Ostende en ColegialesMiércoles, 5 de junio de 2024Ostende surgió bajo la búsqueda de rememorar elementos que apelaran a la nostalgia y al encuentro con la familia y amigos a través de su carta. Lleva el nombre del balneario turístico, ya que muchos de los recuerdos de algunas generaciones están arraigados a la costa argentina.
Ostende - Dirección: Virrey Loreto 3303, Colegiales. Horarios de atención: domingo a jueves, de 09:00 a 00:00; viernes y sábados de 09:00 a 01:00 AM. Precio: $$$. Instagram: @ostende_ba
El proyecto se inauguró en junio de 2023, de la mano de cinco socios con amplia experiencia en el ámbito gastronómico y específicamente en las propuestas temáticas: Juan Manuel Bidegain, Gonzalo Freire y Roberto Cardini, dueños y fundadores de "Sede Whisky", "Madre Rojas" y "Sifón Sodería", junto a Nicolás Sánchez y Esteban Siderakis, dueños y fundadores de la cadena de cafeterías de especialidad "Molina Panadería Café".
Lo que han proyectado allí en una pintoresca esquina del barrio de Colegiales, fue reivindicar una época a través de su ambientación, la decoración y el menú.
Por ejemplo, desde lo visual se exhibe un cartel que imita la tipografía del juego de scrabble y, tanto en la vereda como en todos sus espacios, hay mesas de fórmica de color verde, y sillas clásicas de los ‘70, adaptadas para la mayor comodidad de los comensales.
El local cuenta con un salón en la planta baja, donde también está la barra de la que salen los pedidos (una curiosidad son las lámparas rojas sobre un costado, que sirven para que la comida no pierda su temperatura mientras se espera que los camareros las lleven a las mesas), más otro espacio en el primer piso.
Cabe señalar que, en el salón principal, las mesas son para dos y/o cuatro comensales por lo que, para servicios con mayor cantidad de personas, resulta más cómodo el primer piso.
Además de los dos espacios cerrados que ya se mencionaron, hay algunas mesitas en la vereda para cuando el clima acompañe, a lo que se suma una terraza a cielo abierto.
La decoración, haciendo honor a su nombre que refiere a un balneario de la costa argentina, nos permite identificar elementos afines como pelotas playeras y juegos de scrabble.
El menú de Ostende está diseñado por el chef Francisco García -formado en la escuela de cocina Le Cordon Bleu de Lima, Perú-, quien anteriormente se desempeñó como jefe de cocina del Hotel Fierro, Manteca Restó y Cocu.
Los platos, si bien son clásicos de los bodegones porteños, presentan algunos toques personales que los diferencian de los elaborados de manera más ortodoxa.
Lo que se probó para comenzar fue el arroz crocante con langostinos, gremolata de castañas, pickles de cebolla y alioli con rúcula, muy recomendable, inclusive para compartir.
Hay opciones como las aceitunas marinadas con achiote, naranja y romero; ricota, zucchini, menta, pepino, almendras tostadas y vinagreta de naranja; rabas con alioli; buñuelos de espinaca y parmesano con alioli del día; y una particular tortilla de papas rellena de mozzarella y con ensalada de repollo y cilantro.
Si bien la carta no separa los platos según las clásicas entradas y principales, los que figuran del medio para abajo bien podrían considerarse como los segundos, ya que son más exuberantes y voluminosos.
Por ejemplo, los canelones de ricota, acelga y nuez moscada (un homenaje a la abuela de Paz Lucero, jefa de cocina); la pesca del día con puré de papas y coliflor, espinaca y pangrattato, y los fettuccine al pesto de kale con tomates cherry y vinagreta de yogur.
Se pidió uno de los preferidos de la clientela: milanesa de carré de cerdo acompañada de tagliolini con manteca de salvia y alcaparras, con alioli especial de la semana. Vale destacar aquí dos cosas: una es que el plato es bastante generoso, casi para compartir; la otra es que últimamente en Buenos Aires se está haciendo muy común esa combinación de carne y pasta en el mismo plato. Es algo que los italianos no entenderían, pero aquí es del gusto del público.
La otra opción elegida fue la suprema a la suiza con papas bastón, otro clásico de bodegón. Hay también gambas a la provenzal con papas pay; bondiola rellena con puré de remolachas y ensalada de hierbas; bife de chorizo a la chapa con puré de papas y chimichurri; y exóticos panzotti de remolacha, zanahoria, queso azul y nueces.
Para el postre, la sorpresa de recuperar del olvido al almendrado con praliné de almendras y chocolate semiamargo como en los tiempos de ñaupa. Y también cheesecake y tiramisú para completar la propuesta.
La barra, a cargo de Vir Calderón (exjefa de barra de Cochinchina y Sede Whisky), propone tragos de estilo bodegón como el de Cinzano Bianco, Rosso y Segundo; y otros más jugados: Limoncello Spritz (limoncello, espumante, salvia y soda); Frutti Frutti (gin, agua de frutillas y lima, y albahaca), y Mito de Ostende (Campari, Rosso, espuma de eneldo y soda), entre otros.
Elías Aguilar es quien está a cargo de la selección de vinos, en la que se busca reivindicar a las cepas italianas plantadas en la Argentina por los inmigrantes, las que en su mayoría han sido excluidas del mercado masivo.
Ostende es un bodegón de barrio, pero distinto a los más tradicionales en la cocina porteña porque sus platos agregan toques personales que pueden así identificarlo como un neobodegón hecho y derecho.
Ostende surgió bajo la búsqueda de rememorar elementos que apelaran a la nostalgia y al encuentro con la familia y amigos a través de su carta. Lleva el nombre del balneario turístico, ya que muchos de los recuerdos de algunas generaciones están arraigados a la costa argentina.
Ostende - Dirección: Virrey Loreto 3303, Colegiales. Horarios de atención: domingo a jueves, de 09:00 a 00:00; viernes y sábados de 09:00 a 01:00 AM. Precio: $$$. Instagram: @ostende_ba
El proyecto se inauguró en junio de 2023, de la mano de cinco socios con amplia experiencia en el ámbito gastronómico y específicamente en las propuestas temáticas: Juan Manuel Bidegain, Gonzalo Freire y Roberto Cardini, dueños y fundadores de "Sede Whisky", "Madre Rojas" y "Sifón Sodería", junto a Nicolás Sánchez y Esteban Siderakis, dueños y fundadores de la cadena de cafeterías de especialidad "Molina Panadería Café".
Lo que han proyectado allí en una pintoresca esquina del barrio de Colegiales, fue reivindicar una época a través de su ambientación, la decoración y el menú.
Por ejemplo, desde lo visual se exhibe un cartel que imita la tipografía del juego de scrabble y, tanto en la vereda como en todos sus espacios, hay mesas de fórmica de color verde, y sillas clásicas de los ‘70, adaptadas para la mayor comodidad de los comensales.
El local cuenta con un salón en la planta baja, donde también está la barra de la que salen los pedidos (una curiosidad son las lámparas rojas sobre un costado, que sirven para que la comida no pierda su temperatura mientras se espera que los camareros las lleven a las mesas), más otro espacio en el primer piso.
Cabe señalar que, en el salón principal, las mesas son para dos y/o cuatro comensales por lo que, para servicios con mayor cantidad de personas, resulta más cómodo el primer piso.
Además de los dos espacios cerrados que ya se mencionaron, hay algunas mesitas en la vereda para cuando el clima acompañe, a lo que se suma una terraza a cielo abierto.
La decoración, haciendo honor a su nombre que refiere a un balneario de la costa argentina, nos permite identificar elementos afines como pelotas playeras y juegos de scrabble.
El menú de Ostende está diseñado por el chef Francisco García -formado en la escuela de cocina Le Cordon Bleu de Lima, Perú-, quien anteriormente se desempeñó como jefe de cocina del Hotel Fierro, Manteca Restó y Cocu.
Los platos, si bien son clásicos de los bodegones porteños, presentan algunos toques personales que los diferencian de los elaborados de manera más ortodoxa.
Lo que se probó para comenzar fue el arroz crocante con langostinos, gremolata de castañas, pickles de cebolla y alioli con rúcula, muy recomendable, inclusive para compartir.
Hay opciones como las aceitunas marinadas con achiote, naranja y romero; ricota, zucchini, menta, pepino, almendras tostadas y vinagreta de naranja; rabas con alioli; buñuelos de espinaca y parmesano con alioli del día; y una particular tortilla de papas rellena de mozzarella y con ensalada de repollo y cilantro.
Si bien la carta no separa los platos según las clásicas entradas y principales, los que figuran del medio para abajo bien podrían considerarse como los segundos, ya que son más exuberantes y voluminosos.
Por ejemplo, los canelones de ricota, acelga y nuez moscada (un homenaje a la abuela de Paz Lucero, jefa de cocina); la pesca del día con puré de papas y coliflor, espinaca y pangrattato, y los fettuccine al pesto de kale con tomates cherry y vinagreta de yogur.
Se pidió uno de los preferidos de la clientela: milanesa de carré de cerdo acompañada de tagliolini con manteca de salvia y alcaparras, con alioli especial de la semana. Vale destacar aquí dos cosas: una es que el plato es bastante generoso, casi para compartir; la otra es que últimamente en Buenos Aires se está haciendo muy común esa combinación de carne y pasta en el mismo plato. Es algo que los italianos no entenderían, pero aquí es del gusto del público.
La otra opción elegida fue la suprema a la suiza con papas bastón, otro clásico de bodegón. Hay también gambas a la provenzal con papas pay; bondiola rellena con puré de remolachas y ensalada de hierbas; bife de chorizo a la chapa con puré de papas y chimichurri; y exóticos panzotti de remolacha, zanahoria, queso azul y nueces.
Para el postre, la sorpresa de recuperar del olvido al almendrado con praliné de almendras y chocolate semiamargo como en los tiempos de ñaupa. Y también cheesecake y tiramisú para completar la propuesta.
La barra, a cargo de Vir Calderón (exjefa de barra de Cochinchina y Sede Whisky), propone tragos de estilo bodegón como el de Cinzano Bianco, Rosso y Segundo; y otros más jugados: Limoncello Spritz (limoncello, espumante, salvia y soda); Frutti Frutti (gin, agua de frutillas y lima, y albahaca), y Mito de Ostende (Campari, Rosso, espuma de eneldo y soda), entre otros.
Elías Aguilar es quien está a cargo de la selección de vinos, en la que se busca reivindicar a las cepas italianas plantadas en la Argentina por los inmigrantes, las que en su mayoría han sido excluidas del mercado masivo.
Ostende es un bodegón de barrio, pero distinto a los más tradicionales en la cocina porteña porque sus platos agregan toques personales que pueden así identificarlo como un neobodegón hecho y derecho.