El más grande de la historia del tenis moderno, Roger Federer, está en Buenos Aires para participar de una exhibición y aprovechó este mediodía para almorzar en Cabaña Las Lilas.
Ingresó por la puerta principal del restaurante con un gran despliegue de seguridad. Luego se sentó en el salón principal con vista a los docks. Estuvo dos horas disfrutando de la carne argentina.
¿Estarán para jugar dobles?
Es Roger Federer, el tenista más ganador de la época moderna. Y como todos los que son grandes de verdad, derrochó humildad y simpatía. Observó de cerca la parrilla, vio los bifes que iban a comer y hasta se sacó una foto con Celestino Rodríguez, el Federer de los sommeliers.
Pidieron chorizos, morcillas, provoletas y mollejas como entradas. De principal, ojo de bife a punto con papas fritas, espinaca a la crema, cebollines asados y champiñones a la provenzal.
El postre corrió por cuenta de la casa: "Festival Las Lilas". El vino fue el Malbec Argentino, de Catena Zapata.
¿Quién pagó la cuenta? Hicieron un juego. La prenda era que cada uno dejara su tarjeta de crédito sobre la mesa. Las tomó el mozo, las mezcló y la que saliera última tendría que hacerse cargo de la adición. Vaya casualidad, fue la de Roger. Finalmente, no lo dejaron pagar. Se hizo cargo la empresa que lo trajo al país.
Por supuesto que Roger dejó estampada su visita. Y escribió en inglés que la comida estuvo perfecta y que fue un hermoso almuerzo. Además, expresó su deseo de volver pronto.
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