Gracias a Dios, soy omnívoroViernes, 8 de mayo de 2020Soy, omnívoro, como de todo. Me alimento y además siento placer cuando lo hago. Pero los veganos priorizan a los animales como "razas superiores", aun colocándolos por encima de los humanos como si ellos mismos no lo fueran. Allá ellos, pero el verdadero problema consiste en que son talibanes que no aceptan al otro como es.
Hay dos clases de humanos herbívoros: los vegetarianos y los veganos. Ambos son minoría. Y lo seguirán siendo. La gran diferencia entre unos y otros, es que los primeros te dejan hacer tu vida y hacen la suya. Los segundos, son talibanes extremistas que quieren imponer sus ideas a capa y espada.
Hace algunas semanas, en ocasión de los festejos de Don Julio en plena calle palermitana, los veganos se hicieron presentes con pancartas que nos tildaban de "asesinos" a quienes deglutíamos choripanes y mollejas. En aquella ocasión fueron pacíficos, no gritaron ni agredieron a nadie. Los "matamos" con la indiferencia. Pero no siempre es así. Recuérdese en el última Exposición Ganadera de La Rural, cuando irrumpieron en la pista central. Las críticas fueron hacia los "gauchos" a caballo que los sacaron a rebencazos del lugar. Ellos quedaron como víctimas, no obstante haber cometido un delito.
El domingo pasado, en la Revista Viva, el colega y amigo Pietro Sorba publicó una nota titulada "La Revolución Vegana". No coincidimos en dos cosas con Pietro. La primera cuando se pregunta si se puede modificar la idiosincrasia argentina respecto de la carne y dice: "Sí, porque las cosas están evolucionando".
No vamos a entrar ahora en discusiones estériles, pero está demostrado científicamente que el consumo de proteínas animales tiene mucho que ver con el desarrollo del ser humano. Y no lo decimos nosotros, sino por ejemplo la Universidad de Harvard en su estudio "Impact of meat and Lower Palaeolithic food processing techniques on chewing in humans" ("Impacto de la carne y las técnicas de procesamiento de alimentos en el Paleolítico Inferior en la masticación de los humanos").
"Al incorporar la carne a su dieta, aquellos homínidos abrieron el camino evolutivo que condujo a las características actuales del Homo erectus, entre ellas el desarrollo del cerebro", afirman los investigadores de esa casa de estudios.
Pero claro, para los veganos estas son "fake news". Cada vez que en Fondo de Olla © nos hemos metido en estos terrenos pantanosos del veganismo, recibimos una catarata de insultos y de mensajes agresivos e intimidatorios.
Primera conclusión: que el hombre deje de consumir proteínas animales sería una involución, no una evolución.
Y el segundo aspecto tiene que ver más con una expresión de deseos que de puro realismo. Pietro señala en su nota que "los veganos tendrán que apostar por una actitud persuasiva, reduciendo la confrontación dura y cerrada de corto plazo. Será la mejor estrategia para lograr una parte considerable de sus objetivos y deseos".
Esto es una utopía, dada la exacerbación y el fanatismo que se refleja en cada manifestación de los veganos. Esto forma parte de su ADN, no entienden razones, pretenden imponer sus opiniones a rajatabla. Con ellos, no puede debatirse ni llevar a cabo una discusión en buenos términos.
Más allá esta situación, tenemos preguntas sin respuestas. Por ejemplo, qué pasaría con los bovinos si prosperaran las ideas veganistas. ¿Pretenden soltarlos en el campo volviendo a su estado cimarrón? ¿Quiénes los van a alimentar? Para que no se mueran de hambre les darán sus propias verduritas?
La naturaleza es sabia. Hay un equilibrio que los veganos pretenden destruir. No podrán.
Soy ateo pero gracias a Dios, también soy omnívoro. Seguramente que con el amigo Pietro, seguramente podremos tener un debate sobre el tema cuando desaparezca la pandemia. Creo que nos lo merecemos.
Bueno, los dejo porque se me pasa el asado.
Soy, omnívoro, como de todo. Me alimento y además siento placer cuando lo hago. Pero los veganos priorizan a los animales como "razas superiores", aun colocándolos por encima de los humanos como si ellos mismos no lo fueran. Allá ellos, pero el verdadero problema consiste en que son talibanes que no aceptan al otro como es.
Hay dos clases de humanos herbívoros: los vegetarianos y los veganos. Ambos son minoría. Y lo seguirán siendo. La gran diferencia entre unos y otros, es que los primeros te dejan hacer tu vida y hacen la suya. Los segundos, son talibanes extremistas que quieren imponer sus ideas a capa y espada.
Hace algunas semanas, en ocasión de los festejos de Don Julio en plena calle palermitana, los veganos se hicieron presentes con pancartas que nos tildaban de "asesinos" a quienes deglutíamos choripanes y mollejas. En aquella ocasión fueron pacíficos, no gritaron ni agredieron a nadie. Los "matamos" con la indiferencia. Pero no siempre es así. Recuérdese en el última Exposición Ganadera de La Rural, cuando irrumpieron en la pista central. Las críticas fueron hacia los "gauchos" a caballo que los sacaron a rebencazos del lugar. Ellos quedaron como víctimas, no obstante haber cometido un delito.
El domingo pasado, en la Revista Viva, el colega y amigo Pietro Sorba publicó una nota titulada "La Revolución Vegana". No coincidimos en dos cosas con Pietro. La primera cuando se pregunta si se puede modificar la idiosincrasia argentina respecto de la carne y dice: "Sí, porque las cosas están evolucionando".
No vamos a entrar ahora en discusiones estériles, pero está demostrado científicamente que el consumo de proteínas animales tiene mucho que ver con el desarrollo del ser humano. Y no lo decimos nosotros, sino por ejemplo la Universidad de Harvard en su estudio "Impact of meat and Lower Palaeolithic food processing techniques on chewing in humans" ("Impacto de la carne y las técnicas de procesamiento de alimentos en el Paleolítico Inferior en la masticación de los humanos").
"Al incorporar la carne a su dieta, aquellos homínidos abrieron el camino evolutivo que condujo a las características actuales del Homo erectus, entre ellas el desarrollo del cerebro", afirman los investigadores de esa casa de estudios.
Pero claro, para los veganos estas son "fake news". Cada vez que en Fondo de Olla © nos hemos metido en estos terrenos pantanosos del veganismo, recibimos una catarata de insultos y de mensajes agresivos e intimidatorios.
Primera conclusión: que el hombre deje de consumir proteínas animales sería una involución, no una evolución.
Y el segundo aspecto tiene que ver más con una expresión de deseos que de puro realismo. Pietro señala en su nota que "los veganos tendrán que apostar por una actitud persuasiva, reduciendo la confrontación dura y cerrada de corto plazo. Será la mejor estrategia para lograr una parte considerable de sus objetivos y deseos".
Esto es una utopía, dada la exacerbación y el fanatismo que se refleja en cada manifestación de los veganos. Esto forma parte de su ADN, no entienden razones, pretenden imponer sus opiniones a rajatabla. Con ellos, no puede debatirse ni llevar a cabo una discusión en buenos términos.
Más allá esta situación, tenemos preguntas sin respuestas. Por ejemplo, qué pasaría con los bovinos si prosperaran las ideas veganistas. ¿Pretenden soltarlos en el campo volviendo a su estado cimarrón? ¿Quiénes los van a alimentar? Para que no se mueran de hambre les darán sus propias verduritas?
La naturaleza es sabia. Hay un equilibrio que los veganos pretenden destruir. No podrán.
Soy ateo pero gracias a Dios, también soy omnívoro. Seguramente que con el amigo Pietro, seguramente podremos tener un debate sobre el tema cuando desaparezca la pandemia. Creo que nos lo merecemos.
Bueno, los dejo porque se me pasa el asado.