Hace unos meses, Biasatti (Pastificio e Mercato) mudó a 10 metros su local de venta al público. En el local primigenio, permaneció el área de producción y, desde hace un par de semanas, abrió Biasatti La Tratto, donde uno puede degustar in situ las pastas y otras preparaciones que hacen honor a la clásica cocina italiana.
Biasatti La Tratto- Dirección: Ciudad de La Paz 1917, Belgrano. Teléfono: +54 11 2590 8766. Horario: miércoles a domingos de 12.00 a 16.00; sábados de 19.00 a 23.00. Precio: $$$. Web: biasatti.com.ar / IG: @biasattiok
En 2020, tiempos de pandemia y severas restricciones, Milton Biasatti y Stefania Langford abrieron en pleno barrio de Belgrano unpastificio que muy pronto dio que hablar.
Haciendo honor a la tradición italiana, en la que la calidad del producto es innegociable, en su negocio (que lleva el nombre de su abuela María), Milton utiliza harina y sémola de grano duro de alta calidad, huevos de campo, quesos que se pueden comprar en el Mercato, tomate italiano y demás ingredientes que luego son transformados en pastas verdaderamente artesanales.
Como lo dijimos en ocasión de visitar el pastificio por primera vez, "hay pastas y pastas". Todo depende del producto que se utilice.
Y tanto Milton como Stefania no son simples emprendedores, sino que le dan un toque personal a cada preparación, lo cual junto los ingredientes de elevada calidad que usan, permite que las pastas de Biasatti sean únicas.
La ventaja es que, ahora, también se puede probarlas in situ ya que, al mudar el espacio de venta al público, en el vecino local en el que abrió en su momento Biasatti, sigue funcionando el área de producción, pero ahora también hay una trattoria hecha y derecha.
Todo está a la vista y, mientras comemos, podemos observar a los empleados amasando y armando las pastas rellenas que luego podemos probar ahí mismo y luego pasar al local de Ciudad de La Paz N° 1925 para llevarlas a casa.
El salón, a cuya izquierda vemos al personal produciendo en un espacio cerrado herméticamente, tiene una capacidad para alrededor de 30 cubiertos, aunque la idea es que, con la llegada de la primavera, pueda ampliarse el aforo a la vereda y un deck en la calle, que ya está aprobado para su instalación.
Para comenzar, elegimos la porchetta en láminas, que sale con berros, hierbas frescas, cherries confitados y vinagreta cítrica. Muy buena opción de antipasto.
Otras opciones son los salumi italiani: mortadela con pistachos, finocchiona, prosciutto, bresaola y queso pecorino, acompañados con focaccia de romero, oliva y sal marina. También tienen una ensalada con hojas de espinaca fresca, cabutia asada, queso gorgonzola, amaretti y vinagreta balsámica.
Asimismo, hay tres opciones de panini en ciabatta: prosciutto, rúcula y manteca con parmesano; finocchiona y pecorino; mortadela con pistachos, straciatella y pesto de albahaca; o de espinaca salteada, ricotta a la plancha y pesto de tomates secos con almendras.
Es hora entonces de emprender la aventura de las pastas. En esta ocasión, gracias a que compartimos la mesa con el dueño de casa, se pudieron probar varias opciones en porciones más pequeñas. Y para ello, nada mejor que comenzar con uno de los puntos más altos del menú: ravioli de cordero braseado en su fondo de cocción y crema agria, muy recomendables.
Es sabido, aunque el paladar de uno no los prefiera, que una pasta muy requerida son los ravioli de cabutia que, en este caso particular, llevan mascarpone y sirven con manteca de salvia y almendras tostadas. El sutil dulzor del relleno es lo que, por lo general, atrae a cierto público.
Tampoco podíamos dejar de probar otro clásico de la casa: ravioli de ossobuco y espinaca con crema fresca, hongos, pangrattato, romero y limón. Deliciosos.
Aún quedaba resto para más: ravioli de ricota cremosa (fatta in casa) y parmesano, con caponata y burrata. Y, además, para los pappardelle testurate con alcauciles, manteca, ajo, limón, peperoncino, menta, perejil y parmesano.
Quedaron para otra ocasión los bucatini al bronzo, alla amatriciana con tomate italiano, guanciale, cebolla morada, albahaca frita y pecorino; y los rigatoni al bronzo, con tomaate italiano, ricota dorada, pecorino y orégano fresco.
Cabe destacar que el queso lo rallan los camareros en la mesa, al gusto del comensal. Y hay un pan de estilo italiano casero (aunque uno prefiera no comer pan cuando de pastas se trata).
Los postres son clásicos de la culinaria italiana, como el infaltable tiramisú; los cannoli siciliani ya sea con pistachos como naranjas confitadas, y un original "postre vigilante" que aquí llaman carabinieri, con queso cuartirolo, quinotos en almíbar y almendras garrapiñadas.
Por el lado de las bebidas, hay una carta de vinos provisoria con algunas etiquetas de estilo moderno, a buen precio; así como agua S. Pellegrino y cerveza Menabrea. También café Lavazza.
Biasatti es la trattoria que el barrio pedía. Y si tenés ganas, te vas al local vecino y te llevás algunas de las pastas que te tentaron y no llegaste a probar en el local.Como si esto fuera poco, la relación precio calidad es óptima.
El Alvear Grill nació el 16 de julio de 2018 para reemplazar nada menos que a La Bourgogne, que apagó sus fuegos tras la cena de la Revolución Francesa, dos días antes y luego de una larga trayectoria en ese lugar. Es uno de los espacios históricos y más elegantes de la gastronomía porteña, ubicado dentro del Alvear Palace Hotel. Hoy el restaurante aparece renovado, a través de la incorporación del chef Leandro Di Mare y de la gerente de AA&BB, Gabriela Troncoso. Su propuesta conlleva una dualidad positiva: las carnes argentinas y una cocina de elaboración puntillosa y creativa.
Pocos días después de su apertura, Kuro Kuma ("Oso Negro" en japonés) aparece poblado de comensales en una fría noche de miércoles. Se trata de uno de los espacios más llamativos de VíaViva, el pasaje debajo del viaducto del tren a Tigre, que nace en la calle Juramento, en la entrada al Barrio Chino. La propuesta es de cocina asiática, garantizada por la sapiencia de Oscar Lin, propietario y chef de Síntesis Tapas Asiáticas, en Palermo. Para quienes prefieren la comodidad de un salón cómodo y climatizado, antes que la comida callejera al paso, sin dudas éste es el lugar a elegir.
En los confines de Villa Urquiza, Bonario es un nuevo pequeño restaurante ubicado en una estratégica esquina del barrio, sobre la Avenida Congreso. Su propuesta -creada por el chef Sebastián Iraola-, se basa primordialmente en la cocina mediterránea, con platos simples, ricos y abundantes. Está abierto todo el día y funciona además como cafetería.