Caras conocidas, es decir "cazabobos", son la máxima atracción de Picurba (si quieren díganle "Picurda"). Porque este año los platenses se cansaron y le hicieron pito catalán a esta feria que tiene prensa porque cuenta con diario propio.
La "historia oficial" señala que Picurba, el encuentro gastronómico que se inició el jueves y prosigue hasta mañana domingo, ofrece "pasto, lona y lentes de sol, sombra de árboles, bandas en vivo y la comida más rica". Salvo lo último, lo demás es la pura verdad.
Por segunda vez la feria se hace en la República de los Niños, el parque más grande de la ciudad. Hay "stands, y food trucks, postres, jugos naturales, vinos de bodegas de diferentes lugares de nuestro país, cafetería y una Isla Cervecera". No por nada La Plata lucha a brazo partido con Mar del Plata para ser la Capital Nacional de la Cerveza.
El problema es que entre los chefs que integran la grilla de "clases magistrales" (adjetivo de los organizadores, no de FDO), están Narda Lepes, Pablo Massey, Juliana López May y Chantal Abad. Tal vez lo más rescatable sea el Mercado. Hay un Almacén de Ramos Generales, mermeladas mendocinas, embutidos de Pinamar, quesos de Bavio, hongos de Etcheverry, entre otros productos.
Pero ahora vayamos al grano, que es el que les sale a los organizadores tan pronto se advierta que no está presente ningún restaurante platense que esté en los circuitos gourmet. De hecho, el único puesto de un chef de reconocida capacidad es el de Renato Rosano.
Atelier era el único de los que iba a participar entre los mejores de la ciudad y alrededores, pero a último momento se bajaron ante la mediocridad generalizada del festival (eso pensamos nosotros, no sabemos ellos por qué desistieron pero lo imaginamos).
Todos los stands de Picurba son de emprendedores que buscan hacerse conocer o como mucho, food trucks. Mucha cerveza, bandas, música bailantera. Siga el baile que los ingenuos llenan la República de los Niños para ver a los cocineros que no cocinan (aclaramos que López May y Chantal Abad no son como el dúo más mentado).
Esto no es una feria representativa de La Plata ni por asomo. Sí es un festival masivo y de baja calidad, con figuritas mediáticas de papel que se llevan fortunas. De ninguna manera los principales cocineros de la región se sienten representados y por ende, pegaron el faltazo. Que los organizadores aprendan para el año que viene.
Ubicado en la esquina de Guatemala y Gurruchaga, en pleno corazón de Palermo, ORNO relanzó su propuesta que remite al ritual de compartir la mesa. Con platitos para picar, pastas artesanales, pizzas y algunos sabores porteños, se convierte en una cantina sui generis.
El otoño y el invierno son las estaciones ideales para disfrutar de un buen té. Thibon propone disfrutar de esta experiencia en un bar con historia y tradición.