Dentro del enorme abanico de propuestas de la reciente feria Caminos y Sabores, en el rubro bebidas fue muy grato comprobar que, año tras año, crece la cantidad de productores que dan a conocer sus vermuts, así como también aumenta el interés de los consumidores y su nivel de conocimiento.
Ya no es una moda. No podemos hablar únicamente de un auge. El vermut artesanal argentino, está instalado entre las opciones más frecuentes a la hora de elegir una bebida con alcohol. El crecimiento sostenido en el consumo que se venía mostrando en las estadísticas, se vio reflejado durante los cuatro días en La Rural.
Los protagonistas, este año, fueron más numerosos que en ediciones pasadas y, desde la organización, se notó la diferencia incluyéndose un stand de vermut en el recorrido previo que se le ofrece a la prensa especializada.
Fue La Fuerza, donde pudimos probar el nuevo Sideral, con mayor paso por barrica, la que recibió elogios unánimes. Del mismo modo, este año se dio una charla sobre elaboración de vermut en el Auditorio, como otra manera de cautivar al público.
Durante la recorrida, pudimos conocer las marcas que hicieron su debut en la muestra, empezando por una curiosidad: el vermut exclusivo del célebre bodegón Miramar, llamado Los Notables, que podía disfrutarse en la barra de su propio stand o comprarse en botella.
Otras novedades estaban en el pabellón de la provincia de Buenos Aires. Desde Pergamino llegó Diodin, de la destilería familiar Los Terpenos, especialistas en gin que dan su primer paso en el campo del vermut, y PortoSan Giorgio en dos variedades, rosso de Malbec y rosado, de la bodega Nueva Corinema de Mercedes.
También pudimos probar las novedades de expositores habituales. Siguiendo en territorio bonaerense, el vermut rosado Fundidor, tercero en la línea sobresaliente que vienen ofreciendo los creadores de Picapedrero y Pionera, sus anteriores ejemplares.
Desde San Luis vino Osvaldo Gutiérrez con su Al Voleo Rosso, que mantiene la singularidad botánica de su "vermut de paisaje" anterior, un blanco notable que ya habíamos probado.
La gente de Aba Bebidas, de Entre Ríos, exhibió sus latas ya listas para beber de su vermut País, de perfecto equilibrio con el porcentaje de soda agregado.
Por su parte, Ezequiel Fritzler -creador del patagónico Milvago, de DinaHuapi en Rio Negro, trajo su ejemplar Reserva, intenso y envolvente.
Y, finalmente estuvieron una vez más Vesta (que pronto anunciará un cambio de tipo de botella); una degustación programada de Coltri, el Vermut Federal, habitual en las góndolas de CABA y otro gran vermut patagónico, Piuke de El Bolsón, todos con excelente recepción de la gente.
Fue justamente el creador de Piuke, Nazareno Claro, el que mejor sintetizó lo que se vivió este año: "antes la gente probaba y te decía si le gustaba o no, con palabras como fresco y rico, pero hoy la mayoría de los que se acercan te preguntan que vino de base usás, hablan de botánicos y muchos te cuentan sobre los tragos que preparan".
Resulta evidente, entonces, que el nuevo vermut argentino llegó para quedarse. Enhorabuena y felicitaciones a todos los que participaron.
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