Quique y Cabito, Mondongo y Coliflor

Dos tipos audaces

Sábado, 2 de marzo de 2024

Claro que son dos tipos audaces. Se jugaron por un barrio poco frecuentado por la gastronomía: Parque Chacabuco. Eligieron dos productos de ésos que uno ama u odia, sin término medio. Y su cantina con onda bodegón porteño, ofrece precios realmente únicos, súper accesibles. Quique Yafuso y Cabito Massa Alcántara la rompen con su Mondongo y Coliflor.

Mondongo y Coliflor - Dirección: Avenida Del Barco Centenera 1698, Parque Chacabuco. Teléfono: 011 3399 5608. Abierto de martes a sábados de 09:00 a 24:00; domingos de 09:00 a 16:00. Precio: $$. IG: @mondongoycoliflor - Delivery por Rappi y Pedidos Ya.

¿Se acuerdan de la serie "Dos tipos audaces" con Roger Moore y Tony Curtis? Seguramente los que peinan canas o directamente no peinan nada, recordarán los 24 capítulos emitidos entre septiembre de 1971 y febrero de 1972.

"The persuaders" se llamaba en inglés. Los dos personajes eran playboys, de la alta aristocracia británica. Estos dos que protagonizan esta nota, también son dos tipos audaces, pero sin la pinta y ni el abolengo de los dos flemáticos ingleses de la serie.

Uno de ellos es Quique Yafuso, un gastronómico inquieto y polifacético que se identifica con Haiku, lugar emblemático de la cocina japonesa en Buenos Aires. Fue socio de El Quinto, Enero y Yatay Yatoy, entre otros.

El otro es Eduardo Massa Alcántara, mucho más conocido como Cabito por su presencia repetida en los medios. Otro polifacético personaje que, un día, decidió dejar la exposición mediática y dedicarse a la gastronomía, al tiempo que con un tratamiento logró bajar 140 kilos. Juntos tienen varios emprendimientos, como Mixtape y Shimada, en el barrio de Núñez.

Lo cierto que ambos lograron armar una sociedad irrompible, que tuvo su mayor momento de audacia con esta cantina que abrieron en Parque Chacabuco, para darle nuevamente vida a una esquina en la que funcionó un bar histórico.

Primera audacia: el barrio. No se trata de una zona frecuentada masivamente por la gastronomía. Sin embargo, es tranquilo y de casas bajas, con facilidad para estacionar. Y tampoco queda tan lejos como para no hacer un viajecito de media hora desde la otra punta de la ciudad. Vale la pena.

La segunda audacia tiene que ver con los dos productos que eligieron para darle nombre a su emprendimiento. El mondongo ya sabemos, es una de esas cosas que uno ama u odia. Ellos, el guiso de mondongo lo tienen todo el año, aunque haga mucho calor, como para derribar el mito de que no se pueden comer esas calorías en verano.

El otro insumo es la coliflor (por favor no le antepongan el artículo él, porque es femenino y no por el insoportable lenguaje inclusivo precisamente). Su mayor contra es el aroma a Riachuelo que emana al cocinarlo. Lo ofrecen gratinado como guarnición.

La carta tiene dos vertientes bien diferenciadas. Por un lado, la infaltable parrilla; por el otro los platos de bodegón con su impronta porteña. Los dos integrantes de este dúo dinámico, también fueron audaces al armar una relación precia calidad casi imbatible en estos tiempos.

Si se quiere, hay otra tercera pata del negocio, que son los imponentes sándwiches que se transforman en una comida en sí misma.

De las entradas, probamos las empanadas fritas de carne cortada a cuchillo o bien las que hacen honor al nombre del lugar, es decir de mondongo. Muy ricas y jugosas.

Los buñuelos de acelga son otro clásico de la cocina porteña. Vienen de tamaño XL, para compartir. Y no podíamos evitar la ensaladilla rusa, que llega a la mesa con unas galletas.

Si uno opta por el rubro "Mostrador", encontramos matambre (por qué no para acompañar a la rusa); lengua a la vinagreta; berenjena en escabeche; platos de quesos, y jamón crudo.

También hay pastas caseras, como los tallarines de espinaca; ravioles de ricota y queso; ñoquis y los sorrentinos de coliflor, portobellos y queso Gouda, los que pedimos y realmente son muy originales en su concepción. Las salsas se piden aparte, al gusto.

La "Sanguchería XL" permite disfrutar de un exuberante emparedado, en cuyo precio está incluida la bebida sin alcohol y la guarnición. Los hay de milanesa, bondiola, bife de chorizo, pollo Caesar, choripán, choriprovo y jamón crudo con manteca y rúcula.

Para los más carnívoros, está la parrillada para compartir con asado banderita, matambrito de cerdo, pollo, chinchulín, chori y morci. Fuera de esto, que también puede pedirse en forma individual, hay entraña, mollejas y bife de chorizo.

Y por el lado de los principales, tenemos las tortillas; milanesa de ternera (también a la napolitana); suprema de pollo a la napo y a la provenzal; merluza a la marinera, y por supuesto, el infaltable e icónico guiso de mondongo.

Y los postres, bien clásicos, como flan de dulce de leche, vigilante y "Martin Fierro", helados, torta de chocolate y los casi extinguidos Charlotte, Almendrado y Bombón Escocés.

Que más se puede decir, sino que la relación precio calidad es extraordinaria. Un bodegón a la imagen de sus dueños, para comer sin culpas y sin que te duela el bolsillo.

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