Este speakeasy es un avión

Airport levanta vuelo

Viernes, 13 de mayo de 2022

Luego de algunos días de renovación de las instalaciones, Airport volvió a levantar vuelo. Un avión en la terraza, azafatas que te hacen el "check in" para llegar a la mesa (ya sea en el salón o afuera), un "free shop" de botellas, reloj con los horarios en otras partes de mundo y hasta una cabina con sillones de primera clase y asientos de turistas. Airport es un nuevo speakeasy, que ofrece una experiencia diferente a todo lo conocido.

Dirección: Cabello 3601 Buenos Aires. Reservas por WhasApp: 011 15 2585 0073. Reservas: www.airport.meitre.com / Abierto de martes a jueves de 18.00 a 1 AM; viernes y sábados de 18.30 a AM. Principales tarjetas.

Tipo de Cocina: Tapas, Sushi.

Barrio: Palermo

Precio: $$$

Si hay algo que caracteriza a los speakeasy porteños es su originalidad. A esta altura, cuando ya es algo difícil llamar la atención con cosas novedosas, sorprende lo que han hecho los empresarios Sergio Leborán, Juan Manuel Piñeiro y Juan Manuel Abdala, quienes gestaron una idea loca: colocar una avioneta bimotor de los años de la Segunda Guerra Mundial en la terraza de una esquina palermitana (se la compraron a un coleccionista), como punto de partida para lo que dio en llamarse Airport.

El bar levantó vuelo, estuvo unos días en reformas durante los cuales hasta armaron una cabina con butacas de primera clase y asientos de turistas, que pronto podrá ser utilizada para cenas privadas (hasta 6 personas), o para tomar un café o un cóctel al finalizar la comida.

El ingreso tiene lugar por Tostado, un bar ubicado en la esquina de Cabello y Scalabrini Ortiz, donde un ascensor iluminado de azul intenso nos traslada a la planta alta del edificio.

Este speakeasy nos remite a "volar", pero atención que, contra lo que podría suponerse, la propuesta es apta para todo tipo de público. Si uno va temprano puede cenar tranquilo, con música de fondo que acompaña sin estridencias innecesarias y luz suficiente para ver lo que se come.

Tal vez, después de determinada hora, sea un lugar que tiende a conformar a un público joven. Pero es un error creer que solo puede atraer a ellos; los "grandes" también podemos disfrutar de un bar temático de estas características.

La cocina está a cargo del chef Dante Liporace. A esta altura resulta innecesario detallar su trayectoria, mucho menos eso tan reiterativo de que se trata del "cocinero de Macri", que fue solo un paso suyo de cuatro años por la Casa Rosada. Hacerlo equivaldría a minimizar una carrera brillante, mucho más rica y variada que este trabajo en particular, más allá de que resultó muy valioso para los que comían en la sede del gobierno, incluyendo hasta a los granaderos.

Para esta propuesta, Dante eligió una serie de platitos, algunos principales y tres postres. Una cocina sencilla, pero de calidad, esto último tal como es el sello con el que el chef pone la firma en sus restaurantes propios y los que asesora.

Probamos los langostinos apenas grillados con puré de limón, un clásico desde los tiempos de Tarquino. Y las anchoas marplatenses, con queso manchego, tomate y aceitunas verdes y negras.

Otras opciones a tener en cuenta son la tabla de quesos con embutidos de estilo italiano; carpaccio con rúcula, queso, pistacho y alioli; burrata con pesto, aceitunas marinadas y jamón; salmón ahumado con ricota cítrica y brotes; tres ensaladas y también tostadas de palta, huevo y tomates marinados.

Como se dijo, también hay una barra de sushi (nos acercaron 15 piezas de rolls), en tanto que la coctelería corresponde al bartender Ramiro Ferreri, cuyos tragos de autor llevan el nombre de países y ciudades del mundo.

Se pidió el cóctel Buenos Aires (gin, yerba mate, lima); el México (con tequila por supuesto) y París, que era el destinado para el día como atención de la casa para todos los clientes.

Como principales, pedimos el risotto de hongos (siempre un must en la cocina de Dante), y la milanesa de lomo y pasta fresca con manteca y queso (mejor aún con pesto como adicional).

Hay asimismo una hamburguesa Airport, aderezada con kétchup oriental y alioli de wasabi; raviolones de calabaza con manteca y salvia; y salmón rosado con rúcula y queso manchego.

Postres: torta de chocolate con helado de pistacho; cheesecake con frutos rojos, o helado de chocolate "intenso" y de pistacho.

La carta de vinos es corta, unas pocas bodegas, pero los precios son muy razonables y accesibles, quizá demasiado.

El "personal de a bordo", es decir los camareros de ambos sexos, se comporta como si estuviéramos en vuelo atentos a las necesidades de cada "pasajero". Impecables.

Airport es un speakeasy muy recomendable por su relación precio calidad. Pero también porque, a diferencia de otros lugares, ofrece la posibilidad de comer y disfrutar de su coctelería al aire libre, cerca de la avioneta.

El ascensor azul nos traslada a las instalaciones del "aeropuerto", con un salón VIP, una pista de aterrizaje en la terraza, la cabina escondida a un costado de la barra de sushi, y baños unisex, como es en los aviones, por supuesto.

Un vuelo sin turbulencias, muy placentero. Como para no tenerle miedo a los aviones.

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