El autor narra en primera persona las experiencias vividas en Japón y nos cuenta todos los secretos que servirán para que los futuros viajeros no cometan errores, y puedan disfrutar de una cocina diferente (y maravillosa). Segunda parte.
Terminó la segunda comida y decididamente no podía romper esa barrera de formalidad que tienen los japoneses. O al menos, la que tienen con los gaikokujin, porque entre ellos, clientes y cocineros charlaban, hacían bromas y reían. Siempre es difícil cuando no se habla el mismo idioma. Mucho más difícil sin ningún idioma en común. Porque son muy pocos los que hablan inglés y el nivel de los que hablan es bastante bajo. Obviamente el castellano está fuera de discusión (aunque encontré gente que sí lo hablaba y se esforzaba en hacerlo), así que sólo me quedaba como chance ir a jugar de visitante e intentar con el japonés.
Así que respiré hondo y mirando a los ojos a la persona que me había servido y cerré con un gochisousama desu bastante dubitativo.
La transformación fue automática. El rostro serio dejó paso a una sonrisa enorme y una serie interminables de frases de cortesía que, pese a que apenas pude distinguir la palabra arigato, fueron acompañadas de múltiples reverencias a las cuales yo respondí con otras reverencias que sólo provocaron más por parte de ellos. Al final decidí concluir con ellas, no antes de la sexta o séptima.
Ahí me dí cuenta que intentar hablar en japonés no era un divertimento de turista, sino algo sumamente importante para conseguir nuevas y mejores experiencias.
Los japoneses son isleños y por tanto tienen esa mentalidad que los italianos llaman isolana. Estuvieron cerrados al exterior durante casi dos siglos, hasta que el Comodoro Perry obligó al gobierno japonés de entonces a abrir algunos puertos para dar reparo a los balleneros estadounidenses.
Por eso, Japón es un país que aún hoy vive centrado en sus tradiciones. Y el respeto por el otro es parte central en la cotidianidad nipona. Como parte de esa demostración de respeto existe un sinfín de fórmulas de cortesía a aplicar en cada caso y, muchas de ellas, se encuentran en las comidas. En este sentido los occidentales o, por lo menos la visión que yo tuve de mí mismo, es que somos una suerte de hombresde Neanderthalen un mundo donde todo es sutil. Sin embargo, los japoneses valoran nuestro esfuerzo por hablar su idioma (lo cual es una tarea sumamente difícil) y tomarán el intento, aunque sea triste, como una muestra de buena voluntad y respeto.
Retomando algo del espíritu que mencioné en el artículo anterior llamado Guía práctica para comer en Japón, no existe una única respuesta para las fórmulas de cortesía. Por ejemplo cada vez que agradecí en japonés (arigato), recibí todas respuestas diferentes que, pensándolo ahora,harían referencia a diferentes tipos de cortesía. Se ve que las hubo más corteses o menos corteses. La reverencia suele también ser una indicación de que la persona realmente está participando de ese juego y no es que está respondiendo mecánicamente un agradecimiento.
Lejos de escribir un tratado sobre uno de los idiomas más complejos del mundo. Así que me voy a limitar a lo que resultó útil a la hora de comer. Esto es: lo que despertó simpatía y ganas de servir en los demás. Lo que nos igualó a un trato japonés,que es mejor que el que recibe el gaikokujin promedio.
Sumimasen: es la frase más importante de todo el lenguaje japonés. Su fonética será algo parecida a "sumasén" y se usa para múltiples cuestiones. Por ejemplo, los empleados de un negocio nos dirán sumimasen al entrar, como una forma de saludar. También se usa para agradecer. Mientras que arigató se utiliza para grandes favores, sumimasen se utilizará para los pequeños, como por ejemplo para alguien que nos sostiene la puerta para dejarnos pasar o interrumpir a un empleado para preguntarle algo. También se usa para pedir disculpas circunstancialmente (si pedimos disculpas expresamente por algo se usa gomensai), por ejemplo si detenemos a alguien en la calle para preguntarle algo.
Konnichi wa: sirve no sólo para los restaurantes sino para cualquier situación. Es simplemente la forma de decir "Hola". Se usa indistintamente todo el tiempo, aunque es menos común después del atardecer cuando la frase es reemplazada porKonbanwa.
Itadakimasu: es la primera palabra clave a la hora de sentarse a comer y es parte de la tradición budista-sintoísta japonesa. Es un agradecimiento por la comida que uno va a recibir y normalmente se dice cuando o recibe su plato de comida juntando las manos y mirando al cocinero (porque el 99% de los restaurantes son barras donde los que sirven son los cocineros). Esta frase es clave ya que en general suele ser la que inicia nuestrarelacióncon la cocina y como siempre pasa, las primeras impresiones son importantes.
Gochisousama Desu: se usa después de pagar la cuenta para agradecer la comida recibida. Lo importante acá es que hay que dirigirse al cocinero que nos atendió o sino a toda la cocina porque lo que expresa puntualmente es un agradecimiento por haber corrido para alimentarnos (viene de la época en que había que cazar o pescar la comida). En mi opinión, esta es una de las frases de cortesía más rendidoras de todas las que hemos utilizado. Multiplica reverencias y sonrisas.
Okawari: como hemos dicho antes,en Japón en general se come en las barras. Y no es nada extraño que nos levanten un pedido, o que nosotros mismos anotemos nuestro pedido en unos cupones preparados para tal fin. Por tanto, puede ser que nos quedemos con hambre y no encontremos camarero a quien llamar ni a nadie que nos traiga el menú. Para estos casos está okawari, cuya traducción es simplemente "más comida por favor". Es una frase educada que podemos decirle a quien nos esté atendiendo y que lo alertará de que aún tenemos hambre. Algo a tener en cuenta: en Japón no está bien visto dejar comida, así que diremos okawari en lo posible después de terminar la comida que tenemos sobre la barra.
Oishii: también es una forma de mimar a los cocineros. La traducción aproximada esqué comida deliciosay se puede decir durante o al finalizar la comida. En lo personal yo no decía nada casi nunca y terminaba con elgochisousama desu, porque así el impacto me parecía mayor. Pero lo malo de mi técnica es que esa es una frase que se dice antes de levantarse. En cambio, el oishii permite recibir empatía a mitad de la comida y no al final de ésta. En fin, ambas palabras son útiles. Ustedes dirán con cual se sienten más cómodos.
Onaka ga ippai: como mencionamos, en Japón está mal visto dejar comida, porque da a entender que no te gustó, y como los japoneses dedican su vida a ser perfectos, esto es casi como decir que el trabajo de los cocineros fue malo. Por eso si vamos a dejar algo en el plato es muy importante decironaka ga ippai , que no es otra cosa que:estoy lleno. Si se acompaña con una inclinación hacia atrás de la silla y nos agarramos nuestra panza, la disculpas por dejar comida en el plato será completa y bien entendida.
Ikura desu ka: fuimos por recomendación de Federico Heinzmann a tomar algo a unos de los mejores bares de Tokyo: Bar Nakagawa. Nakagawa-san tiene un pequeño bar, uno de esos secretos donde almacena todas botellas premium que compra en remates alrededor del mundo. Nos sentamos y pedimos una cerveza, un Moscow Mule y un Yamazaki 12 Años. Después, envalentonado por el whisky, le pedí a Nakagawa-san que él eligiera algo. Y eligió abrir una botella de Calvados de 1972, que es el año de mi nacimiento. Gran honor por parte de Nakagawa-san.
Pero empecé a pensar que tal vez no había sido una buena idea dejarlo elegir. Sin saber como salir de la situación y estando en un país en donde una sola manzana puede costar 80 dólares y un melón 300 dólares, le mandé un mensaje desesperado por Whatsapp a Federico para que me ayudara a resolver si mi osadía me iba a costar 50 dólares ó 500. La respuesta fue:Okey. En Japón es fundamental preguntar siempre Ikura desu ka (que se pronuncia Ikura deska) que no es otra cosa que "cuanto es"-. Y no es mala educación hacerlo ni tampoco seremos vistos como unos miserables por preguntar. Así que es una frase muy útil. Finalmente la medida de Calvados costó unos 25 dólares.
Estas frases se pueden estudiar en el viaje interminable que tenemos desde Sudamérica hasta Japón. Les puedo asegurar que el esfuerzo es mínimo y el beneficio es máximo. Y el único riesgo que corremos es, como le ocurrió a mi esposa, recibir como respuesta una catarata de palabras en japonés.
Pero eso encerrará la satisfacción de que seguramente nuestra pronunciación no fue tan mala.
Otra edición del ciclo "Wine, Food & Music" en La Casona del Retiro, en Hurlingham. El próximo viernes 9 de mayo habrá una cena especial, con la presencia del chef invitado, César Muñoz. Acompañarán los vinos de la Bodega Foster Lorca.
¿Listo para un domingo diferente? El 11 de mayo, de 12:30 a 15:30, Bernardino "Atelier de Sabores" abrirá sus puertas en su jardín y salón para ofrecer un festín junto a los chefs Germán Ruberto y Darío Gualtieri. Los vinos serán de la Bodega Catena Zapata. Como un brunch, pero mucho mejor.