"¿Y si abrimos la mejor parrilla de Belgrano?" Tres emprendedores pusieron su propio restaurante frente al Paseo del Ángel y otro espacio en la calle Sucre, porque la idea original los llevó a abrir otro espacio a la vuelta, con una impronta mediterránea.
Todo empezó como uno de esos cuentos luminosos donde la inspiración, el esfuerzo y el conocimiento forman parte de la trama central. Una de esas historias donde tres personas logran combinar sus atributos para alcanzar un sueño común.
Así nació Casa Cuba, uno de los secretos gastronómicos mejor guardados (hasta ahora) del barrio de Belgrano. Son dos espacios de encuentro, en Sucre 2168 y Cuba 1877.
Nicolás Ferreri, Esteban Blanco y Pedro García, que durante años habían trabajado La Casa de Adann, un histórico restaurante familiar ubicado en la calle O'Higgins 1731 (hoy está Il Quotidiano en ese lugar), decidieron dar un paso adelante y lanzarse a la aventura con un emprendimiento hecho a su medida.
Un hecho los impulsó a emprender por su propia cuenta: en 2021, La Casa de Adann cerró sus puertas, luego del profundo desgaste de la pandemia.
Entonces, ellos tomaron una decisión: capitalizar todos esos años compartidos con una clientela a la que conocían al detalle para abrir su propio lugar. De allí en adelante, todo fue bastante vertiginoso, porque en dos años y medio abrieron su emprendimiento.
Los clientes fieles, obviamente, los siguieron a sus nuevos énclaves. Sabían que esas personas que los habían atendido esmeradamente durante tantos años, eran una garantía de calidad y confianza. Y no se equivocaban.
Ambos restaurantes cuentan, además del servicio estándar para comensales, con dos salones privados de 30 cubiertos aproximadamente cada uno, con pantalla para proyecciones y sistema de sonido, y con menús estandarizados y especialmente concebidos para las experiencias del segmento.
Además, la casona principal, en la calle Sucre, cuenta con un espacio abierto, con patio techado y para unas 50 personas, ideal para reuniones grandes, cumpleaños u ocasiones especiales.
Ese ambiente es un tanto más informal, aunque mantiene el estilo señorial propio del conjunto.
"Nos formamos en la vieja escuela de los mozos que no anotan, que saben los gustos de cada cliente y hasta podemos leer lo que alguien va a pedir con solo verle la cara, cosas fundamentales porque el mozo es el nexo entre el comensal y la cocina", señala Nicolás Ferreri.
En tren de definir el concepto que atraviesa tanto el restaurante como la parrilla de Casa Cuba, se destaca una conjunción entre lo clásico y lo innovador.
Por otra parte, anticipándose a un nicho vacante, estos emprendedores con vasta experiencia en gastronomía decidieron el fenómeno del private dinning: es decir, ofrecer la experiencia a los comensales de una comida privada o para un grupo en salones acondicionados especialmente para brindar privacidad individual o grupal y ofrecer servicios gastronómicos especialmente diseñados para acompañar el propósito del encuentro.
Con reserva previa al WhatsApp: +54 9 11 6006 0341.
Se trata de un menú aniversario de tres pasos, que incluye también agua y una copa de vino o bebida sin alcohol. A solo $ 33.000 por persona, y descuento del 10% por pago en efectivo.
En una casa histórica de más de 100 años, que perteneció al sobrino del expresidente Carlos Pellegrini, se instaló Muyè, el nuevo proyecto gastronómico de Marcelo Böer, junto a Fernando Bertuol. Tuvimos la oportunidad de conocer el lugar en la marcha blanca. Todavía en etapa de experimentación, de prueba y error, encontramos una propuesta en la que sincronizaban armoniosamente cocina, ambiente y servicio.
El hombre es un maestro, solo que para hacer plata. Como cocinero, es del montón. Y no para de llamar la atención con excentricidades como ésta: una milanesa crudeli crudeli. Contradicción pura, el chef que quema todo, acá te encaja una milanga que da asco de solo verla. Y los periodistas obsecuentes aplauden, como siempre. En tanto que los comensales ingenuos creen que están disfrutando de la obra de un genio.