Si hay crisis que no se note. En La Pescadorita te ofrecen en menú de alta calidad, tres pasos con vino D. V. Catena, a un precio súper accesible. Cocina de mar al alcance de muchos, algo no muy común en estos tiempos.
Todos sabemos que hay una crisis generalizada en el negocio gastronómico. Se trata de una conjunción de factores, que coadyuvan para que la cantidad de cubiertos caiga abruptamente.
Mucho tiene que ver, claro está, la situación económica del país, aún en una coyuntura de baja de la inflación. Tal vez éste, precisamente y aunque suene contradictorio, sea uno de los motivos de la retracción de la gente para salir a comer afuera.
¿Por qué se da esta situación?, un economista amigo nos lo explicó de la siguiente manera: antes, con una inflación galopante, en cuanto sobraban unos pesos era preferible gastarlos en una salida y no ahorrar en una moneda que tenía poco y nada de valor. Hoy, en cambio, quien tiene una capacidad de ahorro, por pequeña que sea, prefiere guardarlo para ver qué pasa más adelante.
¿Cuánto puede durar esto? No hay una regla fija, pero los economistas consideran que puede durar ocho meses, hasta un año. Vamos por este último camino, parece.
Los panes y los boquerones, una yapa.
De todas maneras, no hay plata, y ésa es tal vez la única verdad absoluta que surge de los dichos habituales del Presidente de la Nación. Otro hecho a tener en cuenta, es la sobrevaloración de los precios de los menús de algunos restaurantes, que se quedaron con valores para turistas extranjeros, que hoy brillan por su ausencia.
Uno se pregunta cómo puede ser que si alguien te cobra 40.000 pesos y los números le cierran, por algo parecido otros duplican y hasta triplican esa cifra. Esto es algo que se da en algunos restaurantes locales, que han preferido trabajar para ganar posicionamiento en las listas como los 50 Best Restaurants o la Guía Michelin Argentina.
Que lo digan sino los restaurantes de bodegas en Mendoza, que están sufriendo la gota gorda con menús de 200 y 300 dólares, que los locales no pagan y los turistas tampoco están más.
Si hay algo que valorar hoy, es el esfuerzo que hacen algunos empresarios gastronómicos, ofreciendo a sus clientes menús especiales y platos a precios muy convenientes. Es algo así, como democratizar las salidas a comer afuera.
Algunos ejemplos a considerar son los de Mercado de Liniers, que no solo cambió el menú degustación por platos a la carta, pero que además tiene un menú de mediodía que permite disfrutar de alta cocina a precio permisible.
Otro caso paradigmático, es Cruz Omakase en sus dos locales de Colegiales y el Barrio Chino. Un menú de 12 pasos a solo $ 50.000 más bebidas.
Pero también hay que valorar lo que hace un empresario gastronómico como Sebastián Valles, que lleva años de sostener sus emprendimientos, a fuerza de ofrecer una excelente relación precio calidad en sus dos locales de La Dorita y en La Pescadorita.
En su hermana La Pescadorita, pasa algo similar. Anoche estuvimos probando su menú de tres pasos, con una botella de vino D. V. Catena cada dos personas, café y limoncello. Todo por $ 43.000.
Las entradas son a elección son carpaccio de salmón rosado al limón asado con alcaparras, perlas de oliva y mousse de palta; arancini con fondo de mariscos, corazón de queso y espejo de azafrán, o mariscos gratinados.
Optamos por estas dos últimas opciones, consistentes en tres unidades de arancini y otras tantas de mariscos servidos (al fuego). Muy recomendables, ambas.
Debemos confesar en este caso, que uno cuando le ofrecen un menú a precio fijo y de valor tan razonable y accesible, duda sobre si la cantidad será suficiente para satisfacer el apetito. Pues bien, para cubrirnos, pedimos las empanadas acevichadas que son para nosotros infaltables. Exuberantes, jugosas, de sabor intenso.
Las empanadas acevichadas, fuera de menú.
No sabíamos que los principales también tenían un tamaño importante. La fideuá, que nos llegó en una paellera, resultó no solo una elección acertada sino un plato súper abundante, casi una comida entera por sí misma.
La sirven con la pasta crocante, acompañada de trucha salmonada, brócoli y pulpitos en cantidad sorprendente.
Otras opciones son el arroz meloso con langostinos de Rawson y setas de temporada; cintas negras caseras con salsa de chipirones al hierro, pisto de tomate italiano y pesto genovese; pesca del día al ajo chile, con papas rotas al hierro y hojas de rúcula salvaje.
Los postres son la tarta de lima; chocolate y sal; espuma de maracuyá con merengues y frutillas, o crème brûlée de dulce de leche Chimbote.
Como ya se dijo, incluye una gaseosa o agua por persona, y una botella de D. V. Catena cada 2 personas; café y limoncello. Precio por persona: $ 43.000. Para sumarse a esta experiencia. es necesario reservar online en: https://pescadorita.meitre.com/; por teléfono al 4773-0070 y por WhatsApp al 11 3146 7699.
No se lo pierdan porque realmente, este menú es una bicoca. Y una excelente atención, otra rareza hoy (Hernán, nuestro mozo, un capo). Y también Gabriel, el encargado.
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