Editorial

Gato hay uno solo y es "pardo"

Viernes, 23 de agosto de 2019

Pardo: oscuro, sin luz ni claridad. Así define la RAE, en una de sus acepciones a la palabra "pardo". Y en la radio y la televisión hay un gato "pardo". Con tal de hacer lobby kirchnerista, es capaz de atacar a un trabajador de la cocina como Dante Liporace. Pero el experiodista de la Corpo Clarín, se hunde solito.

La historia es así. En una de sus habituales peroratas K, este periodista que cambió de camiseta tras trabajar años junto a Marcelo Bonelli, se fue a trabajar a otro lado y terminó en el patético canal Cristina5Néstor y Radio 10, donde junto a otro personaje nefasto, VHM, hacen lobby por la causa. En el multimedio que no les paga a sus empleados, porque hace tres años y medio se les cerró la canilla de la que salía plata de nuestros impuestos.

Pues bien, que lo hagan, total a esta altura todos saben que lo que único que les interesa es ganar plata fácil. Pero de ahí a meterse con un profesional de la cocina (además uno de los mejores chefs del país) en un ámbito que desconocen por completo, hay un largo trecho.

Das pena Gatito. En "2 sobres" eras tan patético como tu exsocio. No tenés buena oratoria, tu tono de voz es monocorde y no sos creíble, al igual que el otro con el que compartías programa pero sigue fiel a la Corpo.

En otra operación mediática y solamente porque Dante Liporace ha cometido el "pecado" de aceptar el cargo de chef de la Casa Rosada, este seudoperiodista que avergüenza a quienes somos sus colegas, puso al aire un audio en el que el chef aparece enviando un mensaje a la gente del depósito que recibe a la mercadería por la falta de cumplimiento de los proveedores y la mala calidad de algunos productos que se reciben.

Foto: Flick

No parece más que una conversación habitual en el ámbito de la cocina, donde un chef tiene que lidiar con este tipo de problemas. Ni siquiera Dante levanta la voz.

Está claro que hubo una "rata" (así se conocen a los que buchonean lo que debería quedar entre cuatro paredes), dentro de la propia estructura de la Casa Rosada.

Hay que recordar que cuando el chef llegó a ese lugar, la cocina de la Casa de Gobierno era una pocilga llena de cucarachas. El depósito, se imaginan cómo estaba. La gente no comía pese a que les cobraban muy poco. Y había empleados corruptos que pedían más de lo necesario y pagaban sobreprecios. Ergo, hay quienes están descontentos con el nuevo jefe.

El Gato "Pardo" no tiene idea de cómo se maneja una cocina. Pero con tal de atacar el Presidente, se la agarra con un laburante. Y por desgracia, muchos (demasiados) medios corruptos se hacen eco de esta canallada.

Pero la mentira tiene patas cortas. Todos conocen la mala leche del emisor de esta basura mediática. Un periodista que denigra a nuestra profesión. Que se llena los bolsillos tirando mierda.

Quienes conocen a Dante Liporace (y uno lo conoce muy bien, quizá mejor que toda la prensa gastronómica junta), sabe que además de ser un talentoso cocinero, es muy querido por la gente que trabaja con él, y que lo acompaña en otros emprendimientos que ha encarado y va a encarar.

Uno ha estado dentro de su cocina varias veces, sobre todo en el Restaurante Tarquino. En pocos espacios gastronómicos observamos tanta buena onda. Lógicamente, cualquiera que no sea neófito en la materia, entiende que ante la gran presión que hay en estos ámbitos, siempre se puede escapar una puteada o un grito. Es normal y pasa en todas las cocinas.

Tan ridícula fue la denuncia que hasta da vergüenza ajena. Bronca da que ningún colega periodista gastronómico haya salido a defender al chef que decenas de veces los agasajó con sus platos. Que la mayoría de sus colegas se hagan los boludos y miren para otro lado. Que varios medios no chequeen la información antes de largar al aire mercadería podrida.

Y por último, que el único "Gato pardo", oscuro, sin luz ni claridad, no es el que manda en la Rosada, sino un periodista que se llevó a marzo la materia "Deontología". (Deontología: "Parte de la ética que trata de los deberes y principios que afectan a una profesión").

Y terminamos recordando una frase emitida por el diputado socialista Nicolás Repetto: "para hacer política he debido tirar mi honra a los perros". Lógicamente que lo decía en forma irónica. Lamentablemente, algunos colegas, para hacer periodismo le tiraron su honra a las hienas. 

Más de Editorial
¿Y ahora qué hacemos con los cubiertos de 200 dólares?
Editorial

¿Y ahora qué hacemos con los cubiertos de 200 dólares?

La economía argentina carece de reglas claras y seguridad jurídica. Y la inflación es un flagelo que, en el mejor de los casos, deberemos seguir soportando por varios meses (o años). Las medidas adoptadas por el nuevo gobierno, como el achicamiento de la banda cambiaria entre el dólar oficial y el blue, han provocado que muchos turistas extranjeros que vendían dólares a los "arbolitos", para luego pagar un valor irrisorio en los restaurantes, fueran rumbeando para otros lados. Si esto se acrecentara, como suponemos que va a ocurrir, ¿qué harán los restaurateurs que cobran 200 dólares ó más por un cubierto.
La gastronomía no tiene género
Editorial

La gastronomía no tiene género

Durante mucho tiempo, demasiado, por cierto, el rol de la mujer en la cocina estaba limitado a las cuatro paredes de su hogar. Ese era su territorio y, por entonces, resultaba imposible encontrarlas dentro de las durísimas cocinas de restaurantes y hoteles. Para bien, las cosas han cambiado y hoy es común que exista igualdad de género en un ámbito machista donde antes predominaba la fuerza bruta por sobre el cerebro.

Probás 100 vinos por día y ya no sabés qué estás tomando
Editorial

Probás 100 vinos por día y ya no sabés qué estás tomando

Tim Atkin vuelve al país para llevar adelante su 14ta degustación anual, invitado por Wines of Argentina. Estará entre nosotros hasta el 8 de marzo (llegó el pasado 15 de febrero). En primer lugar, contará solamente los vinos que le pongan enfrente desde la entidad que promueve la marca y la imagen país de los vinos argentinos. En segunda instancia, haciendo un cálculo grosso modo, nos da la friolera de un centenar de vinos por día. O sea, llega un momento en el que ya ni sabés qué estás tomando.