Quizá por lo sencillo de su elaboración, el Gin Tonic se prepara muchas veces en forma inadecuada. No sólo es cuestión de poner gin y tónica en un vaso. El trago tiene sus secretos y aquí se los contamos.
La historia del Gin Tonic no deja de ser apasionante. Dicen que fue creado en la India del Siglo XIX, donde los colonos británicos tomaban quinina, que mezclaban con agua, para evitar contagiarse la malaria. Luego cambiaron el agua por la soda, y así nació el Indian Water Tonic. De ahí el término Indian Tonic, que luego se castellanizó como “agua tónica”. Pero como la pócima era realmente asquerosa, le pusieron un destilado de su tierra británica, el gin (ginebra para los españoles, hemos visto cómo más de un hispano pedía en el bar ginebra y para su asombro, le traían Bols). Pero la verdad sea dicha: fue el alemán Jacob Scheweppes quien inventó la tónica, mezclando aquella quinina con soda y agregándole cáscaras de naranja y otros ingredientes. Eso ocurrió mucho antes de que el trago se popularizara en la India.
Aquí en nuestro país, el Gin Tonic solemos beberlo como aperitivo, pero en España y sobre todo en el País Vasco, es al final de la comida cuando se lo degusta de manera tranquila y pausada. Así lo hemos bebido muchas veces en Sagardi (el mejor de la ciudad para nuestro gusto y que suelen prepararlo a la vista de los comensales). También lo hemos probado en el Restaurante 1881 (en el Museo de la Historia de Cataluña, de la misma cadena que el Sagardi de San Telmo), sin que notáramos ningún cambio; por el contrario el concepto es que el Gin Tonic salga siempre igual e impecablemente preparado.
El Gin Tonic es uno de los tragos más populares y tal vez también el más bastardeado a la hora de prepararlo. Depende de quién lo haga, tendremos una bebida maravillosa o una pócima imbebible
Volviendo a la elaboración del Gin Tonic, hay que decir que son los detalles lo que hacen la diferencia. En primer lugar, el vaso tiene que ser de boca ancha y escasa altura, de manera que el gin pueda oxigenarse y desprender todos sus aromas. Por otra parte, el hielo es un tema clave, porque hay que llenar el vaso por completo, que de ninguna manera deben ser pasados anteriormente por agua de la canilla. Tercero, el limón verde sutil, o el que se consiga por estos lados (que no es el mismo que por ejemplo hemos visto en Perú), tiene una enorme gravitación. Atención, no hay que colocar jugo de estos limones porque afectaría las burbujas del agua tónica. Lo que se debe hacer es cortar la piel sin la parte blanca, estrujarla encima del vaso para que salgan pequeñas microgotitas, y a continuación deberemos restregarlo por el borde y luego tirarlo dentro del vaso. El gin se sirve a cierta distancia de la boca del recipiente, durante alrededor de tres segundos. Y finalmente, se llena hasta arriba con el agua tónica. Con el mango de una cuchara, se dan vueltas para que las burbujas precipiten. Así se notará la diferencia, pero resulta poco usual que en nuestros bares se lo prepare correctamente, salvo aquellos que cuentan en la barra con gente profesional.
En Sagardi, el Gin Tonic lo hacen con Schweppes, claro, pero el gin que utilizan es el Bombay Shappire. También se suele emplear Hendrick’s y Tanqueray, entre los más conocidos. Queda dicho: de tan simple y fácil que es hacer un Gin Tonic, la mayor parte de las veces nos sirven una pócima que nada tiene que ver con este trago digno de Príncipes, como el de Tato.
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