En Donnet se combinan una estética kitsch (en el sentido de la mezcla, no del mal gusto) y una cocina sana y adictiva. Esta esquina de Chacarita propone una experiencia de salir a comer que contrasta con la oferta existente en la ciudad.
Donnet- Fraga 499- Teléfono: 4551-1915. Abre de martes a sábados de 20 a 1. Pago en efectivo.
Tipo de Cocina:
Precio: $$$
Barrio: Chacarita
Manuela Donnet es cocinera. En su local tanto la vajilla como sillas, mesas y decoración parecen armados (y traídos) desde casas de abuelas y mercados de pulgas, y las recetas sacadas de un cuento de hadas infantil.
Comenzó siendo una rotisería con una barra y una mesa, y debido a la alta demanda agregaron más mesas comunitarias. Es recomendable reservar, sobre todo para un grupo grande.
Los platos están hechos con ingredientes orgánicos y no contienen ningún derivado animal (paradójicamente, el local supo ser una pollería, rubro que sigue anunciando el cartel de entrada).
Pero ser veganos está lejos de ser su característica principal, cuando sí lo es su originalidad. Un ejemplo son los Hongos Donnet (portobellos sarteneados con licor de olivas verdes sobre crema de castañas y garrapiñada de frutos secos, $ 175), que con su explosión de jugo con sabores nuevos, dulces y amargos en cada mordisco a un portobello gigante, convencen a cualquier fanático de la carne de que una parrilla no es siempre la única opción.
O los puerros y verdeos Ricciardi (cocinados por cuatro horas en salsa casera de tomate, vienen con papas al horno y pesto, $ 175).
¡Tiembla el estofado de la nana! Lo ideal es probar de todo: alguna sopa cremosa ($ 75), especialidad de la casa, y tapas como el fainá con vegetales y levadura ($ 50), empanada de hongos con pasas y almíbar de coca ($ 35), knish con mermelada de jalapeños ($30).
Manuela fue alumna de Máximo Cabrera (gurú de la raw food, cocina cruda, en la Argentina) y hay algo de su impronta en la cocina, con cierta rebeldía, que se percibe en su look de chef-gitana-tatuada.
Los sábados saca a relucir este anarquismo más que nunca: es día de menú rebelde, propone que si venís con ganas de picar pagues $ 50, con apetito $ 100, con hambre $ 200, y si te querés morfar todo, $ 300. Y ella marcha a piacere lo que le pintó cocinar ese día.
Para beber, riquísima cerveza artesanal Alberdi tirada ($ 70 la jarra de medio litro), vinos orgánicos (entre $ 100 y $ 180); licores agroecológicos ($ 120 la botella, $ 60 la copita) de sabores extraños como chile y cacao; aperitivo americano con soda y limón ($ 80), agua ($ 30), soda ($ 40) y limonada simple ($ 60 medio litro) o con kéfir ($ 80 medio litro).
Todo en vasos y copas de tamaños y colores diversos. Para terminar, café o té ($ 35) y si la cocinera se inspiró, también algún postre bien especiado.
Donnet es un espacio de luces bajas y cálidas, muy femenino, donde Manuela lleva adelante, sin ayudantes, una cocina de carácter que se saborea en platos arriesgados e independientes. Hay pasión, no cabe duda.
"That's Amore" es el eslogan que uno lee en las remeras de los camareros de "Pasta", el ristorante que el piamontés (de Biella) Mauro Lacagnina abrió en Belgrano, poco antes de la pandemia. Para disfrutar de la verdadera cocina italiana, nada mejor que los cuocchi que han llegado a nuestro país para deleitarnos con las recetas de la nonna.. A eso, en Pasta by Mauro Lacagnina, hay que sumar una impecable relación precio calidad.
Bestial está ubicado en el rooftop de un piso 11, aunque se nos asemeja mucho más alto todavía por lo imponente de la vista. Quizás eso sea porque si uno mira hacia el río de la Plata, no hay edificios elevados. Con la vista del cuartel del Regimiento de Patricios en primer plano, el panorama se extiende hacia las costas uruguayas. Y, adentro, todo es estridente e impactante. La propuesta nos remite hacia la culinaria nikkei, y la coctelería va acompañada de "cabezas bestiales" dentro de la cuales se colocan los vasos. Ahora también abren al mediodía tres veces por semana.
Pocas veces confluyen, al mismo nivel de eficiencia, los tres elementos esenciales de un restaurante: cocina, ambiente y servicio. Eso es lo que sentimos luego de vivir la experiencia de O-satori, el omakase ubicado en el piso 23 del Hotel Buenos Aires Marriott (ex Panamericano).