Un speakeasy de carnes en RecoletaDomingo, 24 de marzo de 2024Casi como si se tratara de un speakeasy, Rufino se descubre en el subsuelo del hotel boutique Mío Buenos Aires, de Recoleta. El restaurante se inauguró a mediados del 2018 y, por suerte, han logrado superar la pandemia que les pegó doble (ya que no disponen de espacios al aire libre excepto un diminuto patio al fondo del salón. El leit motiv es la carne argentina, llevada aquí a niveles de calidad y sofisticación bien entendida, que potencian la propuesta.
Dirección: Avenida Presidente Manuel Quintana 465, Subsuelo del Hotel MIO Buenos Aires, Recoleta. Teléfono: (+549) 11 6432 4264. Horarios: domingos a jueves de 20:00 a 23:00, y de 20:00 a 00:30 AM. Precio: $$$$. IG: @rufinoarg - Web: www.rufinoargentina.com / Mail: reservas@rufinoargentino.com
Rufino debe su nombre a la ciudad santafesina de la que son oriundos dos de los socios: los hermanos Araujo (dueños asimismo de Sushi Pop, Izakawa, La Causa Nikkei). En esta parrilla elegante y de propuesta innovadora, comparten sociedad con otras cuatro personas. Y ya se están ampliando con un nuevo local en el exterior, concretamente en Río de Janeiro.
A diferencia de las parrillas tradicionales y "lujosas" de la ciudad, aquí la novedad es su emplazamiento en el subsuelo del Hotel Mio Buenos Aires, lo cual le otorga un halo de misterio y exige de los comensales "descubrir" este lugar cual un speakeasy.
Solo que aquí no se trata de un bar con comida, sino de un restaurante de carnes en el que, por supuesto, no falta la coctelería como un apéndice de la propuesta.
Bajando por la escalera se accede a este salón con luz tenue, pero suficiente para que el comensal pueda ver lo que está comiendo (por desgracia no es un dato menor, hoy). Por otra parte, la música acompaña y no molesta, ídem a lo anterior.
Tras pasar la recepción, vemos una pared intervenida que guarda relación con la temática del restaurante. Con elementos en madera y hierro, el espacio se divide en sectores: desde una barra con banquetas frente mismo a la parrilla, pasando por mesas para dos y cuatro personas y hasta boxes con sillones que ofrecen mayor privacidad.
Desde el interior se observa una pequeña terraza patio, con una cascada y llamativa luz de neón con el nombre de la marca: Rufino.
La segunda pata de la gastronomía, el servicio, se complementa a través de jóvenes camareros de ambos sexos que atienden con esmero y discreción. Y vale destacar también la carta de vinos, no solo por lo bien nutrida sino también por los precios que no están remarcados excesivamente como vemos en otros lugares.
Pasemos a la comida, que es el principal atractivo en cualquier restaurante. Una buena decisión es comenzar con las empanadas, con sus opciones de humita, verdeo y queso feta; de morcilla o de asado cortado a cuchillo. Elegimos esta última, la más tradicional.
Hay además un provoleta de 180 gramos; buñuelos de espinaca con limón y alioli; ensalada de berro, tomate y pickles de cebolla; chorizo artesanal; morcilla con chucrut de repollo con pasas de arándanos y nueces, chutney de tomate y manzana.
Muy buena opción son las mollejas que salen con puré de coliflor y chucrut de repollo colorado. También están el carpaccio de remolachas asadas con ricota casera, naranja y eneldo; lengua a la vinagreta; zucchini asados servidos fríos, marinados con romero, tomillo y yogur, y mix de hongos a la chapa con espinaca y almendras.
Va de suyo que debemos prestar atención sobre todo al rubro "Carnes" (así está identificado en la carta). Entre las opciones para compartir, están el ojo de bife con hueso de 750 gramos, que sale de la parrilla con manteca de chimi y ajo; así como el costillar del centro de 1 kilogramo, cocinado a baja temperatura durante seis horas.
También hay medio bife de chorizo con manteca de hierbas y bañado en su propio jugo; entraña con ajíes en vinagre y romero; y como sorpresa el "corte de carnicero", la arañita con ajo y tomates asados.
Otra excelente alternativa es el ossobuco braseado (para compartir) y glaseado al Malbec sobre puré cremoso de papa.
Por el lado del cerdo, están el matambrito de cerdo a la napolitana (tipo a la pizza), y el pechito de 1 kilo lógicamente para compartir, acompañado con dips de puré de manzanas verdes, criolla tradicional casera y relish de higos.
La milanesa está presente con su corte de peceto con mostaza relish, mix de verdes y limón.
También cuentan con un capítulo de "Verduras", donde proponen morrones rellenos de mix de quesos, cebolla caramelizada, pimienta y perejil; berenjena asadas "Tzatziki" (yogur, pepino, menta fresca, ajo, limón, pimienta; gajos de zapallo marinado y coronado con queso feta, y la coliflor asada más yogur, hierbas y alcaparras.
Además, papas fritas con sal ahumada, alioli y hierbas; batatas crocantes con verdeo y vinagreta de miel; puré cremoso de papas y crocante de salvia y perejil.
Rufino ofrece también una pasta, en este caso tagliatelle al huevo con salsa de hongos asados y pesto.
Para finalizar, postres tradicionales y clásicos como flan casero con dulce de leche Colonial y crema de vainillas; panqueque con dulce de leche caramelizado, helado de crema americana y salsa tofi; cremoso de chocolate y crocante de frutos secos con cristales de sal marina patagónica, y un reversionado Martín Fierro o queso y dulce.
Otro punto para destacar es que el servicio de agua filtrada con o sin gas se cobra una razonable suma fija ($ 1.200, fines de marzo de 2024). Pero quienes deseen mayor cantidad de burbujas pueden pedir el sifón de soda.
Para vivir una experiencia distinta, este restaurante de carnes es una alternativa muy valorable, de excelente relación precio calidad. Solo hay que descubrirlo bajando las escaleras ubicadas en la planta baja del Hotel MIO e ingresar al primer y único speakeasy de carnes de la ciudad.
Casi como si se tratara de un speakeasy, Rufino se descubre en el subsuelo del hotel boutique Mío Buenos Aires, de Recoleta. El restaurante se inauguró a mediados del 2018 y, por suerte, han logrado superar la pandemia que les pegó doble (ya que no disponen de espacios al aire libre excepto un diminuto patio al fondo del salón. El leit motiv es la carne argentina, llevada aquí a niveles de calidad y sofisticación bien entendida, que potencian la propuesta.
Dirección: Avenida Presidente Manuel Quintana 465, Subsuelo del Hotel MIO Buenos Aires, Recoleta. Teléfono: (+549) 11 6432 4264. Horarios: domingos a jueves de 20:00 a 23:00, y de 20:00 a 00:30 AM. Precio: $$$$. IG: @rufinoarg - Web: www.rufinoargentina.com / Mail: reservas@rufinoargentino.com
Rufino debe su nombre a la ciudad santafesina de la que son oriundos dos de los socios: los hermanos Araujo (dueños asimismo de Sushi Pop, Izakawa, La Causa Nikkei). En esta parrilla elegante y de propuesta innovadora, comparten sociedad con otras cuatro personas. Y ya se están ampliando con un nuevo local en el exterior, concretamente en Río de Janeiro.
A diferencia de las parrillas tradicionales y "lujosas" de la ciudad, aquí la novedad es su emplazamiento en el subsuelo del Hotel Mio Buenos Aires, lo cual le otorga un halo de misterio y exige de los comensales "descubrir" este lugar cual un speakeasy.
Solo que aquí no se trata de un bar con comida, sino de un restaurante de carnes en el que, por supuesto, no falta la coctelería como un apéndice de la propuesta.
Bajando por la escalera se accede a este salón con luz tenue, pero suficiente para que el comensal pueda ver lo que está comiendo (por desgracia no es un dato menor, hoy). Por otra parte, la música acompaña y no molesta, ídem a lo anterior.
Tras pasar la recepción, vemos una pared intervenida que guarda relación con la temática del restaurante. Con elementos en madera y hierro, el espacio se divide en sectores: desde una barra con banquetas frente mismo a la parrilla, pasando por mesas para dos y cuatro personas y hasta boxes con sillones que ofrecen mayor privacidad.
Desde el interior se observa una pequeña terraza patio, con una cascada y llamativa luz de neón con el nombre de la marca: Rufino.
La segunda pata de la gastronomía, el servicio, se complementa a través de jóvenes camareros de ambos sexos que atienden con esmero y discreción. Y vale destacar también la carta de vinos, no solo por lo bien nutrida sino también por los precios que no están remarcados excesivamente como vemos en otros lugares.
Pasemos a la comida, que es el principal atractivo en cualquier restaurante. Una buena decisión es comenzar con las empanadas, con sus opciones de humita, verdeo y queso feta; de morcilla o de asado cortado a cuchillo. Elegimos esta última, la más tradicional.
Hay además un provoleta de 180 gramos; buñuelos de espinaca con limón y alioli; ensalada de berro, tomate y pickles de cebolla; chorizo artesanal; morcilla con chucrut de repollo con pasas de arándanos y nueces, chutney de tomate y manzana.
Muy buena opción son las mollejas que salen con puré de coliflor y chucrut de repollo colorado. También están el carpaccio de remolachas asadas con ricota casera, naranja y eneldo; lengua a la vinagreta; zucchini asados servidos fríos, marinados con romero, tomillo y yogur, y mix de hongos a la chapa con espinaca y almendras.
Va de suyo que debemos prestar atención sobre todo al rubro "Carnes" (así está identificado en la carta). Entre las opciones para compartir, están el ojo de bife con hueso de 750 gramos, que sale de la parrilla con manteca de chimi y ajo; así como el costillar del centro de 1 kilogramo, cocinado a baja temperatura durante seis horas.
También hay medio bife de chorizo con manteca de hierbas y bañado en su propio jugo; entraña con ajíes en vinagre y romero; y como sorpresa el "corte de carnicero", la arañita con ajo y tomates asados.
Otra excelente alternativa es el ossobuco braseado (para compartir) y glaseado al Malbec sobre puré cremoso de papa.
Por el lado del cerdo, están el matambrito de cerdo a la napolitana (tipo a la pizza), y el pechito de 1 kilo lógicamente para compartir, acompañado con dips de puré de manzanas verdes, criolla tradicional casera y relish de higos.
La milanesa está presente con su corte de peceto con mostaza relish, mix de verdes y limón.
También cuentan con un capítulo de "Verduras", donde proponen morrones rellenos de mix de quesos, cebolla caramelizada, pimienta y perejil; berenjena asadas "Tzatziki" (yogur, pepino, menta fresca, ajo, limón, pimienta; gajos de zapallo marinado y coronado con queso feta, y la coliflor asada más yogur, hierbas y alcaparras.
Además, papas fritas con sal ahumada, alioli y hierbas; batatas crocantes con verdeo y vinagreta de miel; puré cremoso de papas y crocante de salvia y perejil.
Rufino ofrece también una pasta, en este caso tagliatelle al huevo con salsa de hongos asados y pesto.
Para finalizar, postres tradicionales y clásicos como flan casero con dulce de leche Colonial y crema de vainillas; panqueque con dulce de leche caramelizado, helado de crema americana y salsa tofi; cremoso de chocolate y crocante de frutos secos con cristales de sal marina patagónica, y un reversionado Martín Fierro o queso y dulce.
Otro punto para destacar es que el servicio de agua filtrada con o sin gas se cobra una razonable suma fija ($ 1.200, fines de marzo de 2024). Pero quienes deseen mayor cantidad de burbujas pueden pedir el sifón de soda.
Para vivir una experiencia distinta, este restaurante de carnes es una alternativa muy valorable, de excelente relación precio calidad. Solo hay que descubrirlo bajando las escaleras ubicadas en la planta baja del Hotel MIO e ingresar al primer y único speakeasy de carnes de la ciudad.