El Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires propondrá al Poder Ejecutivo Nacional que se permita reabrir los salones de restaurantes, con una capacidad limitada al 25% del aforo total. Esa medida debería tener efecto a partir del 13 de octubre, cuando concluya la actual etapa de la cuarentena.
La Brigada, remodelación para cuidar nuestra salud.
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En la Ciudad de Buenos Aires son un poquito menos "científicos" que en la Nación, de forma tal que ya están pensando en dar un pasito más en torno a la reapertura de restaurantes y bares.
Fernán Quirós, ministro de Salud de CABA, al menos da la cara en tanto su colega a nivel nacional está desaparecido en acción. Lo cual no es malo en sí mismo, ya que cada vez que habla semeja a un pato criollo.
Somos conscientes de que la brigada K nos saldrá con los tapones de punta, acusándonos de macristas, gorilas y reaccionarios. Pero nuestros fieles lectores saben que no nos casamos con nadie, menos con lo que pregonan ese absurdo eslogan llamado "Buenos Aires Capital Gastronómica", que el año pasado usaron fondos públicos para organizar la ceremonia de los nefastos 50º Best Restaurant LATAM.
Dicho esto, ponemos la otra mejilla, para decir que el gobierno porteño -ideologías al margen- está pensando en habilitar los espacios internos de los restaurantes con un máximo del 25% del aforo habilitado antes de la pandemia.
El ministro Quirós afirmó que de todas formas se está siguiendo con atención el desarrollo de los contagios (a la hecha alrededor de un millar diario), para ver si es posible habilitar parte de la capacidad de cada local, dentro de un exhaustivo protocolo sanitario.
Esto sería posible a partir del 13de octubre, cuando se inicie una nueva etapa de la cuarentena. Uno se pregunta por qué razón en CABA piensan negociar con la Nación, cuando tienen potestad para hacerlo.
Simple: la última vez, cuando la ciudad habilitó los espacios al aire libre, incluidos los interiores, el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, dio marcha atrás y a través de un decreto limitó la reapertura a espacios públicos, por caso veredas. A los 15 días se volvió a aquella modalidad: sí al aire libre en cualquier espacio que fuere.
Ahora lo que se quiere es consensuar una reapertura parcial en los salones, sin correr el riesgo de que después aparezca otro decretazo contra la ciudad, ya de por sí víctima de la iracundia K que ataca por donde más duele: los recursos que deben coparticipar a CABA.
Va de suyo que ya hay varios restaurantes que han adecuado las instalaciones a la nueva exigencia sanitaria. Por caso La Brigada, que nunca prestó servicio de delivery ni take away, y que pese a la falta de ingresos, remodeló sus salones para que exista una mayor seguridad en los clientes.
Otro caso similar es el de El Imparcial, el restaurante más viejo de la ciudad, que también realizó obras en su salón para asegurar el cuidado de la salud de los clientes.
Sabemos que ya hay otros lugares que están modificando sus estructuras, para cuando se pueda atender al público bajo techo. Todo ahora depende de los "científicos" nacionales, que de poner palos en la rueda y tomar decisiones irracionales saben mucho.
Ubicado en la esquina de Guatemala y Gurruchaga, en pleno corazón de Palermo, ORNO relanzó su propuesta que remite al ritual de compartir la mesa. Con platitos para picar, pastas artesanales, pizzas y algunos sabores porteños, se convierte en una cantina sui generis.
El otoño y el invierno son las estaciones ideales para disfrutar de un buen té. Thibon propone disfrutar de esta experiencia en un bar con historia y tradición.