Enrico Aggugiaro es un joven nacido en Pordenone, en el norte de Italia, quien recaló hace algunos años en Buenos Aires con su esposa venezolana. Ambos decidieron abrir un ristorantino en el que se puede beber uno de los mejores cafés espresso de la ciudad, y comer platos simples y auténticamente italianos.
El nombre elegido, In Bocca al Lupo (“en la boca del lobo”) alude a un deseo de buena suerte, un “que te vaya bien”. Se trata de la actitud de la loba, que toma a sus pequeños cachorros con su boca para trasladarlos a un lugar más seguro. De ahí que la connotación sea positiva, más allá de que a priori uno pueda entender lo contrario, es decir que estar en la boca del lobo es algo peligroso. Los pastores solían contestar: “crepi il lupo” (muera el lobo), ya que se trataba de depredadores de su rebaño. Lo cierto es que In Bocca al Lupo es un lugar afable, donde no hay ningún peligro con el lobo feroz.
Hay que decir que si uno busca un lugar donde beber un café muy bien preparado, no hay que dudarlo un instante. Enrico trabajó para Illy en Italia, donde recorrió todo el país examinando cómo se prepara el café según los parámetros de la marca que es señal de calidad y excelencia.
Como lugar de comidas, de lunes a viernes hay opciones simples, con una amplia variedad de panini (de foccacia con porchetta; jamón crudo, brie, rúcula y hongos; baguette con pollo marinado, bocconcini de mozzarella, cherry y albahaca; pan integral con salmón ahumado, rúcula, queso crema y albahaca); ensaladas y piatti della nonna: fines de semana, lasagna; de lunes a viernes, linguine alla carbonara; penne con verduras grilladas; tagliatelle al ragú; berenjenas a la parmesana, y fettuccine al pesto.
Los brunchs de los sábados y domingos se sirven de 11 a 16. Hay tres opciones: “L’Esterofilo” (simpatía por todo lo que sea extranjero), “Il Fighet” y “Lo Chef Inventa”. El primero incluye tarteleta de peras y queso azul; huevo poché con espárragos y provoleta ahumada; hamburguesa de papa, hongos, almendaras y rúcula; bruschetas; crepes de espinaca, ricota y pollo; torta al mandarino y muffin de café y chocolate; además de café té, agua mineral y spremuta de naranja. “Il Fighet” sale con paté y chutney de manzana; ensalada de pasta; hamburguesa vegetariana; gnocchetti alla romana; risotto de espinaca y hongos; bruschetas; crema de chocolate flambeada; semifreddo de frutos rojos; brocheta de fruta y brownies; más iguales bebidas pero dobles. En este caso se trata de un brunch compartible.
El tercer menú que prepara el chef según su deseo, incluye entrada, principal, postre, más bebidas
Preparan además muy buenos cócteles, los cafés excepcionales (vale la pena consultarle las opciones a Enrico) y algunos vinos que también se sirven en copa, incluyendo el Prosecco Martini. In Bocca al Lupo es un lugar donde también se puede desayunar y merendar, lástima que cierra cuando comienza a despuntar la noche. Pero lo que hay que valorar es su relación precio calidad y la autenticidad de la propuesta.
"Capricho, deseo vehemente, ilusión". Así define la Real Academia Española a la palabra "berretín". Y esas tres cosas son las que llevaron a un holandés a abrir un restaurante a su propio gusto y piacere. Para ello se afincó hace un tiempo entre nosotros porque, como nos dijo, "Buenos Aires es como estar en Europa, pero lejos de todo". Se llama Nicolás Houweling y, junto a su hermana Bente (que estará a cargo del café de la planta baja de próxima apertura), abrió "Presencia", un restaurante en el que quiere también omitir todo lo que le parece inapropiado cuando uno sale a comer afuera. Para ello, convocó al chef Rodrigo Da Costa, de último paso por "Le Réve". Nuestra visita coincidió con el fin de la marcha blanca y comienzo del servicio al público. Impecable todo.
La chef ejecutiva de Casa Cavia, Julieta Caruso, renovó el menú de mediodía con una propuesta que permite pedir a la carta o bien elegir entre menús de pasos. A ello, se suma la coctelería creativa de la bartender Flavia Arroyo y una selección notable de vinos a cargo de Delvis Huck. La dirección general es de Guadalupe García Mosqueda.
Un bistró que le hace honor a la cocina más refinada del planeta. Le Rêve ("el sueño", en francés), nos transporta a la magia parisina en una esquina de Buenos Aires. La propuesta del joven chef Ramiro Hernández exhibe un técnica perfecta, elegancia y personalidad. La coctelería del "Tiger" es otro fuerte del lugar. Y su ambiente, nos agasaja con música sin estridencias, como debe ser en un restaurante, a lo que se suma un servicio impecable comandado por Darío Núñez. Lujos que nos podemos dar en una ciudad que, en materia de gastronomía, lo tiene todo.