En el Lago Central de Nordelta

El remanso de Manso

Miércoles, 22 de febrero de 2023

Un espléndido espacio muy cerca de la entrada de Nordelta, sobre un muelle que acaricia las aguas del Lago Central, parece ser el escenario perfecto para quienes viven en este enorme barrio cerrado y algunos exóticos -como nosotros- que se animan a traspasar los controles para ir a comer al borde del agua. Es Manso, una parrilla diferente que maneja una exactriz y diseñadora de modas, también amante de los fuegos, llamada Vicky Achával. Esos fuegos y sus diferentes versiones, eso sí, nos hacen acordar a Francis Mallmann y, en esta nota, les contamos por qué.

Manso Restaurante - Avenida de los Lagos 1050 Rincón de Milberg, partido de Tigre. Teléfono: 11 6042 7124. Abierto de martes a viernes de 12.00 a 16.00 y de 20.00 a 00.00; sábados y domingos de 12.00 a 00.00 en horario corrido. Precio: $$$$. Instagram: manso.restaurante

Ya se sabe lo que es Nordelta, una imponente urbanización ABC1 ubicada en el partido de Tigre y que se halla dentro de lo que se conoce como Rincón de Milberg. Más allá de esta descripción geográfica, para acceder a Manso Restaurante sin ser vecino del barrio, hay que hacer la reserva pertinente para quedar registrado en los controles que hay en la puerta principal del barrio.

Allí entonces, hay que recorrer unos pocos metros y llegaremos a este espacio ubicado a la vera del Lago Central de Nordelta y el imponente muelle que lo circunda. 

Como ambientación y ubicación, el restaurante ya va ganando 1 a 0. El dueño es el empresario Guillermo Reinwick quien, según nos contaron, posee otros dos establecimientos gastronómicos (Unido, también en Nordelta, y Florido en Victoria). Asimismo, cuenta con cuatro cafés llamados Francesca en otros tantos shoppings, el más conocido de los cuales es el instalado en el Patio Bullrich.

Lo primero que observamos al ingresar al amplio salón, todo vidriado, son los ganchos en los cuales van cocinándose los distintos cortes. A lo largo del extenso espacio que ocupa la cocina, vemos la parrilla, los kamados y esa maravilla tecnológica que es el Josper (parrilla y horno en un solo aparato). Luego averiguaríamos que la casa posee además rescoldo y plancha.

Va de suyo que de inmediato nos imaginamos a Francis Mallmann y sus siete fuegos, pomposa ceremonia que tanto ruido armó en su momento y que es hasta el título de un libro firmado por el cocinero argentino más famoso hasta que apareció Mauro Colagreco.

No sabemos realmente si Vicky Achával (actriz y diseñadora de moda, entre otras actividades), chef parrillera a cargo de Manso es amiga, admiradora o algo por el estilo, pero que ha "copiado" bastante a Mallmann es algo evidente. Esto, en sí mismo, no es bueno ni malo, porque lo que hay que evaluar es el resultado final de la propuesta.

Para este mediodía de domingo, no tan caluroso como parecería indicarlo el mes de febrero, elegimos una mesa sobre la galería con privilegiada vista al lago. Son las ubicaciones que más rápido se ocupan, si el tiempo así lo amerita.

La carta tiene absoluto protagonismo de las carnes, ya sea que provengan de la parrilla, el kamado, el josper o lo que fuere. Y la elección, si uno es primerizo en este restaurante, se hace complicada para tomar decisiones.

Nos habían comentado sobre las bondades de las empanadas de asado, fritas y jugosas, con la carne cortada a cuchillo. Muy buena elección. Probamos además las croquetas de abadejo, que vienen con aderezo de yogur, pepino, alcaparras y menta, de suave y cremosa textura.

Claro que tentaban otras opciones como la provoleta con tomates asados, el chorizo al kamado, la morcilla con mermelada de morrón, el matambrito de cerdo y la polenta frita con panko y salsa de tomate.

Muchas veces uno pasa de largo con el rubro de las ensaladas, por lo aburridas y recurrentes que suelen ser, pero aquí vale la pena tomarlas en cuenta. Hay de coliflor especiado; remolachas asadas y queso de cabra; langostinos grillados y palta; pollo al gancho, entre otras.

Y si continuamos con la carta, llega el turno estelar de los "Fuegos". La entraña se cocina en la parrilla; el hokipa (pequeño corte que se saca del hombro del vacuno) y el vacío, ambos asimismo a la parrilla. Del josper ofrecen la pesca del día, con vegetales asados, cebolla al rescoldo, chaucha, zanahoria, brócoli, etcétera.

Y de los ganchos colgantes, costilla del centro en cocción de seis horas; picaña ya sea porción o entera para compartir. Luego, T-Bone al kamado, al igual que el ojo de bife con hueso y las BBQ ribs. Todos los cortes de carne salen con un acompañamiento, como los vegetales al josper, la papa a la sal o con huevo mollet; papas cuña, y zanahoria asada con queso feta.

Otra opción al gancho, es el pollo deshuesado (no pedir pechuga, que no hace falta y no tienen); o del kamado los pinchos de bife de chorizo y los medallones de lomo.

Los domingos por la noche hay tres variedades de pizzas al josper: mozzarella, cebolla morada y provola ahumada; y rúcula con jamón crudo.

Nosotros optamos por la picaña, que llegó fileteada al estilo europeo (la famosa "tagliata" italiana), en un punto medio (habíamos pedido jugoso casi bleu mientras que dos de nuestros compañeros de mesa la solicitaron cocida, pero todo salió igual. Nos quedó la duda si se trataba de un error de la comanda o si es el único punto.

En verdad que la carne estaba muy bien salada, tierna por tratarse de un corte que habitualmente no lo es, y que nos dejó con ganas de probarlo en lonjas más gruesas. Lo acompañamos con las papas y los huevos mollet.

El otro plato que llegó a la mesa no estaba en su temperatura ideal, pero rápidamente el problema fue solucionado. Se trataba de las ribs de cerdo con BBQ salidas del kamado, muy tiernas y sabrosas.

La carta se completa con tres pastas (cappelletti de provoleta, spaghetti con leche de coco ahumada, y lasagna); un risotto de boniato; rolls de espinaca rellenos de salmón ahumado; tacos crocantes de lomo; hojaldre más queso brie y vegetales grillados; fish & chips; hamburguesa, y sándwich de bondiola.

Los postres dicen que son "los de mi infancia" (de la chef): masa sablé más lemon curd; cheese cake; roll de merengue; budín del cielo con frambuesas; queso y dulce; marquise suiza, y helados.

Sin embargo, lo que se pidió fueron las frutas de estación a la chapa con helado. Otro signo evidente del estilo Mallmann que, si bien estaban muy ricas, no nos sorpendieron.

Hay una buena selección de vinos (por copa, solo Chakana Chardonnay, Malbec o Rosé), en tanto que ofrecen cócteles que bien pueden disfrutarse en las tardes de los fines de semana frente al lago, en las mesas tipo living de madera ubicadas sobre el muelle.

La atención es correcta, algo complicada en el momento de la hora pico, pero siempre cordial. Para terminar, la relación precio calidad es buena, lógica por el lugar donde se encuentra Manso.

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