El Bodegón de San Telmo Viernes, 22 de noviembre de 2013Típico bodegón porteño ubicado en el corazón de San Telmo, en Manolo se come bien y barato, un lugar ideal para familias y grupos de amigos.
Manolo - Cochabamba y Bolívar - Teléfono 4307-8743. Abierto lunes a viernes noche, sábados y domingos mediodía y noche. Principales tarjetas.
Cocina: Porteña
Barrio: San Telmo
Precio: $$
Bolívar y Cochabamba, a media cuadra de la sede del Club San Telmo, debajo de la autopista, orgullo del barrio, hoy devaluado futbolísticamente en la Primera C. Pero el más popular de los deportes se respira en la cuadra, y también en las paredes de Manolo, “el bodegón porteño” por antonomasia, por más que haya sido creado hace un cuarto de siglo por el asturiano Manuel Fernández. Hoy el negocio familiar lo siguen sus hijos Gastón y Sebastián, siempre al pie del cañón. Más allá de su inequívoco origen hispánico, la cocina de Manolo es la típica porteña gestada por el aporte de los inmigrantes (fundamentalmente los paisanos de Manolo y los italianos). El estilo no cambia: buenos precios, platos abundantes (preguntar siempre a los mozos, muy profesionales, sobre la posibilidad de compartirlos), vinos sin excesos en los precios, ambiente amigable. Más no se puede pedir. La carta es extensa, en la que no falta ningún plato que se precie de pertenecer a las costumbres culinarias de los habitantes de la ciudad del tango. Y lo más importante es que los precios son más que amistosos con el bolsillo (más aún si se sabe pedir).
En Manolo podés encontrar los clásicos platos de siempre: milanesa a la Napolitana; matambre con rusa; revuelto Gramajo; parrilla al carbón, y pastas caseras
Para empezar matambre con rusa, lengua a la vinagreta, empanadas de carne cortada a cuchillo, provoleta y picada de la casa (para cuatro). Hay minutas variadas (tortillas a la catalana y de brócoli entre las no tradicionales); omelettes; papas fritas y purés; acelga a la crema; gratín de brócoli. De la parrilla al carbón, los cortes más tradicionales (asado banderita o corte especial, dos medallones de lomo, entraña, bife de chorizo común y mariposa, bondiola de cerdo). Pastas caseras en diferentes versiones (sorrentinos de jamón y muzzarella, raviolones de ricota, tallarines). También pescados, mariscos y arroces; bondiolas y carrés en ocho opciones distintas; matambre a la pizza o al verdeo; milanesas (la Napo es la más destacada, claro está); lomo Houston, cuatro pimientas y strogonoff; bife de chorizo a la Irlandesa, italiano con batatas fritas o canadiense con papas aplastadas. Y pollos y supremas (al ajillo suprema Gran Manolo). Como se observa, para todos los gustos y paladares, clásicos, gourmets y con exigencias varias, todos quedarán satisfechos en cantidad y calidad. Lo que probamos, lógicamente, no es siquiera el 1% del menú de Manolo. Pero para muestra basta un botón.
Los postres son también caseros, si es que el estómago aguanta: flan mixto, panqueques, sabayón al marsala con nueces, peras al Malbec, helados de El Fundador, la infaltable Copa Melba. El servicio de mesa cuesta 10 pesos. Y los vinos están marcados con precios harto razonables. Manolo no te defrauda, cuesta lo que vale, o en realidad cuesta menos de lo que vale.
Típico bodegón porteño ubicado en el corazón de San Telmo, en Manolo se come bien y barato, un lugar ideal para familias y grupos de amigos.
Barrio: San Telmo
Precio: $$
Bolívar y Cochabamba, a media cuadra de la sede del Club San Telmo, debajo de la autopista, orgullo del barrio, hoy devaluado futbolísticamente en la Primera C. Pero el más popular de los deportes se respira en la cuadra, y también en las paredes de Manolo, “el bodegón porteño” por antonomasia, por más que haya sido creado hace un cuarto de siglo por el asturiano Manuel Fernández. Hoy el negocio familiar lo siguen sus hijos Gastón y Sebastián, siempre al pie del cañón. Más allá de su inequívoco origen hispánico, la cocina de Manolo es la típica porteña gestada por el aporte de los inmigrantes (fundamentalmente los paisanos de Manolo y los italianos). El estilo no cambia: buenos precios, platos abundantes (preguntar siempre a los mozos, muy profesionales, sobre la posibilidad de compartirlos), vinos sin excesos en los precios, ambiente amigable. Más no se puede pedir. La carta es extensa, en la que no falta ningún plato que se precie de pertenecer a las costumbres culinarias de los habitantes de la ciudad del tango. Y lo más importante es que los precios son más que amistosos con el bolsillo (más aún si se sabe pedir).
En Manolo podés encontrar los clásicos platos de siempre: milanesa a la Napolitana; matambre con rusa; revuelto Gramajo; parrilla al carbón, y pastas caseras
Para empezar matambre con rusa, lengua a la vinagreta, empanadas de carne cortada a cuchillo, provoleta y picada de la casa (para cuatro). Hay minutas variadas (tortillas a la catalana y de brócoli entre las no tradicionales); omelettes; papas fritas y purés; acelga a la crema; gratín de brócoli. De la parrilla al carbón, los cortes más tradicionales (asado banderita o corte especial, dos medallones de lomo, entraña, bife de chorizo común y mariposa, bondiola de cerdo). Pastas caseras en diferentes versiones (sorrentinos de jamón y muzzarella, raviolones de ricota, tallarines). También pescados, mariscos y arroces; bondiolas y carrés en ocho opciones distintas; matambre a la pizza o al verdeo; milanesas (la Napo es la más destacada, claro está); lomo Houston, cuatro pimientas y strogonoff; bife de chorizo a la Irlandesa, italiano con batatas fritas o canadiense con papas aplastadas. Y pollos y supremas (al ajillo suprema Gran Manolo). Como se observa, para todos los gustos y paladares, clásicos, gourmets y con exigencias varias, todos quedarán satisfechos en cantidad y calidad. Lo que probamos, lógicamente, no es siquiera el 1% del menú de Manolo. Pero para muestra basta un botón.
Los postres son también caseros, si es que el estómago aguanta: flan mixto, panqueques, sabayón al marsala con nueces, peras al Malbec, helados de El Fundador, la infaltable Copa Melba. El servicio de mesa cuesta 10 pesos. Y los vinos están marcados con precios harto razonables. Manolo no te defrauda, cuesta lo que vale, o en realidad cuesta menos de lo que vale.