Comida como la que preparan los daneses en sus propias casas. Platos sencillos y contundentes, con mucho pescado y cerdo, aquavit y los clásicos sánguches abiertos.
Club Danés - Leandro N. Alem 1074, Piso 12 - Tel.:4312-9266. Abierto de lunes a viernes al mediodía (abren para eventos especiales por la noche). Pago en efectivo.
El Restaurante del Club Danés está allá arriba, en el piso 12 del edificio donde funciona la Embajada de Dinamarca, con vista espectacular al río de la Plata entremedio del “skyline” de Catalinas Norte. Si vos no creés que se pueda comer en Buenos Aires y muy bien, por apenas 130 pesos (valores de octubre de 2015), estás equivocado. Este es el lugar.
Santiago Macagno (de origen danés por parte de madre) y Eduardo Marenco, amigos y socios, recorrieron en bicicleta el gran país nórdico, vivieron allí un tiempo y comieron en las casas de los propios daneses tantas veces como fuera necesario para descubrir todos los secretos acerca de lo que comen en sus casas los pueblos escandinavos en general, y daneses en particular.
De allá trajeron recetas tradicionales, conceptos de la cocina casera basada en pescados y carne de cerdo, fundamentalmente, y los aplicaron en su restaurante, donde hay fotos de Nyhavn (el “puerto nuevo” de Copenhague, la Sirenita, la Reina Margarita y demás vistas de la patria de Hans Christian Andersen).
Para lo que no lo saben, les contamos que en nuestro país está la tercera colonia danesa más importante del mundo. El epicentro de esa colonización se dio en el sur bonaerense, un triángulo que junta en sus vértices a Tandil, Necochea y Tres Arroyos.
Volviendo al Club Danés, hay que agregar que Eduardo, uno de los dueños, estuvo un tiempo radicado en Lyon, junto a su esposa, pero al regreso continuó cocinando junto a su socio de siempre. La cosa es así: hay un menú danés que incluye el plato principal, la bebida (no alcohólica o cerveza chica) y café o té, más el servicio de mesa).
Los mediodías del Club Danés proponen un menú con plato a elección entre cuatro opciones, bebida y café. Para pedir aparte los smörrebrod o sánguches abiertos.
Si sos de comer "abundante", se puede agregar como entrada uno o dos smorrebröds (sánguches abiertos daneses), que pueden ser de arenques con cebolla, salmón ahumado o gravlax con crema agria, paté de hígado de cerdo, roast-beef o quesos, entre otros.
Si bien el menú del día tiene cuatro opciones, una más económica de y hay otras dos iguales al mismo precio que el plato danés.
Algunos ejemplos de preparaciones danesas son “forloren hare” (pan de carne vacuna y porcina con salsa de perejil, torta de papa y zanahoria, o con papas a la crema, repollo colorado agridulce y salsa marrón); “frikadeller” (albóndigas de cerdo con puré de papas, pepinillos agridulces, cebolla frita y salsa marrón); “biksemad” (salteado de carne de vaca y cerdo con cebolla y papa, con un huevo frito a caballo, pan negro enmantecado y remolacha agridulce), “fiskefrikadeller” (albóndigas de pescado con papas a la crema, pepinillos y remoulade); “vesterhavs torsk” (pescado poché con salsa de mostaza y cúrcuma, con miropoix de remolacha agridulce y huevo duro). Hay más opciones que varían diariamente, como el “hakkebof” (bifes de carne vacuna con salsa marrón, papas al horno, repollo colorado agridulce y cebolla rehogada) e “indbagt morbrad” (solomillo y carne picada de cerdo, envuelta en hojaldre, con papas a la crema, espárragos y salsa marrón).
Hay postres típicos que se pagan aparte, como arroz con leche con almendras, espuma de limón y varios preparados con frutos rojos, una tradición escandinava.
El Restaurante del Club Danés es un lugar donde comer suculento y casero, por pocos pesos, algo bastante poco común en estos días. Mediodías de oficinistas de un público fiel que valora lo que le ofrecen. Un chupito de aquavit para completar la faena, no viene nada mal.
Por razón precio calidad, Cruz Omakase se destaca como un verdadero "best-buy". Sin sofisticaciones innecesarias, su propuesta permite disfrutar de una docena de pasos que van in crescendo, al tiempo que también podés optar por opciones de handrolls y una selección de etiquetas de la vinoteca vecina del mismo nombre, así como la reciente incorporación de whiskies japoneses.
"Capricho, deseo vehemente, ilusión". Así define la Real Academia Española a la palabra "berretín". Y esas tres cosas son las que llevaron a un holandés a abrir un restaurante a su propio gusto y piacere. Para ello se afincó hace un tiempo entre nosotros porque, como nos dijo, "Buenos Aires es como estar en Europa, pero lejos de todo". Se llama Nicolás Houweling y, junto a su hermana Bente (que estará a cargo del café de la planta baja de próxima apertura), abrió "Presencia", un restaurante en el que quiere también omitir todo lo que le parece inapropiado cuando uno sale a comer afuera. Para ello, convocó al chef Rodrigo Da Costa, de último paso por "Le Réve". Nuestra visita coincidió con el fin de la marcha blanca y comienzo del servicio al público. Impecable todo.
La chef ejecutiva de Casa Cavia, Julieta Caruso, renovó el menú de mediodía con una propuesta que permite pedir a la carta o bien elegir entre menús de pasos. A ello, se suma la coctelería creativa de la bartender Flavia Arroyo y una selección notable de vinos a cargo de Delvis Huck. La dirección general es de Guadalupe García Mosqueda.