El chef italiano mediático Donato De Santis suma y sigue. Ahora expandió su emporio con Pizza Paradiso con un formato pizzería-baretto (barcito), en el Bajo Belgrano. Pizzas de estilo napoletano (solo por la noche) y romano, en un local pintoresco con mesas comunitarias y barra adentro, en un pequeño patio y en la vereda.
Pizza Paradiso- Sucre 1302 Buenos Aires- Teléfono: 6453-9165. Abierto de martes a domingos de 12 a medianoche. Principales tarjetas.
Tipo de Cocina: Pizzería
Barrio: Bajo Belgrano
Precio: $$$
Donato De Santis es un incansable creador de negocios gastronómicos. A sus dos locales de Cucina Paradiso (Bajo Belgrano, Palermo y Devoto), il piccolo mercato del Mercado de Belgrano, sus trabajos en televisión, participación en ferias y clases de cocina italiana, sumó ahora Pizza Paradiso, muy cerca de su principal ristorante en la zona del Bajo Belgrano.
La propuesta no difiere mucho de la que adoptó Maurizio De Rosa en San Paolo, solo que a la pizza napoletana y los fritti, Donato agregó la variante romana (cuadrada, de 30 por 30 centímetros) que se puede pedir entera o al trancio (trozo, porción).
Hay además cerveza, pocos vinos de bodegas grandes, buena pastelería, un antipasto (angioletti di Davide con stracciatella y prosciutto crudo), cinco postres italianos y una sorprendente cioccotorta que es mejor dejar pasar (Osvaldo Gross la llama la "chocotonta").
La carta propone siete variantes de pizza, todas disponibles (in teglia o napoletana) y otra del día. Eso sí, estas últimas solo están disponibles por la noche. La "romana" es un tanto más gruesa que lo que uno conocía, lleva más agua y más levadura, leva durante 24 horas y se cocina a la chapa. Salen nueve porciones y es suficiente para compartir al menos por dos personas.
En cambio, la napoletana la cocinan en horno a leña a 450° centígrados y obviamente es redonda y finita. Individual si se quiere (como en Italia).
Ante la imposibilidad de pedir la partenopea, optamos por la romana Imbattibile de pomodoro, bocconcini di mozzarella, pomodori asciutti, prosciutto crudo, rucola y olio d'oliva ($ 999). Si se pide al trancio cuesta $ 375 la porción. Muy generosa en cuanto a la cantidad de ingredientes y productos de calidad. La misma pizza, pero napoletana cuesta $ 690.
Las otras variantes son: mortal, reginella, pica-pica, cacho, ortolana y tana. Los precios van de $ 840 a $ 990.
Hay que pedir también el fainá artesanal de la casa ("cecina" dice la carta, de "ceci" es decir garbanzos en italiano, nada que ver con la cecina de carne deshidratada de origen español). Ver en porción suculenta y está saborizada con hierbas ( $ 270).
La carta de vinos, se dijo, es bastante obvia y escasa, pero los precios son razonables. Hay cervezas Imperial, Heineken, Miller y Grolsch mejor las dos primeras, que se sirven "tiradas".
El servicio aún es un punto flojo, razonable por ser un negocio recién inaugurado. Las mesas en la vereda más alejadas parecen estar a la buena de Dios, no así donde nos "mudamos" al liberarse una en el deck de madera sobre la calle donde todo se normalizó.
Una pizza imbattibile, un trancio de fainá y dos pintas costaron $ 1.769 (no se cobró servicio de mesa). Llevamos a casa otra porción de fainá y tres arancini (fritos en este caso en forma de cono, típicos de la culinaria siciliana, rellenas de arroz amarillo y arvejas), todo por $ 940 más que se agregaron a la cuenta.
Pizza Paradiso ofrece un producto honesto, a precio razonable y para muchos con el agregado de la figura carismática de que "firma", a quien difícilmente encontrarán los clientes en este local, dada la cantidad de negocios que maneja.
Anasagasti acaba de presentar su nueva propuesta de Omakase, que funciona en el segundo piso de la elegante casona de estilo Tudor, ubicada a metros del Shopping Alto Palermo. La degustación consta de ocho pasos muy bien nutridos, a un valor de $ 50.000, más bebidas.
No siempre los restaurantes gozan de nuestra preferencia de manera total y absoluta. Puede ser por la relación precio calidad, porque nos atienden muy bien, porque los productos que utilizan son de la más alta calidad, por su estilo de cocina, por la ambientación. Pero son pocos, para nuestro gusto personal, los que reúnen todas esas condiciones. La Pescadorita es uno de ellos.
Leandro Leyell es una especialista en cocina de mar. Como si estuviéramos a orillas del Cantábrico o de la ría de Bilbao, el chef reproduce con su impronta platos típicos españoles. Y, donde también el vermú -de elaboración propia- con soda de sifón, nos invita a desandar el camino de estos sabores tan afines a los argentinos.