En una esquina de Villa Urquiza, se encuentra esta parrilla de espíritu barrial, platos exuberantes y precios amigables. Como las de antes, algunas de las cuales por obra y gracia del marketing pasaron a ser de "lujo" y perdieron parte de su esencia. Ésta, en cambio, es uno de esos casos en los cuales por fortuna mantienen las tradiciones culinarias porteñas que nunca defraudan.
Arde Brasas - Dirección: Pedro Ignacio Rivera 4999, Villa Urquiza. Teléfono: 4708-1229 / 11 3192 0652. Horarios: todos los días, de 12:00 a 00:00. Precio: $$$. IG: @ardebrasas
La ciudad de Buenos Aires ha sufrido grandes cambios en materia de oferta gastronómica, sobre todo en las últimas dos décadas. Las parrillas son un símbolo elocuente del poder que tiene la carne entre los argentinos, aunque las transformaciones llevaron a que varias "parrillitas" de barrio (el diminutivo les cabía por la sencillez de su propuesta), pasaron a competir en precios con los restaurantes de alta cocina.
El caso más paradigmático es el de Don Julio, que hoy cuenta con uno de los cubiertos más costosos por su presencia en listas internacionales. Más orientadas hacia el turismo extranjero que el público local.
Pero en la ciudad, las parrillas de barrio que pueden o no sumar platos de la cocina porteña, siguen siendo un polo de atracción para el comensal común y corriente, que puede pagar un precio accesible pero no acceder a lugares donde solo al sentarse ya habrá gastado una fortuna. En síntesis, el cliente local que siempre vuelve y al que más hay que cuidar.
Arde Brasas es uno de esos casos donde la sencillez, la exuberancia de los platos y los valores accesibles, ponen al alcance de los vecinos una salida a comer afuera sin pasar sobresaltos a la hora de pedir la adición.
Hay un salón amplio y luminoso, con grandes ventanales y una cómoda distribución del mobiliario. Las mesas para cuatro personas, por ejemplo, que permiten no tener que juntar dos individuales. También está la posibilidad de elegir la vereda, especialmente en horario nocturno cuando el calor no arrecia tanto.
En la atención, conviven mozos de oficio como Ernesto -quien nos orientó a la hora de realizar la comanda- con camareros muy jóvenes. La parrilla está a la vista, a través de un amplio mostrador que se encuentra sobre el lado izquierdo al ingresar al local.
Entre las entradas no pudimos obviar las empanadas de carne, fritas, muy jugosas y de masa casera, que incluyen una aceituna entera en el relleno (una costumbre porteña que, lamentablemente, se está perdiendo).
Otras opciones son los buñuelos de acelga con alioli; bombas de papa rellenas de chorizo y provoleta; berenjena asada con limón, migas de pan tostado, yogur y cebolla crocante, y muzzarella a la milanesa.
Pero sin dudas que las provoletas son las estrellas de la casa en el rubro de entradas, ya que cuentan con una versión clásica como otras tres opciones más contundentes. Una es la que lleva el nombre del restaurante (Arde), que sale con panceta, huevo frito y verdeo; la "Champi", con rúcula, champiñones salteados y migas de pan tostado), y la rellena (con jamón y cebollas asadas más guarnición de pimientos y rúcula). Son contundentes y para compartir.
En el rubro de "Cocina Casera", encontramos tres variedades de tortillas: simple de papa, con chorizo colorado, y la denominada "Papa Arde" con cebolla de verdeo, pimientos asados, olivas y fetas de mortadela. Y también mollejas de corazón al verdeo, con papas españolas.
Antes de entrar de lleno con la parrilla, que tiene el protagonismo del lugar, vale señalar que ofrecen milanesas de carne vacuna y supremas de pollo) con opciones a la napolitana, a la suiza, fugazzetta y a caballo.
En nuestro caso optamos por el matambrito de ternera a la pizza, con tomate, muzzarella y jamón, con una guarnición de papas fritas y de yapa, otra de rúcula y parmesano. Otras opciones son al verdeo; especial con jamón, champiñones, cebolla de verdeo, vino blanco y salsa rosa, servido con papas españolas; y el que lleva el nombre del restaurante que sale con cheddar, jamón, pimiento asado, huevo frito y papas pay. Todas estas opciones pueden pedirse, además, con matambrito de cerdo.
La parrilla, ya se dijo, se lleva el protagonismo. Las porciones son súper abundantes, siempre para compartir. El bife de chorizo sale en tres versiones: clásico, mariposa o a caballo, mientras que el ojo de bife lo sirven con manteca de hierbas.
No faltan el asado banderita, la entraña y las ribs de cerdo, que se acompañan con ensalada coleslaw. Para mesas más numerosas, lo ideal es una tabla de achuras (chinchulines, mollejas, chorizo y morcilla), o la tabla especial de carnes (asado, bife de chorizo y matambrito de cerdo).
Hay varias guarniciones para acompañar y sándwiches originales, como el "Lomito Arde" de bife de cuadril, provoleta, cebolla asada y papas pay; así como algunos platos vegetarianos como la cabutia asada con verdes, ricota tostada, hongos y cebolla crispy, con vinagreta de miel.
Y pastas caseras como fusilli al fierrito, ñoquis de papa; sorrentinos de jamón, muzzarella y verdeo; ravioles de calabaza y queso parmesano, o de espinaca y muzzarella, con más de diez salsas a elección.
Los postres son bien porteños: budín de pan, flan casero y vigilante (queso dambo y dulce de batata), entre otros. Todos los platos de Arde Brasa, pueden pedirse en formato delivery o take away.
De lunes a viernes, en el horario del mediodía, puede pedirse el menú ejecutivo que, por $ 16.000 (precio de febrero de 2025), incluye un plato principal que puede ser mini bife de chorizo con papas fritas o ensalada, milanesa de ternera o pollo con guarnición o ñoquis caseros con salsa, acompañado de una bebida y café.
Arde brinda una selección de vinos y espumantes de bodegas tradicionales (optamos por un Pyros Appellation Malbec de Bodega Salentein, de El Pedernal (San Juan). Los aperitivos y las cervezas son ideales para aprovechar el happy hour, de lunes a viernes de 16:00 a 20:00.
Como ya se apuntó al comienzo, Arde Brasas se destaca por su trilogía: sencillez, exuberancia y precio. Para irse pipón y con el bolsillo sonriendo.
La Boca es indudablemente "xeneize" (tal como se dice "genovés" en el dialecto ligure). Y es el único barrio de CABA emparentado únicamente con una ciudad italiana, porque allí se asentó la mayoría de los inmigrantes que llegaron desde Génova. Tan es así que el Club Atlético Boca Juniors fue fundado en 1905 por cinco genoveses. Si bien la Bombonera no tiene un restaurante dentro de sus instalaciones, desde el año pasado uno puede comer en "Genovés", bodegón moderno con una vista privilegiada del estadio. La cocina, comandada por el chef Pablo Greco, cuenta con algunos platos identificables con la gastronomía regional de la Liguria, pero aúna esas tradiciones con la parrilla argentina y otros platos de la culinaria porteña reversionados.
Takeshi Shimada es tan reconocido entre la colectividad japonesa, como en la infinidad de clientes a los que ha transmitido la cultura gastronómica japonesa desde su llegada al país en 1986. Y, sobre todo, en el Tokio Bistró que ahora está en manos de su esposa Mariko. Es un crack, un artista de la cocina y, por supuesto, un referente ineludible en lo suyo. Hoy Shimada brinda un omakase de 16 pasos en los altos de Haiku, el restaurante del polifacético Quique Yafuso, y al lado de Mixtape, el primer bar de estilo kissa en Buenos Aires.
Pasó una década desde la apertura de La Mar Cebichería; parece mentira porque justo en el medio hubo que soportar una pandemia devastadora. Cuando este concepto gastronómico de Gastón Acurio llegó a Buenos Aires, la apuesta era muy grande: ¿cómo tentar al público con un menú basado en la pesca, justo en un país que vive de espaldas al mar? Los riesgos eran grandes y había que buscar proveedores confiables, para no contentarse con dos o tres especies que eran las únicas que consumíamos con asiduidad. Y vaya si lo han logrado, hoy La Mar es mucho más que una cebichería, se ha instalado entre nosotros con una propuesta de excelencia basándose mayoritariamente en lo que nos ofrece nuestro litoral marítimo.