Editorial

Comer en casa y afuera también

Viernes, 10 de septiembre de 2021

Días pasados se llevó a cabo la sexta reunión del ciclo "El mundo que viene", organizado por el diario Clarín. El tema elegido en esa ocasión fue "Comer en casa". Está muy bien que comamos en casa, como hace todo el mundo. Y si cocinamos en lugar de pedir siempre comida a domicilio, pues mucho mejor. Pero eso no quiere decir que no debemos salir más a comer afuera.

La pandemia ha traído consigo una caída brutal en los niveles de facturación de los restaurantes, un cierre masivo y una pérdida generalizada de empleo en un sector que es vital en este sentido, ya que genera cuantitativa mano de obra directa.

Si, además, en este marco, hacemos lobby para que la gente solo coma en casa, se agrega otra fuente de preocupación para el sector. Asimismo, culturalmente la clase media argentina ha tenido como prioridad la costumbre de salir a comer afuera en familia, en pareja y con amigos.

Un lujito que siempre nos dimos, aun cuando los políticos que supimos conseguir se han empecinado en hacernos las cosas cada vez más difíciles. Y pese a todo, la gente va a seguir concurriendo a los restaurantes, aunque ello le demande un gran esfuerzo económico.

La charla organizada por el diario Clarín el 6 de septiembre pasado, con el lema "Comer en casa", pareciera ir a contramano de nuestras costumbres y deseos. 

Mercado de Liniers.

Como argumento, los organizadores hablan de que "la forma de comer cambió con la cuarentena, marcando tendencias que hoy se acentúan. Con menos salidas a restaurantes o comidas en la oficina, se revalorizó la mesa hogareña. Mucha gente de animó a explorar opciones en la cocina, a hacer pan".

Y más: "En paralelo, creció fuerte el delivery de comida preparada y de alimentos envasados o frescos, generando una nueva estructura de negocios y empleos. Los chefs se convirtieron en estrellas de las redes sociales y de la TV. Cambió la demanda, apareció un consumo más indulgente, pero también con conciencia ambiental. Y las empresas debieron adaptarse a estos nuevos tiempos".

Una pavada tras otras. Una incongruencia tras otra. El panel de supuestos expertos que participó de la mesa de debate, estuvo integrado por Mariela Mociulsky (CEO de Trendsity, investigadores de mercado); Astrid Mirkin (gerente general de Rappi); Gaspard Hambuckers (Kitchenita, "creadores de restaurantes virtuales ciento por ciento a base de datos, pensada para la industria del delivery"); María Eugenia Botta (directora de Appbar en Cervecería y Maltería Quilmes); y Cristian Aquila (fundador del blog "Cocinar en casa").

La Brigada, ¿tenés parrilla en tu casa, te cortan la carne con cuchara?

Extraña mezcla de intereses cruzados. Pero queremos detenernos en el último de los nombrados, porque ha creado un blog de "cocina hogareña que tiene como objetivo realizar recetas fáciles para cocinar en casa todos los días, como lo hacían nuestros padres y abuelos".

En realidad, nadie quiere comer en casa todos los días; tampoco nos gusta que siempre las recetas sean fáciles y, finalmente, no creemos sinceramente que nuestros padres y abuelos solo comieran en casa, porque de ser así la industria de la restauración nunca hubiera existido.

Lo cierto es que, si bien la pandemia redujo la concurrencia de los comensales a los restaurantes, obligados por la absurda cuarentena de Alberto y sus ineptos funcionarios; ni bien se reabrió la actividad la gente se volcó masivamente a comer afuera.

Ni hablar de los jóvenes que acuden a los bares y cervecerías en forma masiva y esa costumbre no va a cambiar.

Si vivieras solo, ¿harías una paella en tu casa? 

Por otra parte, comer en casa solo cosas sencillas y más aún cuando se insiste con la mal llamada cocina saludable, termina siendo un embole que harta a cualquiera y en poco tiempo.

Tampoco se puede denostar al delivery (de hecho, en la mesa de Clarín varios de los integrantes que viven de esta actividad), sobre todo porque con la cuarentena casi todos los restaurantes debieron adaptarse a la situación y, con ello, ganaron los envíos a domicilio en calidad.

Como síntesis, consideramos que está muy bien comer en casa, aprender a cocinar (aunque no siempre hay tiempo), disfrutar de la comida casera y de tu propio hogar, pero eso no quiere decir que comer afuera sea malo per se. 

Asistir a un restaurante, más allá del placer intrínseco que ello conlleva, te abre la cabeza, te permite probar cosas que es imposible que puedas preparar en tu casa porque no tenés los elementos necesarios ni la capacidad creativa; te permite descubrir otras costumbres y culturas; en definitiva, también forma parte de nuestro ADN.

Comer adentro y también afuera. No se puede banalizar la gastronomía tal como la presenta Clarín en su mesa de diálogo. Un debate que no tiene razón de ser y que tiende a pretender obligarnos a vivir en la mediocridad, que es el objetivo primordial de los gobiernos populistas que pauperizan nuestras vidas. 

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