Este libro cuenta la pasión de Paula por las flores, cómo las usa, qué cosas se deben tener en cuenta a la hora de su consumo y, por supuesto, comparte 67 recetas de otoño, invierno, primavera y verano para que, durante el año entero, se pueda disfrutar de las flores, estas bellezas que todo el tiempo nos recuerdan el placer de lo efímero.
Desde hace más de 30 años, Paula Méndez Carreras cocina con flores. Su amor por la cocina -heredado de su familia correntina y de los veranos llenos de aromas intensos, frutas y colores-, fueron marcando su interés por los sabores.
Más tarde, tuvo la oportunidad de estudiar cocina en Le Cordon Bleu de París, posiblemente una de las mejores escuelas de gastronomía actuales. Paula viajó por el mundo y trabajó en distintos restaurantes, inclusive algunos propios.
Hasta que, hace algunos años atrás, junto a su familia decidió instalarse en San Antonio de Areco, un pueblo tradicional de Buenos Aires, a 100 kilómetros de la Capital Federal. Allí, abrió Corazonada, su restaurante, donde las flores comestibles son protagonistas del menú.
Presentados muchas veces como como una buena alternativa a la molleja, los sesos se consiguen a un precio muy accesible. Para algunos impresionan por su forma, pero hay toda una tradición en su uso en la cocina, como por ejemplo en el relleno de los ravioles. Aquí el IPCVA los presenta de otra manera.
La Chancha y los Veinte propone para hacer en casa una provoleta al estilo en que la sirven en el restaurante. Este queso, conocido por su sabor intenso y su textura suave al derretirse, es toda una tradición y forma parte de cualquier parrillada argentina.