Lucumma es un auténtico restaurante peruano ubicado en el corazón del Barrio Chino. La fórmula es simple: platos ricos y contundentes, fieles al espíritu culinario del Perú.
Lucumma (así, con dos m) es el nombre elegido por Michael Huayta para identificar a su restaurante ubicado en el Barrio Chino de Belgrano. Hace referencia al fruto conocido como Pouteria lúcuma, procedente de un árbol originario de los valles andinos del Perú, Ecuador y Chile. La COPROBA, por caso, ha declarado a la lúcuma como uno de los productos bandera del país. Junto a Gladys y el chef Roberto Arias, más todo el personal peruano de la casa, se esfuerzan por dar de comer platos sabrosos y contundentes. El menú, amplio, abarca a los distintos rubros que hacen a la culinaria peruana una de las más respetadas y valoradas en el mundo entero.
Imposible no comenzar una descripción de Lucumma sin rendir tributo a los ceviches, ocho en total más un tiradito, cada uno más tentador que el otro. Están el clásico de lenguado, mixto, de lenguado al jugo verde, de mariscos, de camarones, afrodisíaco, Nikkei y el que lleva el nombre del restaurante, Lucumma, con lenguado y langostinos. Además, un tiradito de lenguado. Las porciones son muy abundantes, perfectamente compartibles.
Como entradas, hay anticuchos de corazón, papas a la Huancaína, causas, tamales y ocopas arequipeñas.
Para darse una panzada de ceviches y otras especialidades peruanas, a precios razonables, la opción de Lucumma parece ineludible.
La lista de principales es amplia, platos que van del mar a la sierra. Ejemplos: picante de mariscos; sudado de pescados; mero a lo macho, o relleno de langostinos o de mariscos; lomo salteado; tallarines verdes con lomo; ají “a la gallina”; arroz chaufa, entre otros.
Para acompañar, Pisco Sour, jarra de chicha morada, licuado de limones con hielo, cervezas. O algún vino blanco de la carta, en especial Sauvignon Blanc y Torrontés para las entradas y el ceviche.
“Cocina Inka” es la definición que mejor le cabe a Lucumma, onda bodegón, comida generosa y auténtica. Para disfrutar en el cómodo salón o cuando el tiempo lo permita, en el patio del fondo. Un peruano entre chinos, pero con identidad propia.
El Alvear Grill nació el 16 de julio de 2018 para reemplazar nada menos que a La Bourgogne, que apagó sus fuegos tras la cena de la Revolución Francesa, dos días antes y luego de una larga trayectoria en ese lugar. Es uno de los espacios históricos y más elegantes de la gastronomía porteña, ubicado dentro del Alvear Palace Hotel. Hoy el restaurante aparece renovado, a través de la incorporación del chef Leandro Di Mare y de la gerente de AA&BB, Gabriela Troncoso. Su propuesta conlleva una dualidad positiva: las carnes argentinas y una cocina de elaboración puntillosa y creativa.
Pocos días después de su apertura, Kuro Kuma ("Oso Negro" en japonés) aparece poblado de comensales en una fría noche de miércoles. Se trata de uno de los espacios más llamativos de VíaViva, el pasaje debajo del viaducto del tren a Tigre, que nace en la calle Juramento, en la entrada al Barrio Chino. La propuesta es de cocina asiática, garantizada por la sapiencia de Oscar Lin, propietario y chef de Síntesis Tapas Asiáticas, en Palermo. Para quienes prefieren la comodidad de un salón cómodo y climatizado, antes que la comida callejera al paso, sin dudas éste es el lugar a elegir.
En los confines de Villa Urquiza, Bonario es un nuevo pequeño restaurante ubicado en una estratégica esquina del barrio, sobre la Avenida Congreso. Su propuesta -creada por el chef Sebastián Iraola-, se basa primordialmente en la cocina mediterránea, con platos simples, ricos y abundantes. Está abierto todo el día y funciona además como cafetería.