Es un hermano menor de Corte Carnicería. Con el mismo concepto, porque mientras en uno funcionan adyacentes el restaurante y la carnicería, en este la venta de fiambres, embutidos y quesos también tiene su espacio en forma contigua. En Corte Charcutería uno puede probar todas las especialidades que elabora el maestro César Sagario. Si bien cuentan con una gran variedad de especialidades, predomina el estilo italiano: bresaola de Angus y de Wagyu, culatello vacuno y de cordero, guanciale, speck, porchetta, lardo.
CORTE CHARCUTERÍA - Echeverría 1290 esquina Miñones. Belgrano. Teléfono: + 54 911 3093 1290. Horarios: lunes a jueves de 9.00 a 23.00; viernes y sábados de 9.00 a 00.00; domingos de 9.00 a 16.30. Precio: $$$$. IG: cortecharcuteria. Reservas: linktr.ee/cortecharcuteria.
Hace rato que le teníamos ganas. Sabíamos que los socios de Corte Comedor (y Carnicería), habían abierto su propio local de venta de productos y el restaurante, ubicado dentro del mismo local, en una concurrida esquina del Bajo Belgrano.
Conocíamos algunos de los productos elaborados por César Sagario (miembro de la familia propietaria de Sello de Oro), a la sazón uno de los socios del lugar junto al chef uruguayo Santi Garat y los hermanos Pablo y Marcelo Abritta, dueños del Frigorífico Fura.
Lo que se recordaba, sobre todo, era aquella bresaola de carne de búfalo de La Filiberta que solía estar en la carta de Tomo 1 y de La Brigada.
Y no hace tanto tiempo atrás, habíamos probado en Madre Rojas su cecina de Wagyu.
Luego de comprar recurridamente los fiambres del lugar (sobre todo los de estilo italiano), fuimos a comer al restaurante, donde la propuesta se basa en el protagonismo de la charcutería, aunque también hay algunas otras opciones para acompañar.
Vale decir que los productos son costosos y se justifica, porque solo utilizan materia prima de excelente calidad y no trabajan con ningún producto que no cuente con los debidos controles sanitarios.
Por ahí una tortilla de pequeño tamaño vale $ 2.990 (a valores de principios de este mes de junio, y nos pareció algo excesivo), pero esto se compensa con la relación precio calidad de los excelentes productos de la casa.
La tortilla en cuestión salió en su punto babé, como se pidió. Una buena decisión es ofrecerla en tamaño chico (ideal para dos personas), y más grande (para cuatro o más comensales). El pan de campo, de masa madre, se cobra aparte ($ 660 también a los primeros días de junio).
Se pidió además media porción de speck ($ 2.045), uno de nuestros fiambres preferidos, con origen en el Tirol y que, en Italia, tiene su epicentro en la zona de Bolzano. El producto es parecido a un jamón que se ahúma y tiene como componente esencial al enebro. En Corte lo ofrecen en finas lonjas, como debe ser presentado.
Porchetta con mostaza y puré de manzana.
Al momento del plato principal, la elección recayó en la porchetta (en este caso no cortada a máquina, sino que se trataba de un suculento trozo servido caliente), cuya elaboración respondía claramente a la receta tradicional italiana, reclamada como originaria de un pequeño poblado cercano a Roma.
De todos modos la versión sarda es una de nuestras preferidas (entre las hierbas lleva mirto silvestre, como la hace Pedro Picciau en Italpast). En este caso se pudo compartir tranquilamente, ya que viene acompañada de una guarnición (se eligieron las papas alemanas).
Para beber, se pidió un Vuela Rosé de la Bodega Piedra Negra, elaborado con uvas de la variedad Pinot Grigio.
Otras opciones de la carta son las siguientes: carpaccio, bagel con pastrón y pepinillos, croquetas de arroz o de jamón crudo, fainá, pancho de día, gírgolas y chistorra.
También principales como trío de salchichas, costilla ahumada, milanesa de cerdo o de res, ribs, pamplonas, hamburguesas, fettuccine y risotto del día. Además, hay una tentadora selección de charcutería y quesos para compartir ($ 8.555).
Cecina de Wagyu.
Los postres: tiramisú, macchiato, triffle de peras, mousse de chocolate y dulce de leche, arroz con leche y selección de quesos y dulces del día.
El almuerzo, con el agregado de una botella de agua mineral (no se cobra servicio de mesa) trepó a $ 19.240. Luego, parecía inevitable pasar por el sector de ventas, donde la tentación es muy grande.
A las especialidades ya mencionadas, hay que agregar el paté de campagne, morcillón, variedad de chorizos y salchichas, bondiolón con cuero de Duroc, lomo embuchado de la misma raza porcina, sopressata, spianatta, fuet, lonza Duroc y cecina tanto de Angus como de Wagyu.
Y quesos de las mejores marcas de plaza (Piedras Blancas, Ventimiglia, La Bonne Etoile, La Suerte, entre otros).
Si te gustan la charcutería y los quesos, Corte te ofrece una experiencia notable por la calidad de sus productos. Es cosa de probar y hacerse adictos, sin retorno posible.
Luciano "Lucho " García no solo puso su apellido para darle identidad a este restaurante ubicado a las puertas de Nordelta, sino que también se lo cargó en los hombros para convertirlo en un éxito. Todo ello en base a su cocina noble, rica, generosa. Un lugar para sentirse cómodo y disfrutar a pleno.
Exuberancia, sabor, simpleza. Bastan tres palabras para definir a la cocina peruana en general y a la de Barra Chalaca, en particular. Pasamos el domingo por el local de Belgrano (el otro está en Palermo y se vienen algunos más). A pocas cuadras de las aglomeraciones de fin de semana en el Barrio Chino, ésta es una opción para comer rico, barato y tranquilo.
Todo nació de una charla del chef Ítalo Germán Ruberto con el gerente del Hotel Esplendor Buenos Aires Tango, ubicado en Rivadavia 847 entre Suipacha y Carlos Pellegrini. La idea fue incorporar platos icónicos de la gastronomía hotelera de la ciudad, que parecían olvidados. ¿El resultado?: recuerdos, nostalgia, una cocina para que no te olvides y de relación precio calidad excepcional.