Es difícil encuadrar la cocina que el chef Dante Franco ha ideado para el nuevo restaurante del polo gastronómico del Bajo Belgrano. En realidad, su inspiración surgió de diferentes vertientes gastronómicas que él mismo aprehendió por su paso en diferentes cocinas del mundo, entre ellas Hacienda Benazuza, en España. Bonito ofrece un conjunto de opciones muy creativas, ricas, sin sofisticaciones y a tono con las nuevas tendencias que recomiendan colocar los platos en el centro de la mesa y probar "poco de mucho".
Bonito - Dirección: Castañeda 1872, Belgrano. Horarios: lunes y domingos de 10:30 a 19:00; martes a viernes de 8:30 a 23:30; sábados de 9:00 a 23:30. Reservas: linktr.ee/bonito.bsas - Instagram: @bonitobsas
Bonito está ubicado justo frente a Cucina Paradiso y Tana, vecino además de Selquet y Sucre, entre otros restaurantes conocidos de este polo gastronómico del Bajo Belgrano. Allí, en el local que hoy ocupa Bonito, funcionó esporádicamente un restó de cocina sin animales, pero el público del barrio pedía otra cosa y. a fuer de ser sinceros, el volantazo surgió un efecto exitoso. Los omnívoros, agradecidos.
Esto le ha permitido al chef Dante Franco (lo secunda el colombiano Daniel Aguirre). armar una carta dinámica con platos sencillos, de ingredientes de calidad y sabrosos que reflejan su paso por diferentes cocinas de Latinoamérica, Europa (incluyendo Hacienda Benazuza, de Ferrán Adriá) y los Estados Unidos. "Cocina sin ataduras", aclaran, o bien eclecticismo puro.
Ubicado sobre la calle Castañeda, el local exhibe un pequeño deck y, en el interior, ya dentro del cómodo salón, observamos una gran barra en color verde agua. Es un local angosto y muy largo.
La propuesta está pensada para acompañar diferentes momentos del día. Para la hora del desayuno a media mañana, ofrece una posibilidad distinta para los runners que frecuentan la zona. Cuentan con café de especialidad y una buena oferta de pastelería y panificación, como por ejemplo las medialunas de Cuadra.
Pero lo mejor está por suceder, ya que el menú para almuerzos y cenas, nos deparará varias sorpresas y, asimismo, nos invita a volver porque dan ganas de degustar toda la carta. Ésta fue armada en base a un nutrido tapeo para todo el día, con opciones frías y calientes; platos principales (solo para la hora del almuerzo y la cena) y postres (también hay que visualizar la pastelería, disponible a toda hora).
Por otra parte, hay una muy buena coctelería con tragos clásicos y otros más creativos. Está claro que el restaurante es muy nuevito, por lo que la lista de vinos podría (y debería) ampliarse también a etiquetas de bodegas menos tradicionales.
Se comenzó el almuerzo con un tapeo que el chef armó en algunos casos con porciones de degustación, más pequeñas. Esto nos permitió probar varias opciones (cuando menos es más).
Incluyó en primer lugar las anchoas marplatenses (de Villarrica, las mismas que sirven en Lo de Fran), carnosas y sin excesos de salazón; acompañadas de pimientos al carbón y alcaparras. Y siguió con la burrata, fainá crocante, hongos y salsa harissa, típica del Magreb, la primera vez que la vemos combinada con este tradicional lácteo de origen italiano, una forma de aunar las dos costas del Mediterráneo.
Muy buena opción, diríamos de pedido casi obligatorio, es la trucha curada con vinagreta de lima y sésamo, plata tatemada (procedimiento usual en la cocina mexicana que consiste en tostar algo a las brasas), cebolla crispy y hierbas.
También probamos dos de las entradas calientes: tater tots, es decir los crujientes buñuelitos de papa británicos, que salen con alioli y kétchup caseros; así como los pinchos de langostinos marinados y cocidos al kamado, con aderezo de sésamo, cilantro y chimichurri nikkei.
Cerrando lo salado, quedó lugar para un par de principales: ñoquis coreanos con ragout de ternera y hongos ahumados, y el bifecito de cerdo con un sutil puré de coliflor, zanahorias asadas y chimichurri nikkei. Y el final, con un affogato.
Para informarse sobre las demás opciones de la carta que no se probaron, se puede ingresar a Reservas: linktr.ee/bonito.bsas
Vale resaltar que el menú de Bonito es tan heterogéneo como infrecuente, por su atrapante combinación de platos de diferentes cocinas del mundo, a los que el chef le aporta su toque personal. Prueba superada, sin dudas.
También hay que agregar que cada plato se identifica en el caso de que sea libre de gluten y apto para quienes con consumen proteínas animales.
Bonito, bueno (muy bueno, en realidad) y barato, teniendo en cuenta que la opción de compartir el tapeo de entrada e inclusive algunos de los principales redondeará una adición de impecable relación precio calidad.
La historia gastronómica de Danilo Ferraz, está signada por la resiliencia. Ya hemos contado el episodio que le tocó vivir, cuando en plena pandemia un grupo de empleados infieles lo dejó sin su negocio y su vivienda. Pero él supo hacer de la simpleza un hit, como es el caso de Hell's Pizza, cadena que creció exponencialmente en los últimos años. Su proyecto más personal ha sido Mil y Pico, donde recreó lo que había sido su local primigenio de pizza a la parrilla y empanadas.
Nunca nos cansaremos de repetir que los restaurantes de hoteles tienen un plus especial, que los hace únicos. Son discretos, seguros, la calidad de la materia prima está asegurada y la profesionalidad de sus brigadas está fuera de discusión. Uno de nuestros favoritos es St. Regis, ubicado en el segundo piso del Park Tower Hotel, con un amplio ventanal sobre la Avenida Leandro N. Alem. El menú actual, obra del souschef ejecutivo del hotel, Marcos Gómez, es un reflejo de la búsqueda de balance y equilibrio de ingredientes, así como mucha creatividad en el desarrollo de los platos.
Pascal Barbot supo ser considerado el mejor chef de Francia. Sin embargo, la pandemia y el cierre de su primera locación, le hicieron perder dos estrellas. La verdad es que no lo parece.