El bistró de Julio Báez propone platos de inspiración francesa y el toque personal del chef. Además de la carta, ofrece cajas de "hits" para una o dos personas, y vinos para llevar a precio de vinoteca.
Ya van seis meses sin poder visitar restaurantes, algo impensado para nosotros cuando comenzó la cuarentena pero mucho más para los pobres gastronómicos, que luchan a brazo partido para mantener sus locales abiertos.
A Julio Báez -ex souschef del Sofitel Arroyo- la pandemia lo agarró justo cuando aún no se había cumplido el primer año de vida. Y afortunadamente, logró armar una propuesta de delivery que podemos asegurar que es una de las más recomendables en cuanto a relación precio-calidad y costo-beneficio.
El menú vigente incluye platos como dalmas de repollo, arroz yogur y coriandro ($ 450); hummus, pepinos asados y castañas de cajú al curry ($ 450); alcauciles, queso Sardo, pimienta rosa y vinagre ($ 550); hongos, bagna cauda de miso, trigo sarraceno y eneldo ($ 550); terrina de cerdo, paté, pickles y mostaza ($ 550).
También pesca del día y topinambur, crema de mejillones y azafrán ($ 750); ojo de bife a la leña, jardinera de zanahorias orgánicas y gribiche de kimchi ($ 850).
Postre: budín de banana, crema de queso y DDL de apio nabo ($ 350). Asimismo, se puede pedir para llevar un pote de dulce de apio nabo de gramos ($ 250).
Las cajas de "hits" vienen para una o dos personas. La primera incluye pan de masa madre y manteca ahumada; paté y pickles; hongos y bagna cauda; ojo de bife o pesca del día, y budín de banana ($ 1.450).
Para dos personas, pan de masa madre y manteca; terrina de cerdo; hummus y pepinos asados; dalmas de repollo; hongos y bagna cauda; ojo de bife a la leña o pesca del día y budín de banana ($ 2.100).
El 17 de noviembre, en el marco del Día de la Baklava, Restaurant Armenia comparte una receta tradicional y una historia que trasciende fronteras. Crujiente, perfumada y bañada en almíbar, la baklava es mucho más que un postre: es un símbolo de hospitalidad, memoria y encuentro.
En una esquina de Palermo, una casa de barrio conserva algo más que historia: guarda el espíritu de Reliquia, el restaurante creado por el chef Branko Vaccaro y la sommelier Julia Bottaro. Desde su apertura, el proyecto se propuso algo inusual: que la cocina no grite, sino que dialogue, y que el servicio conserve la calidez de lo familiar.