Jamón, jamón de bellota Miércoles, 5 de febrero de 2020Mucho se habla del jamón ibérico de bellota y poco se sabe de él. Lo cierto es que se trata de un camino de ida. Luego de probarlo es triste volver a la realidad.
Nuestro colega Ángel Sastre es de Extremadura, la tierra de los mejores jamones del mundo. Y cada vez que nos juntamos a comer, si nos dan jamón, pues no podrá evitar agarrarse la cabeza y despotricar contra los mediocres jamones locales.
Es que más allá de la genética, parte fundamental de la calidad del jamón ibérico, la alimentación con bellotas de los cerdos y el largo tiempo de espera hasta que el producto esté a punto, hacen imposible que en la Argentina podamos no ya igualar, sino al menos acercarnos, a la extrema calidad de un jamón de estas características.
Esta vez el amigo cumplió. O quizás también haya que decir que su padre como que fue quien lo compró para nosotros. En definitiva, ambos tuvieron la extraordinaria idea de regalarnos este verdadero manjar de dioses.
Como nos indicó Ángel, cual un vino añejado, lo abrimos un rato antes, separamos las lonjas y dejamos que el jamón largara sus aromas más profundo. A nuez sobre todo, quizá algo de manteca.
En el Periódico de Extremadura, definen muy bien los atributos sensoriales de esta maravilla de la gastronomía mundial: https://www.elperiodicoextremadura.com/noticias/jamon/atributos-sensoriales-jamon-iberico-bellota_46866.html
Por nuestra parte, gracias a los Sastre (padre e hijo), por hacernos partícipes de este jamón que comimos anoche y que aún en la memoria olfativa y gustativa sigue presente en nuestros sentidos.
Mucho se habla del jamón ibérico de bellota y poco se sabe de él. Lo cierto es que se trata de un camino de ida. Luego de probarlo es triste volver a la realidad.
Nuestro colega Ángel Sastre es de Extremadura, la tierra de los mejores jamones del mundo. Y cada vez que nos juntamos a comer, si nos dan jamón, pues no podrá evitar agarrarse la cabeza y despotricar contra los mediocres jamones locales.
Es que más allá de la genética, parte fundamental de la calidad del jamón ibérico, la alimentación con bellotas de los cerdos y el largo tiempo de espera hasta que el producto esté a punto, hacen imposible que en la Argentina podamos no ya igualar, sino al menos acercarnos, a la extrema calidad de un jamón de estas características.
Esta vez el amigo cumplió. O quizás también haya que decir que su padre como que fue quien lo compró para nosotros. En definitiva, ambos tuvieron la extraordinaria idea de regalarnos este verdadero manjar de dioses.
Como nos indicó Ángel, cual un vino añejado, lo abrimos un rato antes, separamos las lonjas y dejamos que el jamón largara sus aromas más profundo. A nuez sobre todo, quizá algo de manteca.
En el Periódico de Extremadura, definen muy bien los atributos sensoriales de esta maravilla de la gastronomía mundial: https://www.elperiodicoextremadura.com/noticias/jamon/atributos-sensoriales-jamon-iberico-bellota_46866.html
Por nuestra parte, gracias a los Sastre (padre e hijo), por hacernos partícipes de este jamón que comimos anoche y que aún en la memoria olfativa y gustativa sigue presente en nuestros sentidos.