Con ánima ItalianaLunes, 1 de mayo de 2023Para comer al paso cosas ricas y de auténtica raigambre italiana, nada mejor que Martinelli, que ya cuenta con tres sucursales y van por más. Se trata de la última creación del polifacético Carlo Contini quien, junto a su socio Manuel Barraza, ideó esta forma de acercarnos especialidades de su tierra a un precio módico.
Martinelli Caffé Pasticceria Gelato - Conde 1001 Colegiales - Teléfono: no se informa. Horarios: lunes a sábados de 7.30 a 20.00. Precio: $$$. Instagram: @martinellicaffe.
A Carlo Contini, quien nos recibe en el nuevo local de Colegiales (los otros están en Malabia 1779 y en el Mercado de los Carruajes), lo conocimos desde hace muchos años como bartender.
Llegado desde su Italia natal, recorrió un largo camino no solo detrás de la barra, sino también como comercializador de dispensers para vinos y de pastas de una cooperativa santafesina (Mulini), creador de bebidas no alcohólicas para coctelería, exsocio de Vico, La Mantequería y mucho más.
Nos cuenta que se asoció con el chef Manuel Barraza (Puratierra, Morena, Duhau), para crear este concepto sencillo, pero que no había sido explorado de esta manera en Buenos Aires.
La propuesta es degustar una piadina o una focaccia rellenas; cornetti salados; ensaladas y, por supuesto, una amplia gama de especialidades de la pasticceria italiana.
Visitamos el recién inaugurado local de Colegiales, ubicado en la esquina de Conde y Céspedes, un feliz reencuentro luego de estos duros años de pandemia, que por otra parte nos sirvió para practicar un poco la lengua del Dante.
Carlo decidió bautizarlo (al igual que los otros dos cafés ubicados en Palermo y Catalinas), con el nombre de Martinelli que, según nos cuenta, le trae nostalgias de cuando daba sus primeros pasos en un bar de ese nombre, en cercanías de su Parma natal.
Nos interesaba sobremanera probar una de las opciones saladas de la carta: la piadina. Ocurre que en uno de los viajes que hicimos a Rimini para asistir a la Feria MIA, nos llevaron a un lugar donde vimos cómo elaboraraba esta especialidad de la Emilia Romagna de origen etrusco.
Para prepararlas solo se necesita harina de trigo, sal, agua y grasa de cerdo (que puede reemplazarse por aceite de oliva). Es una tortilla que, por su forma, nos recuerda a la mexicana y que en su interior se lleva diversos ingredientes. La más clásica se prepara con jamón crudo, mozzarella fior di latte, tomate y hojas de rúcula.
Carlo nos agasajó con una tradicional y otra fuera de carta, que llevaba mortadela y alcauciles, deliciosa. Antes, a modo de spuntino, llegó a la mesa un plato con hummus, alcauciles encurtidos y queso brie. Y una sopa de tomates orgánicos. Suelen cambiarla por otros vegetales.
Dentro de las opciones saladas, hay otra "piada" (la primavera, con jamón natural, fior di latte, tomate, lechuga y mayonesa); más cuatro variedades de focaccia (di Parma, Romana, veggie, di tonno). Y además tres ensaladas, crepes y tostados, así como los cornetti de jamón y queso
Al momento del dolce, la casa propone cinco opciones de cannoli siciliani (clásico de ricota con chips de chocolate, naranjas confitadas y cacao; con pistachos); de pastelera; nutella, o relleno de tiramisú.
En lo personal optamos por el affogato "torinese", con café espresso de Segafredo y helado de sabayón, crema batida, cacao y avellana. Otras alternativas son el clásico con helado de americana o vainilla; el siciliano con helado de pistacho, crema batida y pistachos picados; o el nutellino ((helado, crema batida y nutella).
La "Gelateria" es otro capítulo fundamental en Martinelli. Pueden pedirse en coppetta de dos o tres gustos; pero también torata Barozzi, della Nonna, copa frutti del bosco, o acompañando un cannolo o un brioche.
Para el desayuno o la merienda, ofrecen combos de la casa, como el napoletano (cappuccino y sfogliatella), o el bolognese (cappuccino y crepes de nutella).
Para beber hay jugos naturales, licuados y cerveza italiana o nacional.
No hay muchos lugares en Buenos Aires donde pueda degustarse la verdadera pasticceria italiana, acompañada del mejor blend de café Segafredo, bien servido como si estuviéramos en Italia.
Si a esto le agregamos la excelente relación precio calidad, nos encontramos que Martinelli -en sus tres sucursales- nos permite vivir una experiencia distinta, sencilla y auténtica.
Para comer al paso cosas ricas y de auténtica raigambre italiana, nada mejor que Martinelli, que ya cuenta con tres sucursales y van por más. Se trata de la última creación del polifacético Carlo Contini quien, junto a su socio Manuel Barraza, ideó esta forma de acercarnos especialidades de su tierra a un precio módico.
Martinelli Caffé Pasticceria Gelato - Conde 1001 Colegiales - Teléfono: no se informa. Horarios: lunes a sábados de 7.30 a 20.00. Precio: $$$. Instagram: @martinellicaffe.
A Carlo Contini, quien nos recibe en el nuevo local de Colegiales (los otros están en Malabia 1779 y en el Mercado de los Carruajes), lo conocimos desde hace muchos años como bartender.
Llegado desde su Italia natal, recorrió un largo camino no solo detrás de la barra, sino también como comercializador de dispensers para vinos y de pastas de una cooperativa santafesina (Mulini), creador de bebidas no alcohólicas para coctelería, exsocio de Vico, La Mantequería y mucho más.
Nos cuenta que se asoció con el chef Manuel Barraza (Puratierra, Morena, Duhau), para crear este concepto sencillo, pero que no había sido explorado de esta manera en Buenos Aires.
La propuesta es degustar una piadina o una focaccia rellenas; cornetti salados; ensaladas y, por supuesto, una amplia gama de especialidades de la pasticceria italiana.
Visitamos el recién inaugurado local de Colegiales, ubicado en la esquina de Conde y Céspedes, un feliz reencuentro luego de estos duros años de pandemia, que por otra parte nos sirvió para practicar un poco la lengua del Dante.
Carlo decidió bautizarlo (al igual que los otros dos cafés ubicados en Palermo y Catalinas), con el nombre de Martinelli que, según nos cuenta, le trae nostalgias de cuando daba sus primeros pasos en un bar de ese nombre, en cercanías de su Parma natal.
Nos interesaba sobremanera probar una de las opciones saladas de la carta: la piadina. Ocurre que en uno de los viajes que hicimos a Rimini para asistir a la Feria MIA, nos llevaron a un lugar donde vimos cómo elaboraraba esta especialidad de la Emilia Romagna de origen etrusco.
Para prepararlas solo se necesita harina de trigo, sal, agua y grasa de cerdo (que puede reemplazarse por aceite de oliva). Es una tortilla que, por su forma, nos recuerda a la mexicana y que en su interior se lleva diversos ingredientes. La más clásica se prepara con jamón crudo, mozzarella fior di latte, tomate y hojas de rúcula.
Carlo nos agasajó con una tradicional y otra fuera de carta, que llevaba mortadela y alcauciles, deliciosa. Antes, a modo de spuntino, llegó a la mesa un plato con hummus, alcauciles encurtidos y queso brie. Y una sopa de tomates orgánicos. Suelen cambiarla por otros vegetales.
Dentro de las opciones saladas, hay otra "piada" (la primavera, con jamón natural, fior di latte, tomate, lechuga y mayonesa); más cuatro variedades de focaccia (di Parma, Romana, veggie, di tonno). Y además tres ensaladas, crepes y tostados, así como los cornetti de jamón y queso
Al momento del dolce, la casa propone cinco opciones de cannoli siciliani (clásico de ricota con chips de chocolate, naranjas confitadas y cacao; con pistachos); de pastelera; nutella, o relleno de tiramisú.
En lo personal optamos por el affogato "torinese", con café espresso de Segafredo y helado de sabayón, crema batida, cacao y avellana. Otras alternativas son el clásico con helado de americana o vainilla; el siciliano con helado de pistacho, crema batida y pistachos picados; o el nutellino ((helado, crema batida y nutella).
La "Gelateria" es otro capítulo fundamental en Martinelli. Pueden pedirse en coppetta de dos o tres gustos; pero también torata Barozzi, della Nonna, copa frutti del bosco, o acompañando un cannolo o un brioche.
Para el desayuno o la merienda, ofrecen combos de la casa, como el napoletano (cappuccino y sfogliatella), o el bolognese (cappuccino y crepes de nutella).
Para beber hay jugos naturales, licuados y cerveza italiana o nacional.
No hay muchos lugares en Buenos Aires donde pueda degustarse la verdadera pasticceria italiana, acompañada del mejor blend de café Segafredo, bien servido como si estuviéramos en Italia.
Si a esto le agregamos la excelente relación precio calidad, nos encontramos que Martinelli -en sus tres sucursales- nos permite vivir una experiencia distinta, sencilla y auténtica.