La Cocina está RevueltaViernes, 31 de enero de 2020Revuelta se define como un restaurante "de cocinas del mundo", dada la heterogeneidad de su carta. Federico Nudelman y Bruno Francka armaron una propuesta heterogénea por el origen y la diversidad de los platos.
Revuelta - Gurruchaga 2121 Palermo Soho - Teléfono: 11 5471 3981. Horarios: martes a sábados de 18 a 24. Domingos y lunes solo mediodía. Principales tarjetas. Mail: revuelta.resto@gmail.com
Tipo de Cocina: De Autor
Barrio: Palermo Soho
Precios: $$$
Amigos de toda la vida, los jóvenes cocineros Federico Nudelman y Bruno Francka son reconocidos en el ambiente local por sus trabajos en La Carnicería, Chori y Niño Gordo.
Además, Federico trabajó en Francia, Bruno en España y ambos viajaron a capacitarse en diferentes lugares del mundo. Pese a que ambos tienen apenas 27 años parecen veteranos, si uno se atiende al profesionalismo que emana de toda la brigada. El personal de salón por otra parte es muy eficiente (gran atención de Andrea, nuestra camarera colombiana).
Ambos amigos abrieron Revuelta en noviembre de 2019 este restaurante que se autodefine como de "cocinas del mundo". La idea era darle valor agregado (y vaya que lo consiguieron) a recetas familiares abrevadas en sus propios hogares de inmigrantes. Pero no se detuvieron ahí, sino que incorporaron con gran creatividad platos de otros orígenes e inclusive mezclándolos entre sí, como es el caso de las milanesas de lengua que se sirven acompañadas por tagliatelle al huevo con pesto.
El restaurante funciona dentro del Hotel Own, ahí a escasos metros de Don Julio, sobre la misma vereda de la arbolada calle Gurruchaga. Se puede ingresar en forma independiente al hotel. El salón cuenta con una barra (sirven cócteles clásicos, muy bueno el Old Fashioned, a modo de aperitivo). Cómodas butacas se destacan en el mobiliario. Y otro dato importante por lo poco frecuente: el ambiente no es para nada ruidoso.
Un plus es el patio, donde uno puede comenzar la cena con el aperitivo, aunque también es posible comer directamente allí cuando el clima lo permite.
La degustación comenzó con la tiernísima berenjena asada, que sirven con ensalada tabuleh, ajo negro y emulsión de cabra ($ 240).
Segundo plato: lisa ahumada que traen de San Clemente, acompañada de hinojo glaseado, ajo confitado, ensalada fresca y ricota ($ 360).
El tercer paso tuvo onda americana, pero en una versión novedosa de la causa peruana. En este caso está frita, sobre carpaccio de remolacha, con mayonesa, criolla de palta y coronada con medio huevo duro ($ 270).
Del arcón familiar, surge aunque reversionada la empanada árabe (fatay) que Federico recuerda que siempre la comía a la vuelta del colegio. A modo de una pizza pequeña, se la completa con carne de cordero, yogur (con un secreto revelado que nos remite a Grecia) y chalaca de menta. Una delicadeza medioriental ($ 250).
Quedaron para probar otras cuatro entradas: akusay, zanahoria, chauchas, naranja, zucchini, vinagreta thai; gefilte fish (otra receta familiar), burrata con salmorejo y mortadela a la plancha; y albóndigas de cerdo con salsa de tomate, espinaca, huevo y criolla de nabo.
El primer principal, ya mencionado, fueron las milanesas de lengua (por algo era lo que más les gustaba a los gauchos cuando mataban una vaca cimarrona. Costumbre criolla fusionada con la presencia en el plato de tagliatelle al huevo con pesto ($ 420).
Y para finalizar, la pesca del día (salmón blanco) en cocción perfecta, en pak choy con caldo agripicante, maní y pepino en conserva. El más asiático de la carta ($ 450).
Otras opciones son los varenikes de cordero fritos; la carrillera braseada con ñoquis de sémola; corte de cerdo con coliflor asado; más dos platos con ciervo: seco de garrón con puré de alubias y corte del día con puré de berenjenas, sriracha viva y vegetales quemados.
Bruno se luce con su versión de tres leches, helado de dulce de leche y merengue.
La lista de postres se completa con pastelera de chocolate blanco y frutas de estación a la sidra, y tarta húmeda de manzana con helado, oliva y pimienta.
La carta de vinos es corta, armada según Federico con los vinos que a ellos les gusta beber. Más onda joven que clásica.
Vale aclarar que los precios son los vigentes a enero-febrero de 2020.
La "Cocina Revuelta" tienta por varios motivos: los antecedentes de los cocineros, los precios, el ambiente y la audacia en la concepción de los platos.
Hoy es casi imposible superar en relación costo beneficio a este lugar que seguramente dará que hablar.
Revuelta se define como un restaurante "de cocinas del mundo", dada la heterogeneidad de su carta. Federico Nudelman y Bruno Francka armaron una propuesta heterogénea por el origen y la diversidad de los platos.
Revuelta - Gurruchaga 2121 Palermo Soho - Teléfono: 11 5471 3981. Horarios: martes a sábados de 18 a 24. Domingos y lunes solo mediodía. Principales tarjetas. Mail: revuelta.resto@gmail.com
Tipo de Cocina: De Autor
Barrio: Palermo Soho
Precios: $$$
Amigos de toda la vida, los jóvenes cocineros Federico Nudelman y Bruno Francka son reconocidos en el ambiente local por sus trabajos en La Carnicería, Chori y Niño Gordo.
Además, Federico trabajó en Francia, Bruno en España y ambos viajaron a capacitarse en diferentes lugares del mundo. Pese a que ambos tienen apenas 27 años parecen veteranos, si uno se atiende al profesionalismo que emana de toda la brigada. El personal de salón por otra parte es muy eficiente (gran atención de Andrea, nuestra camarera colombiana).
Ambos amigos abrieron Revuelta en noviembre de 2019 este restaurante que se autodefine como de "cocinas del mundo". La idea era darle valor agregado (y vaya que lo consiguieron) a recetas familiares abrevadas en sus propios hogares de inmigrantes. Pero no se detuvieron ahí, sino que incorporaron con gran creatividad platos de otros orígenes e inclusive mezclándolos entre sí, como es el caso de las milanesas de lengua que se sirven acompañadas por tagliatelle al huevo con pesto.
El restaurante funciona dentro del Hotel Own, ahí a escasos metros de Don Julio, sobre la misma vereda de la arbolada calle Gurruchaga. Se puede ingresar en forma independiente al hotel. El salón cuenta con una barra (sirven cócteles clásicos, muy bueno el Old Fashioned, a modo de aperitivo). Cómodas butacas se destacan en el mobiliario. Y otro dato importante por lo poco frecuente: el ambiente no es para nada ruidoso.
Un plus es el patio, donde uno puede comenzar la cena con el aperitivo, aunque también es posible comer directamente allí cuando el clima lo permite.
La degustación comenzó con la tiernísima berenjena asada, que sirven con ensalada tabuleh, ajo negro y emulsión de cabra ($ 240).
Segundo plato: lisa ahumada que traen de San Clemente, acompañada de hinojo glaseado, ajo confitado, ensalada fresca y ricota ($ 360).
El tercer paso tuvo onda americana, pero en una versión novedosa de la causa peruana. En este caso está frita, sobre carpaccio de remolacha, con mayonesa, criolla de palta y coronada con medio huevo duro ($ 270).
Del arcón familiar, surge aunque reversionada la empanada árabe (fatay) que Federico recuerda que siempre la comía a la vuelta del colegio. A modo de una pizza pequeña, se la completa con carne de cordero, yogur (con un secreto revelado que nos remite a Grecia) y chalaca de menta. Una delicadeza medioriental ($ 250).
Quedaron para probar otras cuatro entradas: akusay, zanahoria, chauchas, naranja, zucchini, vinagreta thai; gefilte fish (otra receta familiar), burrata con salmorejo y mortadela a la plancha; y albóndigas de cerdo con salsa de tomate, espinaca, huevo y criolla de nabo.
El primer principal, ya mencionado, fueron las milanesas de lengua (por algo era lo que más les gustaba a los gauchos cuando mataban una vaca cimarrona. Costumbre criolla fusionada con la presencia en el plato de tagliatelle al huevo con pesto ($ 420).
Y para finalizar, la pesca del día (salmón blanco) en cocción perfecta, en pak choy con caldo agripicante, maní y pepino en conserva. El más asiático de la carta ($ 450).
Otras opciones son los varenikes de cordero fritos; la carrillera braseada con ñoquis de sémola; corte de cerdo con coliflor asado; más dos platos con ciervo: seco de garrón con puré de alubias y corte del día con puré de berenjenas, sriracha viva y vegetales quemados.
Bruno se luce con su versión de tres leches, helado de dulce de leche y merengue.
La lista de postres se completa con pastelera de chocolate blanco y frutas de estación a la sidra, y tarta húmeda de manzana con helado, oliva y pimienta.
La carta de vinos es corta, armada según Federico con los vinos que a ellos les gusta beber. Más onda joven que clásica.
Vale aclarar que los precios son los vigentes a enero-febrero de 2020.
La "Cocina Revuelta" tienta por varios motivos: los antecedentes de los cocineros, los precios, el ambiente y la audacia en la concepción de los platos.
Hoy es casi imposible superar en relación costo beneficio a este lugar que seguramente dará que hablar.