En esta época del año, la costa de Tigre resulta más tentadora que nunca. Y más aún si, además de recorrer y visitar las atracciones del partido, uno aprovecha para almorzar y cenar en el restaurante mejor ubicado sobre el Paseo Victorica. Ahí nos espera María Luján.
Un combo perfecto para los días de calor. El verano pega duro en la ciudad y tener cerca un oasis tan cercano, como lo es Tigre, resulta una bendición. Se piensa entonces en disfrutar del aire libre, de la naturaleza y también de la gastronomía.
Precisamente, uno de los restaurantes más reconocidos del distrito es María Luján, ubicado en el Paseo Victoria y el único que está sobre la misma costa del río Luján.
Su terraza tiene una vista privilegiada y parece el ámbito ideal para esta época del año. A ella, se suma a sus cómodos salones para quienes prefieren el aire acondicionado.
Para este verano, María Luján diseñó un nuevo menú que incorpora platos frescos y livianos, y que combinan los ingredientes típicos de nuestro país con la identidad gastronómica de la comida mediterránea. Y algunos productos de la zona, obviamente.
Los sugeridos del chef son los siguientes:
Picoteo de mar: rabas, bocaditos de pescado, mejillones a la provenzal, camarones al curry, dip de salta tártara y morrón asado.
Ensalada huerta y mar: langostinos, zanahoria, tomates cherries, palta, rúcula y huevo.
Pescado: salmón grillado con papas y batatas salteadas con verdeo.
Pollo Amalfitano: relleno de espinaca, parmesano y panceta, con salsa crema y ciboulette. Acompañado de puré rústico de papas.
El 17 de noviembre, en el marco del Día de la Baklava, Restaurant Armenia comparte una receta tradicional y una historia que trasciende fronteras. Crujiente, perfumada y bañada en almíbar, la baklava es mucho más que un postre: es un símbolo de hospitalidad, memoria y encuentro.
En una esquina de Palermo, una casa de barrio conserva algo más que historia: guarda el espíritu de Reliquia, el restaurante creado por el chef Branko Vaccaro y la sommelier Julia Bottaro. Desde su apertura, el proyecto se propuso algo inusual: que la cocina no grite, sino que dialogue, y que el servicio conserve la calidez de lo familiar.