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Sushi, una cuestión de pesos

Viernes, 16 de octubre de 2015

Hace rato que el sushi dejó de ser una moda y se terminó de instalar entre nosotros. Pero se sigue discutiendo sobre su precio, si realmente se justifica pagar tanto por una pieza en la que a la vista lo que prevalece es el arroz.

Hablemos de una familia tipo. Y de un delivery. Dos hombres (padre e hijo) y dos mujeres (madre e hija). Es decir, dos que comen mucho y dos que comen menos (no es una regla exacta, pero sí cercana a la realidad). Para quedar realmente satisfecho con un pedido de sushi, habrá que pensar en 20 piezas para cada hombre y 12 para las mujeres. En total 64 unidades, que dan como resultado una cuenta que ronda los 80 dólares oficiales. Y ponemos el valor en esta divisa porque si no tendríamos que actualizar esta nota todas las semanas. Y encima tenés que agregar la bebida. ¿Podemos decir que esta comida es muy costosa o que los valores son razonables?

En un reciente viaje a Europa, hemos podido comprobar que el costo del sushi no es un fenómeno local. Por caso, en Amsterdam, una ciudad que no es de las más baratas del viejo continente, hay que decirlo, cada pieza ronda los 2 euros. Hay también una cadena que se llama Sumo, que te permite comer más por menos, por obra y gracia de un sistema cazatontos. El límite te lo pone el cuerpo y generalmente salís perdiendo con esto de “eat all you can”. Y más o menos así en Italia (Venecia), España (Ibiza, Barcelona y Girona), y Francia (París y Lyon). Huelga decir que la elección se orientó hacia otro lado.

En realidad depende del cristal con que se mire. El problema del sushi es que más allá de sus valores, tanto en delivery como en los restaurantes; se trata de una comida que no satisface hasta haberte comido por lo menos más de 20 dólares pesos en rolls, nigiris, makis, para empezar a hablar.

Un pedido para la misma cantidad de personas, ya sea pizzas como empanadas, podría costarte la mitad y te llenaría el estómago más rápidamente.

Otro ejemplo: un delivery de cocina mexicana. Como Mole, el de la avenida Cabildo al 1300, que tiene también una sucursal en la zona de Chacarita-Colegiales. Por el mismo dinero que gastarías en un pedido como el mencionado más arriba, en ese lugar gastarías alrededor de 50 dólares para seis personas, comida casi para un regimiento: dos totopos con sus salsas, dos frijoles refritos (puede cambiarse por arroz mexicano, guacamole o Cheddar fundido), doce quesadillas o tacos, más tres alambres con tortillas o doce burritos. Seguro que te sobra para la noche o para el almuerzo del día siguiente (y el sushi hay que comerlo sí o sí en el momento). Claro, no son cosas comparables, habrá quien come sushi y no tacos.

Es evidente que el problema del sushi no es tanto su precio, sino la cantidad de piezas que tenés que comer para quedar satisfecho.

Ahora bien, hay que decir que el sushi tiene sus bemoles. Uno de ellos es la materia prima, que exceptuando el arroz, una parte importante en cantidad y de precio bajo, va acompañado por productos muy costosos. El pescado y los mariscos lo son, sin dudas. Y aparte hay un desperdicio de alrededor del 50%. Para colmo de males, el argentino prefiere el salmón rosado (sin darse cuenta de que nuestros pescados blancos del Atlántico son fantásticos), que paga derechos de importación y flete desde Chile. Si encima se usa pulpo español los costos se aceleran aún más. Y encima ahora te hacen sushi hasta con el falso Kobe (el argentino que no debiera llamarse así porque de Wagyu sólo tiene la genética).

Las algas, el wasabi, el jengibre, la salsa de soja (que debe ser de calidad adecuada para que no te arruine el sushi), más otros elementos, como la arrocera, diversos objetos que se utilizan en la preparación, más el tiempo que lleva hacerlo, así como y capacitar al sushiman (aunque en verdad en Japón la cosa es más complicada, porque pasan años hasta que te dejan agarrar la cuchilla para filetear), tendremos una explicación de por qué el sushi es tan costoso. Y a eso también agreguemos los envíos, que incluyen cajas, palitos, envases plásticos, etcétera.

De manera que si bien el sushi no es un producto barato, su valor está bastante justificado. Pero el inconveniente, repetimos, es que hacen falta muchas piezas para satisfacer a un estómago resistente. Y además, pasadas dos horitas, tenés hambre de nuevo.

Por último, hay que decir que al sushi barato hay que desconfiarle. El introductor del sushi fuera de los restaurantes japoneses de Buenos Aires, fue Jorge Schwarcberg, expropietario de Dashi. Alguna vez nos comentó que para que el sushi sea barato, hay que escatimar cantidad y calidad de la materia prima. Y en muchos casos, eso puede ser peligroso para la salud. Por otro lado, cuando aparece solamente un número telefónico y no anuncian dónde está el local, es otro motivo más de desconfianza.

En síntesis, el sushi es costoso por varios motivos, pero nunca hay que resignar calidad por cantidad. En todo caso, si no querés gastar tanto dinero, podés comerlo como entrada y hacer otra comida en tu casa o pedir un delivery combinado, como pollo teriyaki o un wok de verduras, cerdo, pollo. Basta ver el tamaño de los platos de cocina de los japoneses o peruano japoneses, para darse cuenta de que hay volumen como para quedar pipón. 

En definitiva, al que quiera celeste que le cueste, el que quiera sushi que lo pague, aunque te duela el bolsillo.


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Marta Ramírez no tiene los ojos rasgados, pero es una de las cocineras más versada en las apasionantes culinarias de los países del Sudeste asiático. En 2018 cerró su emblemático Restaurante Captain Cook, que supo funcionar en San Fernando y luego en Martínez. Por suerte para nosotros, cada tanto ofrece un pop-up que nos hace revivir aquellas noches inolvidables. Esta vez, pasó por Hierro Cinco, en el Golf Club de San Isidro, donde pudimos disfrutar de un menú de pasos acompañado por los vinos de Bodegas Bianchi.