El Gran Paraíso está en La Boca

Una parrilla en el conventillo

Lunes, 5 de febrero de 2018

Vuelta de Rocha, Riachuelo, Bombonera y Caminito. Juntos, forman una postal recurrente del barrio genovés de la ciudad. En un viejo conventillo reciclado funciona El Gran Paraíso, donde confluyen la carne, el tango y una historia de inmigrantes.

El Gran Paraíso - Garibaldi 1428 - Teléfono: 4302-1752. Abierto todos los días de 10.30 a 18. Principales tarjetas.

Tipo de Cocina: Parrilla

Barrio: La Boca

Precio: $$$

Fulvio Arrigoni es el creador de El Gran Paraíso, o bien podría decirse El Gran Conventillo. En un predio de 1890, ubicado en el corazón del barrio desde donde se observa la Bombonera, se recicló una casona que supo décadas atrás albergar a familias llegadas de Génova y quizá también de otras partes de Italia. Un hecho no menor para el crítico, que tiene parte de su sangre llegada de la Liguria, aun cuando sus antepasados recalaron en la orilla de enfrente, la Isla Maciel previo paso a Tigre.

Fulvio no es del barrio pero se siente parte de él. Su primer emprendimiento gastronómico está sobre la concurrida calle Magallanes, donde los turistas comen bajo las sombrillas y entremedio de locales improvisados, tangueros que se sacan fotos y viejas imágenes de jugadores del club que es amo y señor del barrio, aun cuando su rival histórico también nació a la vera del Riachuelo.

Para llegar a El Gran Paraíso, en cambio, hay que seguir hasta la esquina, donde aparecen las vetustas vías de un tren de carga que aún funciona y doblar a la derecha. Por así se accede al "Paraíso-Conventillo". Su ubicación resulta estratégica. En los fondos, si uno sube al primer piso de la vieja casona, se observa en primer plano el Pasaje Caminito.

Se ingresa al predio y a la derecha se encuentra la parrilla manejada por expertos (algunos de los parrilleros provienen de una de las cadenas más reconocidas del medio). En el patio, un sinfín de mesas en las que los clientes esperan con gula que lleguen las carnes tan deseadas. 

Para darle forma al espíritu porteño, se escuchan los acordes tangueros y una voz en vivo que recrea las conocidas creaciones que identifican la música popular que mejor identifica a la ciudad. El Gran Paraíso es una aventura que nos acerca a esa combinación tan argentina entre el inmigrante (italiano en este caso) y las costumbres locales. La experiencia bien vale ser vivida aun por el público local, muchas veces remiso a visitar esta parte del sur de la Capital.

El Gran Paraíso solo permanece abierto hasta las 6 de la tarde, cuando baja el sol y los turistas vuelven para el centro después de haber visitado uno de los rincones más pintorescos de Buenos Aires.

Parar "empezar o para picar" están las empanadas de carne, el chorizo al plato o el choripán (también en su versión "Bill" con vegetales grillados y papas fritas). También morcilla, chinchulín y riñón, a veces mollejas, matambrito de cerdo y entraña (consultar).

Como la casa permanece abierta en horario corrido hasta la tardecita, también se ofrecen tablas (de quesos, fiambres y mixta, y patagónica). Y cinco variedades de provoletas (la más original la que contiene manzana al Malbec y hojas de rúcula).

Al modo clásico se proponen las variantes de parrilladas para 1, 2 y 3 personas, o las "solo carne" para 2 ó 3 comensales, que contienen chorizo, bife de chorizo, lomo, asado y vacío. En forma individual, se puede pedir asado banderita, vacío, bife de chorizo o de lomo, bondiola de cerdo, costillas de cerdo y pollos. Para acompañar, ensaladas varias y cinco opciones de papas.

Para el final los postres más clásicos, como el "vigilante" con membrillo, batata y queso. También helados y una nueva propuesta: mousse de banana split.

En momentos de lluvia o temperaturas extremas, se puede recurrir a los viejos espacios interiores del conventillo. Y un plus son los originales carteles que están colocados en derredor al predio.

Los precios son muy atinados y el servicio cordial y eficaz, pese a la vorágine de la hora pico. Es lindo ir al Paraíso aunque sea por un rato.

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