Doble propuesta en Belgrano

De Cuba a Sucre

Jueves, 4 de enero de 2024

Casa Cuba Restó es el hermano menor de Casa Cuba Parrilla (ubicada a la vuelta y en la misma manzana del barrio de Belgrano). Donde está el Bistró funcionó durante algunos años el Club Privado Maat. Los tres socios, exempleados de La Casa de Adann, resolvieron seguir en el rubro gastronómico después de haberse quedado cesantes en tiempos de pandemia. En Casa Cuba Restó ofrecen una honesta cocina con aristas mediterráneas y también porteñas y muy buena relación precio calidad.

Casa Cuba: Sucre 2168 Belgrano. Teléfonos para reservas y delivery: 4781-1499 y 11 3088 1499. Horarios: todos los días de 12:00 a 16:00 y de 20:00 a 24:00. Precio: $$$ IG: casacubaresto

Casa Cuba Restó es obra del coraje de tres exempleados de La Casa de Adann, tradicional restaurante familiar del barrio de Belgrano, que cerró durante la pandemia. La propuesta se compone de dos espacios de encuentro, uno en Sucre 2168 (el Bistró) y en Cuba 1877 (la parrilla). 

La apertura del Bistró se produjo cuando el año 2022 tocaba su fin, como complemento precisamente de Casa Cuba Parrilla, en este caso cuyo local está ubicado sobre la calle del mismo nombre al N° 1877, donde también funcionara otro local gastronómico llamado Ieri (por la fábrica de pastas situada al lado).

Los tres audaces en cuestión son Nicolás Ferreri (el "uruguayo"), Esteban Blanco y Pedro García, quienes apostaron a un tiempo complicado y a una zona que, por suerte, va tomando cada vez más impulso dejando de lado esa orfandad que la caracterizaba en materia de gastronomía.

El Restó es una elegante casona sobre la calle Sucre, frente a La Casa del Ángel donde hace años funcionara el Club Privado Maat. El espacio cuenta con un salón principal y un sector abierto, con patio techado para unas 50 personas, ideal para reuniones grandes, cumpleaños u ocasiones especiales. Ese ambiente es un tanto más informal, aunque mantiene el estilo señorial propio del conjunto.

Por otra parte, dada las características del local, estos emprendedores decidieron incorporar el sistema conocido como private dinning, es decir que ofrecen la posibilidad de vivir una experiencia distinta a través de comidas privadas y para grupos más grandes en salones acondicionados especialmente.

La carta propone platos de estilo mediterráneo, aunados con lo que es habitual encontrar en la cocina porteña. Sencillez sin rebuscamientos y precios razonables, una ecuación muy buena para el comensal es lo que ofrece la casa.

Para comenzar, están los clásicos buñuelos de espinaca, mozzarella a la milanesa, croquetas de salmón y ricota, rabas a la romana, langostinos Milano, burrata mediterránea o prosciutto di Parma con rúcula y parmesano. Asimismo, puede optarse por alguna de las tres ensaladas frescas, ideales para esta época de calor.

Sin embargo, se pidieron como entrada pero del rubro "Pescados", los chipirones a la plancha con vegetales salteados, muy buena opción por cierto. Dentro de los "Arroces", hay paella con frutos de mar y pollo para dos personas; así como risotto en cuatro versiones (como el de gambas con rúcula fresca o el de lomitos de pollo).

Entre los pescados y mariscos, se probó el lenguado a la plancha con panaché de brócoli, choclo, chauchas, arvejas y espárragos, muy exuberante plato que hasta podría compartirse.

Las pastas tienen un espacio protagónico en Casa Cuba Restó. Las hay frescas como spaghetti nero di seppia con salsa de frutos de mar; tres opciones de ñoquis, y malfatti napolitanos. Y, entre las rellenas, sorrentinos de jamón y queso "Parigina" o su versión crocante a la plancha, con pomodoro, champiñones, rúcula y parmesano.

El segundo plato que se pidió como principal fue el ojo de bife de la casa, con papas salteadas con puerro y champiñones, que salió en su punto jugoso y también muy generoso en cantidad.

Hay además lomo a las tres pimientas, milanesa napolitana con papas fritas y otras opciones de pollo y cerdo como el wok agridulce con arroz yamaní y vegetales.

Para el final, postres clásicos el volcán de chocolate, los panqueques de dulce de leche y el tiramisú, pero también parfait de maracuyá y cannoli con ganache de chocolate y helado de americana. Sin embargo, resultaba difícil resistirse a la tentación de pedir el affogato, con helado de crema americano sumergido en café Segafredo.

Tanto el servicio como la carta de bebidas está a tono con el estilo del lugar, con vinos seleccionados a precios muy razonables. 

Está muy bueno que el barrio siga creciendo con opciones valederas que se han incorporado en la post pandemia. Los belgranenses ya no tienen necesidad de mudarse a otras zonas en busca de restaurantes de nivel, como ocurría hasta no hace mucho tiempo.

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