La Estancia, el asador criollo que sobrevivió a la calle de los cines y sigue atrayendo público local y turistas extranjeros deseosos de probar la mejor carne del mundo.
La Estancia - Lavalle 941 Buenos Aires - Teléfono: 4326-0330. Abierto todos los días de 12 a 1 AM. Principales tarjetas.
Tipo de Cocina: Parrilla y Asador Criollo
Barrio: Microcentro
Precio: $$$
Lavalle hace rato que dejó de ser la calle de los cines, otrora orgullo porteño. Pocos lugares se salvaron de transformarse en templos evangélicos o mercados polirrubros. Pero siempre hay quienes resisten para que la historia siga vigente.
La Estancia nació el 7 de noviembre de 1962 y es sin dudas el mayor motivo de atracción para los transeúntes que circulan por la peatonal Lavalle. Su amplio local bien pudo alguna vez ser una sala cinematográfica; o quizá iglesia de todos los santos o algo así. Pero por suerte, eso no sucedió.
Es un templo La Estancia, es verdad, pero de la carne argentina y no solo a la parrilla, sino también por su asador visto de la calle exhibe incólume los chivitos, lechones y corderos, así como los dos cortes vacunos más consumidos por los argentinos: asado y vacío. Y su spiedo.
Se trata de una historia de inmigrantes españoles simbolizados en la figura de un tal Avelino Fernández, quien comenzó muy joven a trabajar atendiendo el mostrador y terminó siendo el gerente del establecimiento 18 años más tarde.
Lavalle pasó a ser peatonal en 1978, cuando ya era la calle de los cines. Y tres años más tarde, se inauguró en la planta alta el Salón Emperador. Hace rato que no visitábamos este emblema de la gastronomía porteña. Y por fortuna nada ha cambiado, lo que intrínsecamente equivale a decir que si algo funciona muy bien, no hay necesidad de modificar nada.
Desde la calle observamos a la izquierda la parrilla tradicional, a la derecha el asador criollo, que el mismo Avelino definió como "un fogón encendido en el corazón de Buenos Aires".
Almuerzo entre semana, con mucha gente y brasileños de la torcida del Fortaleza haciendo ruido y disfrutando de las bondades de la carne argentina. Para ellos muy barato. También público local, los clientes que siempre vuelven.
El servicio de mesa incluye una suculenta y jugosa empanada frita de carne, por supuesto. El menú es largo, no falta nada. Pero lo que más tienta es el asador, del que pueden elegirse en forma individual las distintas opciones.
Lejos del bleu francés o aún del punto muy jugoso, el asador (o cruz, estaca, etcétera) ofrece una manera diferente de comer la carne que se asa lentamente. Queda tiernísima y gracias al gran movimiento y la reposición que existe en el local, con sus jugos otorgándole sabor y textura.
Para nosotros, los locales, las achuras dicen presente. Mollejas, chinchulines vacunos, riñones. También chorizo, morcilla, y el acompañamiento de provoleta al oreganato o a la napolitana. Del spiedo a la leña, otra atracción de La Estancia, el increíble matambre arrollado que adoban con hierbas y está braseado con leña de sauce por cuatro horas. Además, pollo con papas fritas.
De la parrilla, bife La Estancia, o de costilla, lomo, de chorizo (250 ó 450 gramos), tira de asado. Además costillas de cerdo y más pollo, pero deshuesado.
Hay varias opciones de parrilladas: turística (para dos o tres personas) con las carnes del asador y matambre, pollo y chorizo; la Argentina Grande para cuatro o cinco comensales, Argentina Chica y Argentina Individual.
De la cocina salen platos bien porteños y tradicionales: lomo al champiñón o a la pimienta; milanesa de lomo o pollo a la napolitana; milanesas comunes; omelettes; tortilla a la española, de papas o cebolla; caldo a la reina y también pastas.
Quien llegue a los postres, lo más tradicional: flan casero al caramelo; queso y dulce; ensalada de frutas; panqueques. Helados y copas heladas.
La casa ofrece asimismo menú ejecutivo de tres pasos con copa de vino ($ 990); menú aniversario ($ 2.300 ó 2.500 según el vino). Precios de febrero de 2020.
Cuentan con una imponente cava a la vista que asegura la temperatura adecuada de los vinos. Atención de mozos a la antigua, ataviados con ropas gauchescas.
La Estancia es una mezcla perfecta entre campo y ciudad. Todo gira alrededor de la carne, nuestro emblema. Y que nunca muera el asador criollo, un símbolo de nuestras tradiciones autóctonas.
"Capricho, deseo vehemente, ilusión". Así define la Real Academia Española a la palabra "berretín". Y esas tres cosas son las que llevaron a un holandés a abrir un restaurante a su propio gusto y piacere. Para ello se afincó hace un tiempo entre nosotros porque, como nos dijo, "Buenos Aires es como estar en Europa, pero lejos de todo". Se llama Nicolás Houweling y, junto a su hermana Bente (que estará a cargo del café de la planta baja de próxima apertura), abrió "Presencia", un restaurante en el que quiere también omitir todo lo que le parece inapropiado cuando uno sale a comer afuera. Para ello, convocó al chef Rodrigo Da Costa, de último paso por "Le Réve". Nuestra visita coincidió con el fin de la marcha blanca y comienzo del servicio al público. Impecable todo.
La chef ejecutiva de Casa Cavia, Julieta Caruso, renovó el menú de mediodía con una propuesta que permite pedir a la carta o bien elegir entre menús de pasos. A ello, se suma la coctelería creativa de la bartender Flavia Arroyo y una selección notable de vinos a cargo de Delvis Huck. La dirección general es de Guadalupe García Mosqueda.
Un bistró que le hace honor a la cocina más refinada del planeta. Le Rêve ("el sueño", en francés), nos transporta a la magia parisina en una esquina de Buenos Aires. La propuesta del joven chef Ramiro Hernández exhibe un técnica perfecta, elegancia y personalidad. La coctelería del "Tiger" es otro fuerte del lugar. Y su ambiente, nos agasaja con música sin estridencias, como debe ser en un restaurante, a lo que se suma un servicio impecable comandado por Darío Núñez. Lujos que nos podemos dar en una ciudad que, en materia de gastronomía, lo tiene todo.