Parece que este es el año en el que vuelven restaurantes clásicos que ya dábamos por perdidos, pandemia mediante. Pero siempre hay empresarios gastronómicos audaces, dispuestos a invertir para que lugares emblemáticos de la ciudad no se pierdan. Es el caso del viejo (1929) y querido A.B.C. de la peatonal Lavalle, que hoy festeja su gran reapertura.
Hace pocas semanas tuvimos la satisfacción de anunciar en FDO la reapertura de Ama Gozua, el tradicional bodegón de campo de la Ruta 2, en la localidad de Maipú. Y poco tiempo atrás la de la Pizzería Burgio, en el barrio de Belgrano.
Y hoy, con gran alegría podemos decir que ha vuelto el viejo y querido A.B.C. de la peatonal Lavalle, una especie de rincón alemán en el Microcentro porteño. La última vez que habíamos ido, hace ya bastante tiempo, el lugar estaba vetusto, detenido en el tiempo, aunque no había perdido su encanto dentro de la austeridad.
Imaginen los lectores la situación. Si la pandemia de COVID hizo estragos en toda la gastronomía, en particular los restaurantes ubicados en el Microcentro, que se nutrían sobre todo de clientes de las oficinas, nunca pudieron recuperar la clientela porque la zona estaba prácticamente vacía.
Basta releer, por ejemplo, las crónicas que publicamos en los últimos meses sobre Broccolino, que también logró renacer de las cenizas.
En el caso que hoy nos ocupa, día de la reapertura del A.B.C., la patriada del empresario gastronómico Jorge Ferrari es doblemente loable, por cuanto la cocina alemana está cada vez más olvidada en Buenos Aires, después de que desaparecieran los Munich y un clásico como Bodensee.
Por alguna extraña razón, el público en general cree que se trata solo de salchichas, el mal llamado chucrut (sauerkraut, en realidad), fiambres alemanes y cerveza. No mucho más que eso.
La reapertura del A.B.C, que nos urge visitarlo más pronto posible, es una enorme osadía de sus gestores porque encima la calle de los cines hoy se ha convertido en sede de galerías comerciales e iglesias evangélicas, aunque también afortunadamente persisten los cafés (como Le Caravelle) y restaurantes, algunos de ellos clásicos, como La Estancia (otros, como El Palacio de la Papa Frita, cerraron).
Mientras tanto, cada vez que pasábamos por el frente del A.B.C. se nos caía un lagrimón. No sabíamos que adentro pasaban cosas. Como que un grupo empresario liderado por Jorge Ferrari, procedía a apurar los trabajos de restauración para la pronta reapertura.
Hoy es un día de fiesta, porque vuelve el A.B.C. con su salón con ambiente germano, y una cocina que nos demuestra que la gastronomía de este país es mucho más que una salchicha con ensalada de papas y chucrut.
Después de dos años y medio, reabre sus puertas con su fachada típica aggiornada, sin que falten tejas en el techo como hace unos años y con un salón que mantiene el espíritu pero asoma renovado.
De manera que sí habrá salchichas, fiambres alemanes, ensaladas de papas, sauerkraut, mucha cerveza nacional e importada de Alemania y también sidra tirada.
Pero, además, vuelven platos clásicos de la casa, como las snichzelts (milanesas), goulash con spaetzles, y el emblema de la casa, ese codillo de cerdo llamado jambonón, que acompañan con puré de papas.
Bienvenida sea la reapertura del A.B.C., nacido en el año 1929 y que vuelve para ofrecernos una cocina que lamentablemente estábamos perdiendo en la ciudad. Felicitaciones a quienes han puesto el hombre y el dinero para que el restaurante no quedara definitivamente en el olvido.
Desde hoy, cada vez que caminemos por Lavalle al 500, se nos volverá a dibujar una sonrisa. No es para menos.
A.B.C. Restaurant - Lavalle 545 Microcentro. Abierto todos los días de 12.00 a 00.00- Instagram: @restaurantabc_1929
Nota de la Redacción: Las fotos fueron extraídas de la cuenta de Facebook de Jorge Ferrari.
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