Siento ruido de Bombonera

Bodegón compadrito

Lunes, 23 de diciembre de 2019

El Estaño es viejo, data del año 1880. Luego de dos años de ostracismo, el emprendedor Claudio Álvarez lo reabrió. Su alma de bodegón persiste, su propuesta gastronómica es novedosa. A pasos de la Bombonera, si hasta hay un postre que rinde homenaje al estadio boquense.

Bar El Estaño 1880- Aristóbulo del Valle 1100 esquina Hernandarias - Teléfono: 3535-1015. Abierto domingos a lunes, de 12 a 16 y de 20 a 24; martes de 12 a 16. Principales tarjetas.

Tipo de Cocina: Neobodegón

Barrio: La Boca

Precio: $$$

Dice el sitio oficial del GCBA: "Café y restaurante del barrio xeneize, enraizado en la zona desde 1880, ocupa la planta baja de un edificio de dos pisos en la esquina de Aristóbulo del Valle y Hernandarias. Antes allí estuvo la recordada fonda Estrella del Sud, concurrida por trabajadores portuarios y obreros provenientes de Casa Amarilla. Se cuenta que al poco tiempo de inaugurado, el expresidente Domingo Faustino Sarmiento pasó varias veces por el local, porque muy cerca de allí solía visitar a una de sus últimas novias".

Cuentan que en 1939, el inmigrante español Manuel López y su esposa Teresa Vicenta Novaro se instalaron en La Boca y se hicieron cargo del comercio. Comenzó a funcionar como almacén con despacho de bebidas. Fue rebautizado Don Lorenzo.

Por estos años, era habitué del café Segundo David Peralta, más conocido como "Mate Cocido", "el bandido de los pobres". El famoso "Charro" Moreno (jugador de La Máquina de River, fue otro de sus clientes.

En 1976, Daniel Lorenzo López Novaro ("Dany"), hijo de Manuel y Teresa, tomó las riendas del café. A partir de entonces se llamó El Estaño 1880. "Un magnífico estaño de 3,50 metros, tal vez el único de esas dimensiones que queda en Buenos Aires, preside el salón, alrededor del cual gira una bella ambientación original".

El 21 de mayo de 2009, la señora Alejandra Lorenzo se hizo cargo del local. Pero llegó el día en que el viejo y querido bodegón por cuyo frente pasan los plateístas en días de partido, cerró sus puertas hace un par de años.

Por suerte apareció el emprendedor Claudio Álvarez, dueño de La Bartola de Barracas y Carne, Hierro, Carbón, también en el mismo barrio, que apeló a toda su audacia (quién no es audaz en esta Argentina tan esquizofrénica) y luego de un arduo trabajo de restauración lo puso nuevamente a punto para su reapertura.

La propuesta gastronómica es obra de María Belén Zunino, quien ha tenido la libertad de armar una carta en la que se entremezclan platos de bodegón, a los que aporta sus toques creativos que los hacen más modernos y originales. Sus nombres apelan al lunfardo. Se trata de una cocina de "neobodegón", como la de El Preferido, por nombrar un lugar que ha transformado una cocina arcaica a la que solo le había quedado la tradición mal entendida, para convertirse en restaurantes donde encontrar cosas ricas, novedosas y originales.

En las entradas encontramos el "trío de compinches", empanadas de ciervo, cordero y ternera; las mollejitas pintonas (glaseadas con cebollitas y acompañadas por papas rotas); la tortilla bien pipona, de papas, cebollas, morrón, panceta y chorizo (mejor si babé claro, así pedirla), las provoletitas con canuto (rellenas de tomates asados, verdeo y albahaca). No perderse el matete de chinchulines de chivito, asados y con salsa criolla. A modo de picada, está el entrevero con fiambres, quesos, encurtidos y escabeches.

Por el lado de las carnes pide  pista el ojo de bife escabiado, cuya originalidad mayor es la cocción al fernet. Sale con milhojas de papas. En los principales es donde encontramos los platos más creativos de la chef. Como el solomillo de cerdo abatatado, en costra de coco y pimienta con batatas y un toque de frutas rojas.

El cordero bien fifí es asado confitado con vegetales dorados, y el ciervo bacanazo se exhibe con el lomo en manteca de enebro, con puré de arvejas y setas. Para compartir, el bifacho, bife de costilla de 600 gramos con tomates asados y "matete" de verdes. Muy buena opción la entraña crocante y puré miti miti: milanesa de entraña con puré de papas y calabazas.

De las pastas probamos los ñoquis de calabaza "embagayados" que se sirven en chala con humita, muy original presentación. Hay además raviolones de "puchero" y caracú, una pasta rellena de ossobuco y vegetales con salsita de tuétano, y cintas del "yotivenco" caseras multicolores con pesto y crema. Riquísimo resultó el jugado risotto de morcilla con crocante de provoleta.

También se incluye la pesca, como el salmón rosado de bute, con costra de almendras romero y naranja, acompañando de arroz cremoso de puerro. El agua dulce está presente con la pesca "payuca": dorado, boga y trucha "macanuda" (arcoíris con ensalada de hojas bebé y vinagreta de mostaza y lima).

La gambeteada son langostinos cocidos en aceite infusionado de ajo y guindilla con papines al pimentón, un fuerte sabor que despierta al paladar. También están las infaltables rabas (¡caracho!): anillas de calamar en tempura de cerveza y lima.

Como se aprecia, la cocina lejos está de identificarse con una carta de bodegón tradicional. La vuelta de tuerca que le ha dado Belén redobla la apuesta, vale decirlo, y los resultados son sobresalientes.

El postre más original de la casa es un logradísimo "fresquete de tintillo", crema helada de vino Malbec de Bodega Goulart. Asimismo, hay arroz piantao, mousse de arroz con leche sobre porción de Vauquita; duraznitos asados con "garúa picantona", tibios con crocante de almendras, pimienta de Cayena y bochita de americana, otra opción ineludible.

Y berretín de dulce de leche, el clásico argentino en 5 texturas; o "Al flan, flan...": flan casero de leche de cabra, crema, yemas y caramelo, y por fin el homenaje a la vecina Bombonera, una degustación de postres hechos bombones.

Hay una buena carta de vinos, que incluye las etiquetas de Bodega del Desierto. Por supuesto vermú y otros aperitivos.

Pura historia recuperada por Claudio Álvarez, una cocina reversionada por Belén como de neobodegón, y el ruido a Bombonera los días de partido. Hay que probar, con o sin fútbol.

Risotto con morcilllas.

Ravioles de puchero y caracú.

Un bifacho.

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