesis, el crecimiento se da, aseguran, "con la conjunción de respeto por la historia y la irreverencia hacia el futuro". Y lo definen con una filosofía que llamaron: "Amarte, a Marte": "amar lo que hacemos, respetar la tradición riquísima del hacer vinos de calidad que está impresa en la bodega y la familia".

Novecento representa un sistema de planetas; Raíces las fases lunares; Capriccio las constelaciones; Dante Varietales el movimiento elíptico de las órbitas; Legado -que reemplaza a la línea Reserva- tiene una etiqueta disruptiva con las fórmulas de Kepler de la gravitación universal, que sintetizan años de observaciones y estudios del cielo de sus predecesores y sirven como base para los futuros descubrimientos de Newton y Einstein y, por último, Gran Dante, la línea ícono de la bodega, hace un homenaje a los grandes descubridores del Universo.

El cambio incluye también la identificación con la bodega de cada una de las marcas que la componen que, a partir de ahora, llevarán el círculo y la R en sus cápsulas.

Este rediseño demuestra que la estrategia es modernizar las estrategias de marketing, en busca de nuevos consumidores, expresando que se respeta la historia, pero que eso no implica evitar la innovación. Y en eso, indudablemente, en Quilmes son muy buenos.