Ya abrió en Núñez la sucursal de San Paolo (a Casa), con servicio de delivery y take away. Allí se concentrará toda la operatoria para envíos a domicilio, en tanto que San Paolo de Palermo reabre sus puertas según las normas aprobadas la última semana (patio y 25% de la capacidad del salón).
Desde su llegada a la Argentina desde Nueva York (donde era propietario de Prova y socio de Nakasawa), el napolitano Maurizio De Rosa no para de abrir nuevos negocios. No lo para ni la pandemia.
En este caso, desde Palermo (donde está el San Paolo original) se fue para Núñez, donde abrió hace pocos días la sucursal San Paolo a Casa.
Este local está dedicado exclusivamente a delivery y take away. Desde aquí se centralizarán todos los envíos, en tanto que la pizzería "madre" continuará atendiendo en el patio y según la normativa que entra en vigor hoy, con su salón a una capacidad máxima del 25%.
Hasta el sábado 31, San Paolo a Casa ofrecerá un menú exclusivo de pizzas con siete de sus variedades más tradicionales (Mastunicola, Marinara, Margherita, Romana, Diavola, Quattro Formaggi y San Patrignano.
Pero ya desde el comienzo de noviembre, el menú se ampliará con fritos napolitanos, farinata al horno, pizzas clásicas y modernas, ensaladas y postres. Asimismo, con pedidos anticipados de 24 horas mínimo, preparan pizza libre de TACC. Y un menú de tres pasos, que incluye un frito, una pizza y un postre, a solo $ 750.
Hay entrega propia por el barrio, a través de las aplicaciones y retiro en el local, ubicado en Arcos 3186 Núñez. Teléfono: 15 5468 4492. Web: www.sanpaolo.com.ar
El 17 de noviembre, en el marco del Día de la Baklava, Restaurant Armenia comparte una receta tradicional y una historia que trasciende fronteras. Crujiente, perfumada y bañada en almíbar, la baklava es mucho más que un postre: es un símbolo de hospitalidad, memoria y encuentro.
En una esquina de Palermo, una casa de barrio conserva algo más que historia: guarda el espíritu de Reliquia, el restaurante creado por el chef Branko Vaccaro y la sommelier Julia Bottaro. Desde su apertura, el proyecto se propuso algo inusual: que la cocina no grite, sino que dialogue, y que el servicio conserve la calidez de lo familiar.