Dieztreinta no es solo un restaurante: es un espacio creativo donde convergen la gastronomía y la música, como protagonistas de una movida absolutamente sui generis. Eliseo Martínez, chef venezolano, rompe los moldes establecidos para materializar una idea que trasciende los límites de la cocina tradicional.
Dieztreinta - Dirección: Crámer 1030 - Horarios: martes a jueves de 19:30 a 23:30; viernes a sábados de 19:30 a 00:00. Más información en IG: @dieztreintarestaurante
En el barrio de Colegiales, frente a las vías y a pasos de la estación del Ferrocarril Mitre -ramales José León Suárez y Mitre-, nació hace algunos meses este lugar que ofrece una cocina sui generis, al compás de la música que no para de sonar durante toda la noche.
Eliseo Martínez es el chef, además de productor musical y artista visual, a quien vemos moverse y entonar lo que impone el musicalizador de la noche mientras saca las comandas. Los miércoles se ofrecen las "Listening Sessions", encuentros en los que coleccionistas amigos del restaurante aportan selecciones personales de sus mejores discos. Coincidimos de casualidad con esta propuesta.
Es decir que la música es pilar esencial en Dieztreinta, lo cual aporta para que la clientela sea mayormente público joven y que suena exclusivamente en vinilo y con una colección curada por el propio Eliseo Martínez: "funk, soul, jazz, afrobeat, reggae, disco y rarezas analógicas que crean una atmósfera única, viva y auténtica".
Es así, asimismo, que todos los sábados se lleve a cabo la "Vynyl Experience", una celebración del formato analógico en su máxima expresión. Desde las 21:00 y durante todo el servicio -e inclusive después-, un DJ invitado anima la velada. La programación se completa con una serie de pop ups de cocineros invitados y catas especiales, con etiquetas vinos de pequeños y medianos productores.
Pero como en Fondo de Olla (c) lo que más nos importa la cocina, vayamos al grano. En la carta, hay "Entradas, Compartibles y Aperitivos". La selección que nos hizo el chef esa noche, incluyó coliflor braseada y puerros, con crema de tofu ahumado, salsa romesco, almendras encurtidas y pan de masa madre. Un plato que denota creatividad y sabor, opción apta para vegetarianos.
Se agregaron también los langostinos, originalmente envueltos en masa philo, que se acompañan del picor de la emulsión de ají amarillo y cítricos, que le dan vigor al plato, más carbón de mandioca, ananás fermentados y en pickles. Como se observa, hay un trabajo de producción muy profundo, que en alguna medida nos hizo acordar a MN Santa Inés, sobre todo en la base de concepción.
Los principales fueron el arroz arbóreo meloso con setas varias, láminas de parmesano y caldo de hongos. El punto del arroz es el que más nos gusta. Abundante y de sabor intenso, aparte de que no escatiman la presencia de los hongos.
Y, finalmente, la pesca del día que fue congrio apenas cocinado vuelta y vuelta, jugoso, sobre un fondo de salsa de arvejas y las mismas legumbres, tiernas y deliciosas. Quizá sea el plato que más nos gustó de todos los probados.
Conocíamos el lugar de pasada, ya que somos del barrio, aunque del otro lado de las vías, por lo que si antes nos llamaba la atención el local, ahora lo descubrimos como una cocina tan simple como rica y original.
Eso obligará a probar próximamente otras opciones, como los hongos en texturas; las berenjenas en unagi; las chauchas Szchuan, y los huevos en su nido. Y también el crudo de pesca semicurada con aderezo de cítrico de leche de coco y jengibre; la media burrata con arvejas ahumadas, garbanzos, texturas de fainá, menta y frutos secos con focaccia del día; o tataki de bife de chorizo marinado, con encurtidos y ponzu de naranja, todas opciones muy tentadoras.
Los postres son el "Cremoso de choco" (mousse de choco semiamargo tierra de cacao, sal marina y aceite de oliva), y el semifreddo casero con vainilla natural, garrapiñadas de almendras, frutas brulée y almíbar de Szechuan, que probaremos en otra oportunidad. La carta completa puede encontrarse en el IG que figura más arriba.
La realidad es que Dieztreinta sorprende por su propuesta sui generis, que a los comensales ofrece una cocina de autor muy creativa, precios súper accesibles y la música, que es parte protagonista de la casa.
Roberto Nishida es el itamae de Dashi desde hace dos décadas, con los últimos 13 años en el Palacio Alcorta. La marca ha sido pionera con su restaurante de Palermo y sigue presente en este espacio más amplio y cómodo, donde siguen ofreciendo cocina japonesa que se adapta a las nuevas tendencias nikkei.
Obrador Mishiguene es el último proyecto local del chef Tomás Kalika, después de Mishiguene Fine Dining, el Café y la Rotisería. En este caso, el local de Palermo ofrece platos de la cocina israelí clásicos y reversionados como en los demás espacios, pero suman la parrilla al carbón. En este Obrador, también se elabora la panadería artesanal que abastece a todos los locales.
La propuesta de Agustín Brañas, chef de Territorio Aura, despliega tres escenarios distintos, de los cuales el del segundo piso -"la tierra"- aún está por inaugurarse. La vieja casona donde funcionara el Astrid & Gastón porteño, luce impactante y ha demandado un gran trabajo de restauración. El "relato" gastronómico alude a tres elementos "vivos": agua, tierra y fuego.