Dos Carlos se unieron para abrir este lugar ubicado a unos 500 metros de la plaza principal de Cafayate. Uno es Carlos Amante (expropietario de Terruño y Orujo); el otro Carlos Camacho, exmozo de El Rancho. A continuación, les contamos el secreto de esta cocina.
Carlos y Carlos - Coronel Santos 180 Cafayate. Teléfono: 03868 1546 5299. Abierto de miércoles a lunes de 12.00 a 15.00 y de 20.00 a 00.00. Martes cerrado. Precio: $$.
En estos últimos años con pandemia incluida, se registraron muchos cambios en la gastronomía de Cafayate. Hay restaurantes que abrieron (Güemes 125, Carlos y Carlos; otros que cerraron (Terruño, Orujo), y los más lograron superar la adversidad (Pacha, La Carreta de Don Olegario, Macacha, La Estancia, Baco, Bad Brothers, entre otros).
Hay otro caso distinto. El Rancho, un emblema en la esquina de la plaza principal de la localidad: "20 de Febrero", cerró sus puertas pero a los pocos meses volvió a abrir.
Tres de estos lugares mencionados, se involucran con Carlos y Carlos, uno de los más nuevos emprendimientos gastronómicos. Terruño y Orujo eran propiedad del chef Carlos Amante; El Rancho era el lugar donde trabajaba Carlos Camacho.
Ambos decidieron hacer borrón y cuenta nueva. Dejaron la plaza principal del pueblo, para abrir un nuevo local a unos 500 metros en dirección al norte. Ambos se llaman igual y, por eso, se explica el nombre elegido para el restaurante en el cual son socios.
Hablábamos de secreto en el copete de esta nota. Y esto vale para quien nunca haya leído algunas de las notas publicadas sobre la gastronomía en este pueblo que tanto queremos.
Y es que Carlos Amante acredita una vasta trayectoria en la cocina, cuyo hecho más relevante es haber sido chef del Plaza Hotel, en Buenos Aires. Cuántas veces no ha recreado uno de los platos emblemáticos del Grill, los huevos Po Parisky.
De ahí que la oferta de Carlos y Carlos sigue teniendo ese plus que nos ofrecía Terruño, esos detalles que solo los cocineros que han pasado por lugares tan valiosos pueden reproducir en cualquier lugar en el que se desempeñen.
En esta primera visita a Carlos y Carlos, nos hemos encontrado con un local austero, luminoso. Donde uno solo va a comer rico y barato.
Las empanadas de carne esta vez fueron fritas, muy jugosas y con su salsa picantita. También ofrecen una variante de queso. Hay que pedir unas cuantas, ya que como se sabe las empanadas salteñas son más bien pequeñas. Y lo bueno viene en frasco chico, como dice el refrán.
La casa cuenta con dos minutas (término que por CABA pareciera estar desaparecido): pollo con puré y papas fritas, y milanesa con arroz o puré. Hay también variedad de ensaladas y una omelette sobre hojas y tomate.
Ya entre los principales, Amante propone cinco pastas (elegimos los canelones de ricota con salsa tres quesos). Y tres platos de pescados: filet de merluza con papas al natural, pero mejor aún dos opciones de agua dulce como el pacú con arroz amarillo y a la pimienta; o el pejerrey con puré mixto y salsa atomatada. No preguntamos, pero seguramente la pesca será del Dique Cabra Corral.
Prestar atención a las carnes, ya que se puede pedir una abundante parrillada para compartir con arroz o ensalada (a increíbles $ 3.300, valor de enero de 2023).
No falta el tradicional "bife a la frontera". Y, además, medallón de bondiola con puré; centro de entraña con papas a la crema; matambre a la napolitana con papas al ajillo: vacío al horno con papas doradas y cebolla; tiras de asado con milhojas de papas.
Los postres no son tan regionales como uno puedo encontrar en otros restaurantes de Cafayate. Por ejemplo: volcán de chocolate con helado; flan con dulce y/o crema; manzana asada con helado; brownie con helado, y mousse de chocolate.
Los vinos son todos locales, lo que nos parece muy bueno porque aquí no amerita buscar calidad fuera de los Valles Calchaquíes. Basta con el Domingo Hermanos Torrontés de damajuana, nuestra debilidad por su relación precio calidad.
Carlos y Carlos ofrece una cocina honesta, con matices y muy rica. Los precios son realmente fuera de contexto para quienes viajamos desde Buenos Aires.
El Alvear Grill nació el 16 de julio de 2018 para reemplazar nada menos que a La Bourgogne, que apagó sus fuegos tras la cena de la Revolución Francesa, dos días antes y luego de una larga trayectoria en ese lugar. Es uno de los espacios históricos y más elegantes de la gastronomía porteña, ubicado dentro del Alvear Palace Hotel. Hoy el restaurante aparece renovado, a través de la incorporación del chef Leandro Di Mare y de la gerente de AA&BB, Gabriela Troncoso. Su propuesta conlleva una dualidad positiva: las carnes argentinas y una cocina de elaboración puntillosa y creativa.
Pocos días después de su apertura, Kuro Kuma ("Oso Negro" en japonés) aparece poblado de comensales en una fría noche de miércoles. Se trata de uno de los espacios más llamativos de VíaViva, el pasaje debajo del viaducto del tren a Tigre, que nace en la calle Juramento, en la entrada al Barrio Chino. La propuesta es de cocina asiática, garantizada por la sapiencia de Oscar Lin, propietario y chef de Síntesis Tapas Asiáticas, en Palermo. Para quienes prefieren la comodidad de un salón cómodo y climatizado, antes que la comida callejera al paso, sin dudas éste es el lugar a elegir.
En los confines de Villa Urquiza, Bonario es un nuevo pequeño restaurante ubicado en una estratégica esquina del barrio, sobre la Avenida Congreso. Su propuesta -creada por el chef Sebastián Iraola-, se basa primordialmente en la cocina mediterránea, con platos simples, ricos y abundantes. Está abierto todo el día y funciona además como cafetería.