La Mar cebichería, el icónico restaurante de cocina de mar, que cambió para siempre la mirada del porteño hacia la gastronomía peruana, nos abrió las puertas una vez más, en esta oportunidad desde su casa central en Lima, para deleitarnos con una propuesta tan innovadora como deliciosa.
Sólo para comenzar la experiencia, lo primero que recibimos al llegar es ese cálido y siempre amical saludo, de esos que trascienden fronteras de parte de Pepe Carpena y el chef Anthony Vásquez.
Ambos están a cargo del manejo y desarrollo de la carta de este aclamado lugar, que nos tiene acostumbrados siempre al disfrute de sazones únicas, producto fresco y de primera, pero sobre todo a la constante renovación y reinvención de su menú, logrando llevarnos siempre a través de sus creaciones, a sentir placeres extraordinarios.
Arrancando con el relato de los manjares que probamos, creo que el primero de todos se hizo especialmente para volarle la cabeza a cuanto comensal se aventure a pedirlo. Sí, ya de entrada.
Veníamos disfrutando de un pisco sour con sabor y cuerpo como corresponde, cuando llegó a la mesa una especie de "charcuterie board" marino. Tal como lo leen. Una impresionante "Fuente de fiambres hechos en casa" a base de productos de mar. Exquisito todo.
Y es acá donde me voy a dar el momento para mencionar las delicias que la integran, porque son cada una a su estilo una obra de arte, y lo merecen:
- Mortadela marina: de pescado, langostinos y pistachos
- Jamón de prensa "Del Mar"
- Morcilla marina
- Chicharrón de prensa marino
- Chorifish
- Paté de huevera
Increíble festín, pero eso era sólo para arrancar. Ya con la copa servida en mesa con el vino de la casa (un blanco argentino), nos llegó un ceviche de erizos... y digo "un ceviche" porque la potencia de su jugo y el sabor intenso del fruto de mar fresco que componen este plato, son una fusión de manjares que se te quedan marcados para siempre en el paladar, en el alma, en el corazón.
El siguiente paso fue tan deslumbrante como revelador: un plato de "Engawa de Lenguado a la Meunier".
Y digo revelador porque esta creación tiene como objetivo la optimización del recurso, en este caso del lenguado. Y Anthony (gracias nuevamente por tu genialidad y paciencia), se tomó el tiempo de explicarnos acerca de este valioso, pero poco valorado corte: la engawa es una parte de las aletas del lenguado, muy tierno y sabroso, pero poco conocido, por lo es usualmente descartado luego de cortado el pescado.
¡En La Mar el producto y la valoración del recurso son prioridades en su concepto, así que esta vez tuvimos la suerte de degustar esta genialidad en su mayor expresión!
Llegó otro plato a la mesa. Abundante, contundente, visualmente interesante y con unos tentáculos de pulpo a la parrilla que coquetean desde lejos al más tímido comensal. Llegó la sopa seca de pulpo.
En este punto quisiera destacar, como buena peruana/limeña residente en el exterior, que me saco el sombrero con la magnífica reinterpretación de este plato típico criollo, originario y popular del sur del Perú, que es tan potente de sabor e historia que, para más de uno, probarlo será un viaje de ida.
El postre no puede faltar en un banquete así. Y para cerrar la velada con un plato tan arriba como sus precedentes, probamos mousse de cacao y helado de lúcuma.
Esto señores, fue nuestra experiencia La Mar Cebichería - Lima, un disfrute y placer inexplicables, y por si nos quedamos cortos con lo escrito, les dejamos estas fotografías tomadas por Facu Manoukian, quien muy a su estilo, logran siempre transmitir la esencia de cada plato para que se antojen aún más, si es que se puede.
El Alvear Grill nació el 16 de julio de 2018 para reemplazar nada menos que a La Bourgogne, que apagó sus fuegos tras la cena de la Revolución Francesa, dos días antes y luego de una larga trayectoria en ese lugar. Es uno de los espacios históricos y más elegantes de la gastronomía porteña, ubicado dentro del Alvear Palace Hotel. Hoy el restaurante aparece renovado, a través de la incorporación del chef Leandro Di Mare y de la gerente de AA&BB, Gabriela Troncoso. Su propuesta conlleva una dualidad positiva: las carnes argentinas y una cocina de elaboración puntillosa y creativa.
Pocos días después de su apertura, Kuro Kuma ("Oso Negro" en japonés) aparece poblado de comensales en una fría noche de miércoles. Se trata de uno de los espacios más llamativos de VíaViva, el pasaje debajo del viaducto del tren a Tigre, que nace en la calle Juramento, en la entrada al Barrio Chino. La propuesta es de cocina asiática, garantizada por la sapiencia de Oscar Lin, propietario y chef de Síntesis Tapas Asiáticas, en Palermo. Para quienes prefieren la comodidad de un salón cómodo y climatizado, antes que la comida callejera al paso, sin dudas éste es el lugar a elegir.
En los confines de Villa Urquiza, Bonario es un nuevo pequeño restaurante ubicado en una estratégica esquina del barrio, sobre la Avenida Congreso. Su propuesta -creada por el chef Sebastián Iraola-, se basa primordialmente en la cocina mediterránea, con platos simples, ricos y abundantes. Está abierto todo el día y funciona además como cafetería.