Santos son los Manjares y también lo es el apellido de Néstor, quien junto a su esposa Melisa, abrieron este pequeño local donde la carne es protagonista. Precios ideales y buena onda.
Para quienes trabajan en el Microcentro, a veces se hace difícil elegir a un determinado lugar como sitio donde comer con cierta frecuencia. El presupuesto aprieta y muchos, demasiados, se conforman con poco. Un sánguche, alguna milanesa rebosante de pan rallado y poca carne, con aceite utilizada más allá de lo aconsejable, es lo que abunda.
Lo decimos con conocimiento de causa, tras estar sometido mucho tiempo a este inconveniente. Más aún desde que se sacaron los tickets de almuerzo, que se incorporaron al sueldo y luego el dinero fue devorado por la inflación y el impuesto al trabajo (ganancias en lo que cobran los asalariados).
En nuestro recorrido por los cien barrios porteños, incluido el Microcentro, nos encontramos con Santos Manjares. Néstor Santos y su esposa Melisa, abrieron este local sin ningún tipo de experiencia previa. De eso hace varios meses.
Por su ubicación geográfica, abren solamente al mediodía. El público masivo son los oficinistas de la zona, pero también observamos a varios turistas extranjeros, en busca de buena carne y precios no tan agresivos como en las parrillas de nivel ABC1.
Parrilla a precio módico y calidad superior a lo QUE uno paga. Esa es la mejor recomendación que podemos dar de Santos Manjares.
El fuerte de Santos Manjares es la carne, por supuesto, pero también hay platos bien porteños, como milanesa a la Napolitana, matambre a la pizza y postres como flan con dulce de leche, y queso y dulce.
Para comenzar, nada mejor que las empanadas fritas (de carne de lomo cortado a cuchillo y de bondiola de cerdo), muy buenas. Otra opción para no desdeñar es la provoleta SM, que sale con panceta y morrones.
Las achuras están presentes para el público local: mollejas, chinchulines, riñones, también los clásicos embutidos de nuestro asado, es decir chorizos y morcillas.
Luego, seguir con asado o bife de lomo de 200 ó 300 gramos; bife de chorizo de 300 gramos; entraña con salsa barbacoa; matambrito o bondiola de cerdo. Para acompañar, papas rústicas y parrillada de vegetales.
Como se aprecia, un menú simple como nos gusta a los argentinos, con mucha carne. Los precios hacen la diferencia; la relación precio calidad es el plus de Santos Manjares.
El Alvear Grill nació el 16 de julio de 2018 para reemplazar nada menos que a La Bourgogne, que apagó sus fuegos tras la cena de la Revolución Francesa, dos días antes y luego de una larga trayectoria en ese lugar. Es uno de los espacios históricos y más elegantes de la gastronomía porteña, ubicado dentro del Alvear Palace Hotel. Hoy el restaurante aparece renovado, a través de la incorporación del chef Leandro Di Mare y de la gerente de AA&BB, Gabriela Troncoso. Su propuesta conlleva una dualidad positiva: las carnes argentinas y una cocina de elaboración puntillosa y creativa.
Pocos días después de su apertura, Kuro Kuma ("Oso Negro" en japonés) aparece poblado de comensales en una fría noche de miércoles. Se trata de uno de los espacios más llamativos de VíaViva, el pasaje debajo del viaducto del tren a Tigre, que nace en la calle Juramento, en la entrada al Barrio Chino. La propuesta es de cocina asiática, garantizada por la sapiencia de Oscar Lin, propietario y chef de Síntesis Tapas Asiáticas, en Palermo. Para quienes prefieren la comodidad de un salón cómodo y climatizado, antes que la comida callejera al paso, sin dudas éste es el lugar a elegir.
En los confines de Villa Urquiza, Bonario es un nuevo pequeño restaurante ubicado en una estratégica esquina del barrio, sobre la Avenida Congreso. Su propuesta -creada por el chef Sebastián Iraola-, se basa primordialmente en la cocina mediterránea, con platos simples, ricos y abundantes. Está abierto todo el día y funciona además como cafetería.