A los gritos en RetiroLunes, 7 de septiembre de 2015Sebastián Maggi y Santiago Lambardi, ambos excelentes bartenders y con amplia experiencia en gastronomía, se animaron al negocio propio. Abrieron Shout, un bar de coctelería con una cocina que está a la altura.
Shout Brasas & Drinks - Maipú 981 - Teléfono: 4313-2850. Abierto lunes y martes de 18 a 2, miércoles, jueves y viernes de 18 a 3, sábado de 20 a 3. Tarjetas, Visa y Amex.
Cocina: De Autor
Barrio: Retiro
Precio: $$$$$
Shout, “grito” en inglés, es un lugar donde el bullicio que surge de la buena convocatoria del lugar y la música que acompaña, exigen hablar con un tono un poco más elevado que lo normal. La definición se completa con “brasas” (porque el chef Javier Hourquebie es proclive a cocinar de esta manera, con quebracho) y “drinks”, porque claro, ambos propietarios, Sebastián Maggi y Santiago Lambardi, son bartenders y de los mejores.
Sucre parece haber sido el lugar de encuentro de todos, pero mientras los dos últimos hicieron la apertura de Elena y el Pony Line, Javier estaba cocinando en Naná, en Vicente López.
No es fácil congeniar barra y comida. Salvo excepciones y Shout es una de ellas, donde hay tragos y cócteles la ingesta sólida apenas acompaña y no siempre dignamente. Pero Javier la tiene clara, pues armó una carta de pequeñas raciones, bien a su estilo, los principales del día y postres más tradicionales. A la hora de definir el estilo de cocina de Shout, tenemos que definirla como “de autor”, ya que cada plato tiene alguna particularidad que lo identifica.
Pero no es posible empezar a hablar de Shout sin mencionar la coctelería, que es el alma del lugar. Los tragos tienen nombres curiosos, como Lunfardo y Bolonqui. Además, Pispireta, hecho con Grey Goose, Noilly Prat Dry, zest de limón y lima, y extracto de limón y manzanilla. O La Gambeta, que combina Punt e Més, albahaca fresca, London Dry Gin, Hesperidina, miel y pomelo.
Es difícil encontrar un bar donde además se pueda comer dignamente. Es lo que han logrado Sebastián Maggi y Santiago Lambardi, dueños de Shout.
Los vinos son también un capítulo a tener en cuenta, ya sea por la buena selección como por el cuidado en el servicio. Shout ofrece la posibilidad de elegir algunos de los wine flights, que se sirven en medias y cuartas copas.
Ya entrando en los sólidos, una buena decisión es comenzar con el paté foie de pollo en brioche tostado y pickle de uva; chorizo Amics (de la carnicería de Palermo) con ají panca y chucrut; pulpo español a la parrilla con papitas a la provenzal, espinaca y ají amarillo; chipirones empanados.
Luego, continuar con risotto de langostinos, hinojos asados y tomates cherries; malfatti de ricota y limón, con radicchio, panceta y huevo soft (el plato más logrado de los que probamos); chuletas de cerdo apanadas, con repollitos de Bruselas, espinaca, almendras, cherries, pecorino y huevo soft.
Preguntar por el plato del día, como el vacío en cocción lenta. Hay también algunas guarniciones muy originales.
La buena noticia es que se está reformando la planta baja, donde próximamente servirán almuerzos. Hay que decir que prevalece el público joven. Pero la excelente combinación tragos, comida y servicio, nos invita a acercarnos a Shout, aunque haya que gritar un poquito.
Sebastián Maggi y Santiago Lambardi, ambos excelentes bartenders y con amplia experiencia en gastronomía, se animaron al negocio propio. Abrieron Shout, un bar de coctelería con una cocina que está a la altura.
Shout Brasas & Drinks - Maipú 981 - Teléfono: 4313-2850. Abierto lunes y martes de 18 a 2, miércoles, jueves y viernes de 18 a 3, sábado de 20 a 3. Tarjetas, Visa y Amex.
Cocina: De Autor
Barrio: Retiro
Precio: $$$$$
Shout, “grito” en inglés, es un lugar donde el bullicio que surge de la buena convocatoria del lugar y la música que acompaña, exigen hablar con un tono un poco más elevado que lo normal. La definición se completa con “brasas” (porque el chef Javier Hourquebie es proclive a cocinar de esta manera, con quebracho) y “drinks”, porque claro, ambos propietarios, Sebastián Maggi y Santiago Lambardi, son bartenders y de los mejores.
Sucre parece haber sido el lugar de encuentro de todos, pero mientras los dos últimos hicieron la apertura de Elena y el Pony Line, Javier estaba cocinando en Naná, en Vicente López.
No es fácil congeniar barra y comida. Salvo excepciones y Shout es una de ellas, donde hay tragos y cócteles la ingesta sólida apenas acompaña y no siempre dignamente. Pero Javier la tiene clara, pues armó una carta de pequeñas raciones, bien a su estilo, los principales del día y postres más tradicionales. A la hora de definir el estilo de cocina de Shout, tenemos que definirla como “de autor”, ya que cada plato tiene alguna particularidad que lo identifica.
Pero no es posible empezar a hablar de Shout sin mencionar la coctelería, que es el alma del lugar. Los tragos tienen nombres curiosos, como Lunfardo y Bolonqui. Además, Pispireta, hecho con Grey Goose, Noilly Prat Dry, zest de limón y lima, y extracto de limón y manzanilla. O La Gambeta, que combina Punt e Més, albahaca fresca, London Dry Gin, Hesperidina, miel y pomelo.
Es difícil encontrar un bar donde además se pueda comer dignamente. Es lo que han logrado Sebastián Maggi y Santiago Lambardi, dueños de Shout.
Los vinos son también un capítulo a tener en cuenta, ya sea por la buena selección como por el cuidado en el servicio. Shout ofrece la posibilidad de elegir algunos de los wine flights, que se sirven en medias y cuartas copas.
Ya entrando en los sólidos, una buena decisión es comenzar con el paté foie de pollo en brioche tostado y pickle de uva; chorizo Amics (de la carnicería de Palermo) con ají panca y chucrut; pulpo español a la parrilla con papitas a la provenzal, espinaca y ají amarillo; chipirones empanados.
Luego, continuar con risotto de langostinos, hinojos asados y tomates cherries; malfatti de ricota y limón, con radicchio, panceta y huevo soft (el plato más logrado de los que probamos); chuletas de cerdo apanadas, con repollitos de Bruselas, espinaca, almendras, cherries, pecorino y huevo soft.
Preguntar por el plato del día, como el vacío en cocción lenta. Hay también algunas guarniciones muy originales.
La buena noticia es que se está reformando la planta baja, donde próximamente servirán almuerzos. Hay que decir que prevalece el público joven. Pero la excelente combinación tragos, comida y servicio, nos invita a acercarnos a Shout, aunque haya que gritar un poquito.